sábado, junio 30, 2007

Incomprensible: La tragedia Benoit

Corría el año de 1998 y yo apenas superaba el metro setenta y bajaba cinco pisos de un edificio sin asensor -y con vecinos impresentables que peleaban pacíficamente todo el día- para irme al colegio con ropa de verano por El Niño. Mi hermano ingresaba a primero de primaria, CLAMP creaba a Sakura Card Captors, Perú despedía a la menos mala selección desde el animista recuerdo de glorias sepias y legendarias, y Francia ganaba su hasta ahora único mundial con dos cabezazos del mejor jugador calvo de la historia, un joven Zidane que tenía más pinta de Francisco de Asís que de futbolista, y que sin embargo, callado y todo, tenía ya varias rojas en su haber por agresión. Panamericana apostó, entonces, por un nuevo programa para la señal peruana. Unos gringos jugaban a la peleítas. Y uno ya estaba grandecito para Caballeros del Zodiaco.
Rápidamente me enganché los fines de semana con la WCW, la nWo y gladiadores de la talla del Ultimate Warrior, de la fuerza de Goldberg y de la técnica de Chris Benoit, un luchador profesional, no dado al espectáculo, más bien técnico y sabedor. Un hombre que se hacía conocido por su regularidad, por su buen wrestling. Un hombre tranquilo, del que nadie hubiera pensado que terminaría asesinando a su esposa e hijo y se suicidara hace un par de semanas.
Me avisaron en un fin de semana que un luchador loco había matado a su esposa y se había suicidado, e inexplicablemente, el último que hubiera pensado terminó siendo, para mi horrible sorpresa, el asesino. ¿Por qué? Quién puede saberlo, quién puede imaginarlo. Qué pudo haber pasado por su mente para haber cometido tal salvajismo, tal estupidez. Es algo que nunca lo llegaremos a saber. Es increíble como en un segundo podemos arruinar tantos años de respeto, de logro, de fama, como en un segundo la locura puede llevarnos a destruir a quienes más amamos, como en un instante nos apartamos de todo lo que podría definirnos como humanos y terminamos siendo monstruos. Y ejemplos hay muchos, Cho Seung Hui, Hitler, los 11 de setiembre de Chile y Estados Unidos, Sendero Luminoso, el MRTA, las FFAA. Y uno no termina de entender qué separa a Gandhi, Lennon, Luther King, María Elena Moyano de estos otros, y por qué fueron asesinados. Es que naturalmente somos así, inhumanos. Es una afirmación con entonación de pregunta, o una pregunta con sangre y huesos de afirmación.

viernes, junio 29, 2007

La Política de lo Real Maravilloso

Este pequeño mundo, mi mundo, vaya que es un lugar sin igual. Aquí los pobres pagan el doble, el triple que los ricos por servicios tan esenciales como el agua. La exclusión social alcanza niveles inverosímiles, puesto que es más la gente excluida que la gente nice que busca apartarse de la realidad creando Playas Asia cada 5 años. Aquí los empleados del estado no trabajan para el estado, sino contra él, o bien se cargan las utilidades, o bien dilatan todos y cada uno de los procesos de las diferentes organizaciones que copan con nepotista impavidez. Aquí los empresarios se creen señores feudales y se burlan de sus pongos bailando a las incompetentes autoridades y emisarios estatales. Aquí los profesores son los más imbéciles de todos, y no se puede hacer nada contra su languidez académica, endémica, esa imperturbable mediocridad cuya única manifestación vívida es la militancia en cierto partiducho de izquierda radical poco interesada en el desarrollo mental de sus connacionales. Aquí la norma es cargarse las normas - o cagarse en ellas, concretamente-. Peatones, conductores y policías se congratulan en el fango de la inmoralidad, en el inmediatismo, móbil de la filosofía de Pepe El Vivo, coimeando, violando, deshumanizando al otro y así aprovechándose de él en una selva sin fauna, llena de faunos inescrupulosos, camuflados como reporteros sensacionalistas, jueces corruptos, burócratas sanguijuelos, prensa amarillesca, abogados tinterillos y políticos conchayas. Aquí los vivos son respetados, elogiados y hasta elegidos, mientras que los que todavía se resisten a tanta inmoralidad son vejados, señalados, incomprendidos y cuestionados por su poca habilidad para acostumbrarse camaleónicamente al cenagal societario cotidiano. Aquí los intelectuales solo están encapsulados en instrumentos otrora utilizados por el asnado vulgo, que alguna vez los llamó libros, en sepias recuerdos de idílicos pasivos activistas, refugiados en el Viejo Mundo, autoexiliados, abrazados por el eremitismo feliz del postescepticismo. Y escriben todavía, alguno que otro, pero para periódicos que la gente compra autómatamente y que hace tiempo dejó de leer con avidez sapiente, reemplazando esta actividad por el morbo estupidizante del farandulismo, el vedettismo, la sangre, los culos. Aquí un ex presidente con nacionalidad japonesa burló a millones de peruanos más de una vez, y no contento con ello, ahora impunemente pretende difundir su lepra amoral y genocida hacia la tierra de donde nunca debió partir ese barco infame que lo trajo a nuestras orillas, deseoso de humillar más la mancillada imagen de este terruño que deja a Macondo como un chancay de a veinte en su comparación.

jueves, junio 28, 2007

Acefalía

"Usted no pierde la cabeza porque la tiene pegada, joven."
Espetó con justicia el encargado de mesa de partes de Psicología, cuando el alumno Delgado fue corriendo por enésima vez a la oficina, preguntando por su folder, guantes y casaca. No había extraviado nada, felizmente. Por supuesto que ya es caserito de las cosas perdidas, así como de los brotes neuróticos característicos del darse cuenta de ése algo perdido. Solo que esta vez fue demasiado. Ese algo se convirtió en plural. No solo los guantes, en la mañana, sino la casaca y el folder con los trabajos, las encuestas y las copias, en la tarde. El conserje se equivocó, la cabeza la perdí, se me despegó hace mucho.

martes, junio 26, 2007

Procrastinación pura

Por qué en finales se me da por no estudiar, por no dormir, no descansar. Por qué en finales siempre encuentro algo qué hacer, como ver los Simpsons, conversar hasta tarde con mi primo acerca de su chamba y los arribistas con los que tiene que lidiar, o practicar sin descanso una escena con mi hermano hasta pulirla y arrastrarnos de sueño en el intento. Por qué escribí una entrada que no tenía sentido y luego la suprimí para escribir ésto que tampoco lo tiene y sin embargo conservo. Por qué son más de las tres de la mañana. Por qué no solo estudio, descanso y duermo como todos los demás.

sábado, junio 23, 2007

Silente despedida

Siento algo de pena. Sobre todo por oír a mi padre llorar en el teléfono. Un hombre impávido hacia dentro, locuaz hacia fuera, muy reservado en las cuestiones más importantes, subjetivas y profundas. Un hombre poco acotumbrado, como tantos otros, a comunicar sus emociones, a compartirlas con el exterior; una víctima más de lo que la gente mayor denomina educación a la antigua, esa misma que hizo de mi papá un hombre afectivo, cariñoso, pero de una manera un tanto superficial, no profunda, pues en fondo era reservado con su vida, poco empático, poco subjetivo y sobre todo, poco comprensivo de sus propias emociones. Por eso me da una especial pena verlo en esta situación, sabiendo que le es especialmente difícil manejar sus propios sentimientos. Es obvio que un dolor tan grande, como la pérdida de una madre, es más difícilmente catalizado y enfrentado por una persona con estas dificultades.
He sabido que mi abuela fue una gran mujer. Siempre sonriente, risueña, afable. Nunca se enojaba. Se preocupó siempre por sus familiares, conocidos y personas de escasos recursos, a los que alojó muchas veces en su casa, ayudó moral y económicamente, y atendió siempre que pudo. Donó enseres, propiedades, aportó y financió campañas de salud, obras de caridad y hasta uno que otro establecimiento para beneficio de los pobres.
Fue una mujer buena, aunque nunca pude gozarla, por el cuestionable estigma de haber sido concebido fuera del matrimonio, motivo por el cual se me ocultó su existencia hasta los catorce años, cuando ya la senilidad, si bien no afectaba todavía de todo sus recursos cognitivos, ya era un escollo para conocerla. Y se me dio la oportunidad de conocerla a insistencia de ella, porque mi padre siempre fue hermético al respecto. Aún así, no era ni fue lo mismo conocerla tantos años después. No es lo mismo enterarte por teléfono de la noticia y ni siquiera preguntar cuándo y dónde va a ser el velatorio, el entierro, porque sabes que es mejor no ir para no pasar el mal rato de ver a gente que no te quiere ver sin ninguna razón. No es lo mismo que tu padre sea capaz de llorar solo por teléfono. No es lo mismo saber que has tenido una abuela y saber también que no la has tenido. Que la has conocido y que no la has conocido.
No conozco a la familia de mi padre, me crié siempre cuestionándome lo absurdo que era no saber nada de esa parte de mi genealogía, porque, aunque la familia de mi madre era vasta, cálida e inclusiva -como seguramente lo son todas las familias trujillanas-, siempre me quedó ese vacío, esa irresoluta parte de mí, esa suerte de acéfala expectativa, incómodo sinsabor. No conocí ni conozco a mis tíos, ni a mis primos, ni a mis medios hermanos.
Sé que no es el momento de reprocharle a mi padre nada, ya lo he hecho demasiado cada vez que consideré que fue el momento, y siempre fue como hablar con la pared -algo así como la situación de la última hija de Paniagua-, reconociéndoseme la veracidad de lo que cuestionaba, de lo que planteaba, de lo que criticaba, pero con esa actitud lánguida e impasible que refleja que no se hará nada. Eso que aceptamos bajando la cabeza, pensando en que habría maneras no tan infantiles de enfrentar situaciones. Esa estúpida actitud burguesa e hipócrita tan limeña que ahora no me permite siquiera llorar por la abuela que se me fue sin serlo, y a la que no honraré cristianamente no porque no sea cristiano o católico, sino porque no sería agradable compartir un espacio per se cargado de tristeza como lo es un velorio u exequias con gente que nunca se interesó por uno y que hasta podría lanzar inmaduras miradas despectivas sin fundamento. Lamento que por las circunstancias no lamente tanto tu partida, abuela. Siendo sincero, tu deceso no me ha movilizado, siquiera, pero no por ti, sino por como han sido las cosas.. Lamento que así de estúpida sea la sociedad. Lamento no haber llorado como cualquier nieto que pudo serlo. Lamento no haberte conocido de verdad.

miércoles, junio 20, 2007

Apología del ausentismo

No, no tanto.
Hoy se me subió a la cabeza el autómata estrés de mis compañeros de especialidad, y no di cuenta del tiempo que pasó hasta que terminamos el avance o mejor dicho, hicimos como que lo terminamos y lo pasamos para continuarlo después. Oscurecía y faltaba hora y media para mi práctica a la que mi informal asesora acostumbra llegar macquiavélicamente a la hora en que nos empezamos a aburrir de esperarla, justo cuando se nos dan ganas o ya estamos empinando los cuerpos para largarnos y mandarla al carajo virtual y emocionalmente, en ese momento del mal aparece con una sonrisa y su inigualable pinta de yuppie diciendo ¿Ya subimos, chicos?. Faltaba hora y media y luego de ojear en diferentes direcciones, sacándome el estrés de los hombros mientras obviaba más y más colegas automatizados, mis pies se amotinaron y caminaron sin escuchar a mi cabeza y me topé con el Auditorio de Humanidades, y una película. Debo aclarar que ya sabía del Cine Foro del CEF/Taller de Antropología Visual PUCP, pero como suele sucederme, me había olvidado del día de la emisión y de qué película iban a rodar. El hecho es que entré y llegué justo a tiempo, algo por sobre todo antinatural en mí, tanto así que lo tomé como un buen presagio, y mis pisadas fueron sinceras y seguras. A pesar de que no tenía idea de la película.
La vida secreta de las palabras (The Secret World of Words, Isabel Coixet, 2005). Fue maravillosa, increíble, divertida y reflexiva, cómica y dramática, dura y romántica, muy seria dentro de todo. Los diálogos eran brillantes, los simbolismos ágiles, las imágenes y proyecciones geniales. Todo estupendo. Pasé de revisar la hora en el celular cada diez minutos -lo hice un par de veces- a despreocuparme, concentrarme y apagarlo finalmente, rendido ante el montaje. Y es que a veces la espontaneidad enseña tanto más que la teoría o la práctica. La casualidad, la coincidencia, nos hacen a veces estar mucho más atentos a los mensajes y las enseñanzas de lo que viene gratuitamente, sin ataduras, sin tapujos, sin preconcepciones. No hay que negarle el influjo a lo externo, a lo distinto, a lo diferente. Ahora, esto no significa que tengamos carta blanca para ir faltando a buenas y a primeras a todas nuestras clases. Pero una que otra vez, vale la pena el reemplazo, sobre todo si Norma Füller comenta la pélícula desde una visión antropológica y semiótica, y si los asistentes (algunos, por supuesto) lanzan sesudos comentarios e interesantes preguntas.
Notas.
1. El ciclo de Cine Foro del CEF/Taller de Antropología Visual PUCP tiene pendientes todavía tres emisiones más, los miércoles que vienen, 27 de junio, 4 y 11 de julio, siempre a partir de las 18:00 en el Auditorio de Humanidades. Pueden revisar, para mayor información, el portal de noticias de la PUCP en: http://www.pucp.edu.pe/noticias_pucp/index.php?option=com_content&task=view&id=1599&Itemid=1
2. Para más información acerca de la película, pinchar el siguiente link: http://www.lavidasecretadelaspalabras.com/

jueves, junio 14, 2007

Invierno enrarecido

¿Y qué fue de los crepúsculos solariegos de chicas leyendo Rayuela en el Malecón de la Reserva, de las mañanas miraflorinas de hombres con climaterio corriendo con faja sobre los vetustos adoquines y veredas de hojas pardas caídas, de las viejecillas que hacían taichi en el parque Reducto a las nueve de la mañana, de los champuceros y emolienteros que vendían a un sol sus deliciosas bebidas aromáticas (ahora que tanto se necesitan) entre los bancos de ajedrez del parque Kennedy, y de los perros vagabundeando por allí y por allá y por ninguna parte, cuando Lima todavía era Lima y los termómetros no marcaban temperaturas improbables y la gente no utilizaba más ponchos y chalinas, más guantes y mitones, más sacos que pulóvers y alpargatas, que vinchas y bermudas? A lo mejor no sería tan frío el invierno si siguiéramos silbando canciones de Gardel al regresar caminando a nuestras casas descoloridas. A lo mejor la humedad no acrecentara la sensación térmica de nebulizaciones en el Seguro de Angamos y mates calientes en el desayuno si no hubiéramos perdido la costumbre de saludar con una sonrisa a los desconocidos de por la calle, el vecindario y el ascensor. A lo mejor la indumentaria de frígida foraneidad no es tan efectiva como la pericia de los cálidos dedos nonagenarios de la abuela. Ahora hay que hacer cola para comprar el café, y ya casi no se lee en las bancas de afuera de las cafeterías. Se han vuelto necesarias las otrora inútiles capuchas, y frecuentes los infrecuentes mitones. Ahora hasta las bocinas de las combis se han puesto roncas, y los gatos tiritan al caminar.

martes, junio 12, 2007

Caminaba de regreso...

Caminaba de regreso por los acostumbrados caminos, los viejos adoquines y las frecuentes veredas. Paseaba cargando, inconciente, mis inarticulados sueños, mis pensamientos dormidos. Sentí de pronto, pese al frío crepitante, de nuevo mis piernas, mis pies, más allá de los ropajes y los zapatos. Sentí mi piel, mis uñas y mis pelos. Vencí el automatismo de la rutina diaria y te pensé. Te imaginé alegre y calurosa en nuestras tardes abigarradas de caricias, de sonrisas. Vacilé. Pensé en ir a verte, como antes, como siempre. Por un momento me olvidé del frío y los trabajos, de la coyuntura y los gaznápiros. Fluyó en mí un calor bastante ajeno ya, y olvidado, un candor ya aplacado, una espontaneidad dejada de lado. Pero subsumí en mis espontáneas cavilaciones la vena fáctica de mi grisácea realidad, mi trastocada esperanza, mi desteñida vivacidad. Subí al bólido y ahora me encuentro de nuevo aquí, ordinario, con frío, solitario. Absolutamente invernal.

jueves, junio 07, 2007

Hal


¿Y así creen voy a leerlos? Bestias de mierda.
Hal (sic).
¿Hal?
¡¡¡¿¿¿Hal???!!!
Hal.
Entre errores y horrores, me quedo con los errores, no por blandengue, sino porque bueno, tampoco puedo exigir perfección, soy un ser humano y mis congéneres también. Pero si encima son horrores en el subtítulo, deberían irse a la mismísima. Nunca más, y eso que solo necesité dos líneas para advertirlo. NUNCA más me veré tentado a leer noticia alguna del MSN, ni más. Y qué bueno que nunca antes había leído alguna. De las que me libré.
En fin, ya se me pasó la cólera.
Miren esta bestialidad en:

Petete y los marcianos


Petete, Petete. Pingüino sabihondo creado por el cineasta español radicado en Argentina García Ferré, autor que ha sido considerado el Walt Disney gaucho. Petete hace su aparición en el mundo infantil en 1975 con la película Trapito y Petete, y regresa en 1980 con la serie televisiva El Libro Gordo de Petete, en la que se muestra a un Petete simpático, entusiasta y deseoso de transmitir conocimiento a los niños. Posteriormente, se publicó una enciclopedia didáctica infantil del mismo nombre. Este es petete, ¿qué les parece?

Los Juegos Interfacultades son siempre una muestra de la idiosincrasia pucp, de sus diferencias, de sus tangencialidades y convergencias, de la dinámica interna de la interacción intergrupal de sus muy diversos mundos culturales. Es así que cada una de las facultades -incluyendo EEGGLL y EEGGCC- tienen su barra, su color -que es también el uniforme- y su mascota. Estos componentes, entremezclados, connotan la identidad y la representatividad de cada una de las diferentes facultades, así como de sus estudiantes (p.e. el color rojo de Sociales; los disfraces del Virreynato de Humanidades). Así, también, cada barra tiene un repertorio de cánticos alusivos a sí mismos y a sus rivales de turno. Por supuesto, los cánticos con contenidos anti- son infinitamente más chistosos, y los hay de diferentes formas, tonalidades y complejidades. Por ejemplo, están las barrabasadas coprolálicas y cargadas de contenido sexual, características de las barras de Estudios Generales Ciencias e Ingeniería, las mismas que suelen ser las más numerosas y ruidosas, las de mayor cantidad de hombres y menor cantidad de mujeres, respectivamente; y las más ofensivas. En contraposición, las demás facultades tienen su respuesta, no menos divertida aunque contundente, siempre marcada de un contenido despectivo en términos societales. Aparecen, así, alusiones a la marcianidad, entendida como la condición del típico estudiante sumergido en libros de ciencia, con su calculadora en mano, lentes gruesos, tirantes, cartas magic en el bolsillo, mil granos en la cara y una actitud ansiogénica frente a seres del sexo opuesto, y por tanto cohibición y falta de experticia en el tema relacional. Otro de los más conocidos grupos de cánticos anti- es el que se le aplica a Derecho, señalando la propensidad al tinterillismo, la venta del alma por el billete, la primacía de la corrupción por sobre la ética, etc. Depende, por su puesto, de la iniciativa y de la calidad de las arengas de cada barra para obtener puntos y así ser considerada la mejor. Obviamente, se califican negativamente aquellas arengas con contenidos denigrantes y/o ofensivos a los rivales.
Con el objeto de inmiscuirme un poco más en la experiencia cuasiorgíastica colectiva de las barras, decidí empaparme en sudor dentro del disfraz más complicado que jamás me puse: Petete, el impopular y casi totalmente desconocido Pingüino bebé del saber, mascota de Humanidades, la Facultad de Letras y Ciencias Humanas. La versión Petetiana 2007 incluyó una risible sesión de perreo chacalonero con la participación de la mascota de Estudios Generales Letras. Así, se formó una alianza barral entre Letras y Humanidades frente a los populares y siempre numerosos marcianitos. Aunque cabe destacar que la participación de las chicas de la barra y sus tan peculiares y poco ortodoxos cánticos se llevaron las miradas y risas de la noche. Dirigidas por un par de psicolocas con un inconfundible vozarrón y una inobjetable histrionicidad, las chicas H gesticularon ridículos cánticos que hicieron reír incluso a los propios jugadores de LLYCCHH, como por ejemplo Araña, araña, araña, ciencias no se baña. Sin embargo, también utilizaron, gracias al apoyo de un grupúsculo de aliados de EEGGLL, unas plantillas barrales contundentes frente a las continuas provocaciones de los cientifistas cuatrojos de al frente, como
Ayayay, qué risa que me dan...
Ayayay, qué risa que me dan....
Ayayaaay, qué risa que me daaannn...
ya tiene veinte años y no pueden debutar.
En líneas generales, las tendencias se mantuvieron y se mantienen, como siempre. Mientras Ciencias e Ingeniería son las facultades con mayores niveles de participación tanto en barras como en jugadores -puesto que de por sí son grupos más numerosos y homogéneos-, y por tanto en resultados finales y acumulados; Humanidades es el grupo que más se resiste a participar de cualquier actividad extracurricular, pues sus miembros en general tienden a ser más academicistas y serios; por tanto, generalmente obtienen los últimos lugares de la competición por pérdidas de tipo walk over, falta de gente para completar equipos, o cero preparación (p.e. meten a cualquier persona para completar el equipo). La especialidad de Psicología, que tiene su propio edificio y que prácticamente funciona como departamento autónomo, y sin embargo pertenece a la Facultad de LLYCCHH, concentró toda la vida y esta vez también el 95% tanto de la barra como de la presencia y participación en los juegos. Así, generalmente nos es difícil armas los equipos, o en todo caso nuestras piezas de recambio son insuficientes o poco variadas; no hay muchas opciones, concretamente, y sin embargo no obtenemos tan malos resultados como nuestro primitivo nivel de organización lo merecería.
Con todo, este año Humanidades, a pesar de contar con Petete -o quizá por tenerlo, quién sabe-, perdió la seminifinal de vóley frente a Ingeniería, lo cual la imposibilitará de pelear por retener su corona tan bien lograda el año anterior. Parece que Petete no contribuyó sino con un granillo de mala suerte y mucho sudor. No saben lo muerto de calor que me sentí ahí dentro, era un horno. Por supuesto que estaba sin ropa, salvo un bóxer que terminó chorreando líquido sudoríparo. Por supuesto, tuve que tomar cada cierto rato agua para no deshidratarme y seguir animando a la barra y haciendo el show, como toda mascota pucp: un poco de señales obcenas aprendidas vicariamente por los programas de lucha libre de atv, otro poco de perreo, otro de expresión corporal en diferentes situaciones que ya dependen del disfrazado. Lo chistoso fue que el cierre maldito del disfraz se me paraba abriendo, y diz que algunas personas observaron o registraron el color de mis boxers, mientras que otras rehusaban ayudarme a cubrir mis vergüenzas por no mojarse de sudor. Lo reincidente, que perdí mi correa con tanto trajín de sacarme la ropa y ponerme el disfraz.... Ayayay, en fin, queda como una experiencia más. Nunca supe que sería Petete. Pero al menos me fue mejor que en el año pasado, en el que me esguincé el pulgar de la mano derecha.
Fuentes.

miércoles, junio 06, 2007

Las cosas que me pasan 2

¿Y qué me dirían si les digo que no les llegué a decir que extravié mi webada esa que llevan casi vacía los misios y pierden los piñas que nunca tienen viernes comunes por la noche? Imagínense que estaba sobrio cuando me sucedieron toda esa bola de eventos infortunados ya mencionados, y que olvidé mencionar algo que en suma es tanto o más importante que el librito de Fromm que no llegué a perder, y que sí perdí ahora, o mejor dicho ese día, pero ahora me vengo a dar con la sorpresa. Sí, qué webón. Imagínense que estaba sobrio. Hablando de eso, a mí nunca me pasan esas estupideces que les pasa a los borrachos, eso de que me pongo necio, que tú eres mi pata del alma y yo te quiero mi yunta mi hermano mi brother. Hablando de eso, a mí nunca me hacen el recuento de lo que pasó el fin de semana que no te acuerdas, webón, te agarraste a tal webona, y luego estuviste witreando en el jardín. Ni siquiera se me pierden webadas como el celular, las llaves o la propia billetera. No, a mí nunca me pasa nada de eso borracho, es más, a mí me pasan estupideces, exclusivamente, de puro sobrio, como si el cuerpo me pidiera que me emborrache un poco, siquiera, qué te cuesta, vao al frente, vao al hueco verde, al elos, al chelín.
Y de puro piña, es verdad. Perder una billetera, y con ello perder tus documentos, y con ello la flojera y la necesidad forzada de ir a sacarlos, maldita sea, que implica tomarte más combis o micros o carros chistosos y a la vez terrórificos de chóferes transgresores y cobradores violentófilos y ambientes recargados de odores repulsivos y lunas abigarradas de colorinches huachafos y paredes de metal y plástico con stickers de condorito, pirañitas sacando el dedo y orinando, y el demonio de tazmania carajeando a esos pasajeros webones que no me peguen chicles ni me escriban en el asiento, carajo, que no me ensucien el carro puta madre, o que usen el cinturón de siguridá, pe, cuide su vida, míster. Y escuchar el asesinato del castellano o el inkarrí mítico del quechua no superado con frases como esquina bajan, cuando solo baja uno, o de cercenaciones y/o alienaciones sociolécticas como sssajes o asencíllame, varón, respectivamente; o bien las defunciones del lenguaje y la humanización con el sonar de las monedas, de las puertas y los cláxones, y de los gritos repetitivos, compulsivos y viscerales que además son expansivos y auralmente contaminantes.
Ahora tengo que sacar mis duplicados de los carnets de biblioteca, del de 1/5 menos de pasaje -porque medio no es eso ni cagando, no me vengan- y del de mi DNI o documento de identidad lorcho. Tengo que ir después de mi liiiiiiindaaa clase de las 8am con este frío samputezco, llevando no sé qué tanta vaina que por ahí tengo apuntada en una hoja suelta de esas mini agendas que regalan en las clínicas y que siempre están en las mesitas de teléfono de las casas de niños bien que mañana más tarde estudian carreras que la mayoría desconoce o preconcibe como improductivas en términos de yuppismo de pequeño burgués o de montañistas de escalas sociales. Tendré que soplarme primero el burocratismo del caviarismo usurero y pucpiano de pagar un huevo por los duplicados de los carnets universitarios. Y después, por si fuera poco, la hazaña de viajar al ultramar de la Bolívar y la Brasil a tiempo y sin perderme para lo del DNI. Por suerte voy a cambiar la foto del mismo, que es la peor foto carnet que me han sacado alguna vez en mi vida, en la que aparezco con pinta de panadero vespertino y que por suerte nadie verá más, ya que aprovecharé para cambiarla por otra nueva; eso sí, sin ir a esos centros de fotografía misteriosa y sospechosamente ubicados al costado de Registros Públicos que te sacan fotos sin avisar y hasta las patasmente. Aprovecharé también de reducir el tamaño del DNI, para que cuando me vuelva a comprar una billetera no tenga dificultades en caletear la vista de una foto carnet mal tomada que sale peor que yo en mis sobriedades de etílica estupidez.
Ahora, debo reconocerlo, ya no me da tanta risa lo que me pasó.

lunes, junio 04, 2007

El soroche de Blatter



soroche.


(Voz quechua).


1. m. Am. Mer. Mal de montaña.


Real Academia Española © Todos los derechos reservados




Qué te traes, pelado. Joseph Blatter, presidente de la FIFA.




La FIFA o Fédération Internationale de Football Association, por intermedio de su presidente Joseph Blatter, ha determinado que el deporte del balompié no sea jugado profesionalmente a nivel internacional a más de 2500 metros sobre el nivel del mar. ¿Cuál es la razón de fondo para esta arbitrariedad? ¿Por qué se castiga a países como Perú, Ecuador y Bolivia, y por el contrario, no se afecta a México, quien seguiría aprovechando la altura que sus estadios le brindan? ¿Qué tiene de especial la medida de 2500 metros para utilizarla como tope? ¿Han habido estudios geológicos y climatológicos al respecto? Todo se entrevé turbio y nebuloso. ¿No será que México habría negociado por intermedio de los muchos millones que su alienada liga posee este tope? Revisemos un poco la misión de la FIFA desde su propia página web, y comprobemos así sus incongruencias.





"The world is a place rich in natural beauty and cultural diversity, but also one where many are still deprived of their basic rights. FIFA now has an even greater responsibility to reach out and touch the world, using football as a symbol of hope and integration."





Si se supone que la FIFA tiene como responsabilidad el llegar a unificar al mundo utilizando el fútbol como símbolo de esperanza e integración, como dice la misión, entonces ¿cómo es posible que se excluyan a aquellos países de altura? No tiene ningún sentido desde la lógica propia de la FIFA. Recordemos que este texto está firmado por Joseph Blatter. No creemos que Mario Poggi lo haya asesorado en la redacción de su discurso, así que Blatter debiera ser consciente de lo que está estipulado en él. Pero, naturalmente, hay más.
Veamos ahora sus objetivos -nuevamente, señalados por la misma FIFA a través de la firma de su presidente que parece asesorado por Poggi-:




"Develop the game. Improve the game of football constantly and promote it globally in the light of its unifying, educational, cultural and humanitarian values, particularly through youth and development programmes. Football development means investing in people and society at large. Football is a school of life.



Touch the world. Take world-class football action and passion at all levels to every corner of the planet through our 208 member associations. The broad range of competitions shows the many faces of football, spearheaded by the FIFA World Cup™.



Build a better future. Football is no longer considered merely a global sport, but also as unifying force whose virtues can make an important contribution to society. We use the power of football as a tool for social and human development, by strengthening the work of dozens of initiatives around the globe to support local communities in the areas of peacebuilding, health, social integration, education and more."





Como vemos, el texto está plagado de palabras que aluden a la integración y unificación universales. Algo que por supuesto se contradice hondamente con separar a un grupo que no solo incluye a Bolivia, Ecuador y Perú, sino a varios más de las 208 federaciones afiliadas. No por gusto la FIFA tiene más filiales que la ONU, señor Blatter. Si la FIFA tiene el objetivo de invertir en el desarrollo del mundo como un todo, y utilizar al fútbol como una fuerza unificadora cuyas virtudes y poder son usados por ella como una herramienta para el desarrollo social y humano, y para apoyar comunidades locales en lo que respecta a la integración social, entonces no tiene sentido este recorte, esta exclusión hacia los países que geográficamente son altos, países que en su gran mayoría son de poblaciones y comunidades en vías de desarrollo o subdesarrolladas y que necesitan todo el apoyo que organizaciones como la FIFA están comprometidas a dar.


Por último, repasemos los valores de este contrariado organismo:




"Our core values of authenticity, unity, performance and integrity are at the very heart of who we are.



Authenticity. We believe that football must remain a simple, beautiful game played by, enjoyed by and touching the lives of all people far and wide.
Unity. We believe it is FIFA´s responsibility to
foster unity within the football world and to use football to promote solidarity, regardless of gender, ethnic background, faith or culture.
Performance
. We believe that FIFA must strive to deliver football of the highest quality and as the best possible experience, be it as a player, as a spectacle, or as a major cultural and social enabler throughout the world.
Integrity. We believe that, just as the game itself, FIFA must be a model of fair play, tolerance, sportsmanship and transparency."






Por supuesto, si hemos encontrado serios reveses en lo que ya parece un planfeto sofista de candidato político, también los hemos encontrado en los valores que supuestamente representan el corazón de lo que hacen a la FIFA lo que es. ¿Cómo ser auténtica y cómo llegar a ser disfrutado el fútbol por todas las personas si se margina a un grupo de países cuyas particularidades geomorfológicas determinan que haya altura? ¿Cómo buscar la unidad y promover a través del fútbol la solidaridad, sin importar el género, grupo étnico, fe o cultura, si se discrimina abiertamente a un grupo de seres humanos que viven en las montañas altas? ¿Cómo hablar de transparencia cuando una institución toma medidas de esta naturaleza, tan poco coherentes, arbitrarias y verticales, que menoscaban los derechos de las minorías y no afecta o afecta poco a aquellos que tienen el poder económico para hacer peso por su cuenta?




Desde aquí felicitamos al presidente boliviano Evo Morales con el que, pese a las discrepancias ideológicas, políticas y pragmáticas que puedan haber, alentamos a seguir en su postura de no asistir a la Copa Cháverica 2007 de no solucionar, el miedoso al soroche Blatter, el impasse respectivo. Es más, creemos que Perú debería apoyar esta iniciativa del aguerrido y valiente Evo -ya desarrollaremos esta idea en un siguiente post-.



Notas.
1. Para ver la misión de la FIFA, sigan el siguiente link:
http://www.fifa.com/aboutfifa/federation/mission.html
2. Foto tomada de:
http://www.adgoog.com/blog/photo/1724a-sepp_blatter_voudrait_rejouer_la_finale.jpg

domingo, junio 03, 2007

Algunos porqués de mi escepticismo (2): El escándalo de la Bolocco

Como si se tratara de una noticia fundamental, importantísima y de público conocimiento, se publicaron y difundieron, desde hace un par de semanas, escabrosas fotografías íntimas de Cecilia Bolocco, la esposa de Carlos Menem, ex presidente octagenario e indefinidamente candidato a la presidencia de la Argentina. Las fotos fueron tomadas en su casa de playa de Miami por un paparrazo que estuvo cerca de tres días aguaitando cual buitre el momento oportuno para entrar en acción.
El tema a tratar aquí no va a ser el absurdo machismo que lleva a un viejo a casarse con una ex miss universo para sumar más votos en su campaña, a sabiendas de que esta acción, que para nada tiene que ver con alturadas propuestas programáticas para su plan de acción gubernamental, calará en el estúpido pueblo que ve en ello la adhesión política, el mismo que legitima incluso el despilfarro y la corrupción, porque Menem la hizo con un bomboncito, woooow. Podría desprenderse la actitud conservadora y machista del mundo hispano, que ha comentado esta sacada de vuelta a medias como si se tratara de algo raro, inverosímil o desestabilizador. Si el hombre tiene el soterrado derecho de sacarle la vuelta a la mujer, ¿por qué ella no lo tendría también? De otro modo habría una hipocresía legitimada y una segregación jerárquica absurda. Y me referí a sacada de vuelta a medias, porque para nadie es una sorpresa advertir que este matrimonio era un acto más mediático, publicitario y farandulero que una manifestación espontánea de romanticismo. Entonces, ¿dónde está el morbo? ¿Dónde está el ohhh, le sacó la vuelta? Exploraremos un poco el tema en relación a la función del mal llamado periodismo paparazzo, que no es otra cosa que el uso indebido de la libertad de expresión para irrumpir en los derechos de otros, simple y llanamente, por satisfacer la máxima del sistema consumista contemporáneo del neocarpediem, el pan y el circo.
El escándalo de la Bolocco*.
Ahora resulta que uno no puede vivir su vida tranquilamente al interior de su domicilio. Ahora resulta que uno no puede vivir plenamente, ni siquiera dentro de su casa. Que uno no pueda gozar de su derechos más elementales como el de su propia privacidad. Todo por ese morbo involutivo, lóbrego y repugnante que se desarrolla a través de la desinformación, del embrutecimiento colectivo, del neocarpediemismo del pan y circo que proporcionan las tecnologías de comunicación, que tanto daño le hacen al desarrollo de la inteligencia, el pensamiento crítico y por ende la libertad (porque la libertad no puede entenderse sin el desarrollo del intelecto y el pensamiento crítico, los mismos que son contenidos por la estupidización sistemática y colectiva de los medios, agentes principales del consumismo). Todo por el circo para el pueblo bruto, todo por el ráting, todo por la estupidización mediática que el desarrollo y poder de los medios sin el debido control de entes reguladores que fijen parámetros para los mismos ocasiona.
Que no me vengan con que soy conservador por exigir una regulación para los medios, si su diz que libertad es falsaria y acomodaticia, como la de ciertos canalitos bananeros y macondianos ayayeros de presidentes que más bien deberían ser presidiarios, o también, y por qué no, de magníficas empresas gringas con filiales en distintos idiomas, que tergiversan la información a su antojo y placer, pastando a toda la bola de autómatas del mundo feliz huxleyiano en el que vivimos. Que no me vengan que soy conservador por exigir esta regulación, esas son pachotadas sofistas. Libertad no significa libertinaje, y derecho a la libertad de expresión no significa inmiscuirse en la vida privada de las personas. Libertad de expresión y de opinión debiera ser, claro, pero con un fin, con el fin de informar, formar e instruir a la gente, no pasearla, divertirla y en el fondo desinformarla, deformarla e involucionarla en términos intelectuales. Todo tiene un límite señores, incluso debiera tener un límite la inescrupulosidad que lleva a unos sujetos sin moral como son los paparazzos a acosar a las personas famosas.
Y no me vayan a salir con que estoy de acuerdo con Gisela en su pelea contra Magaly Medina, esa sería una muestra más de la concretud del pensamiento que deviene del asnamiento continuo de la masa por intermedio de los medios. Acuérdense de cómo y por qué murió la Princesa de Gales. Acuérdense de los derechos por lo que están saltando los medios en Venezuela frente a este gorila miserable, autócrata, pillo, diz que bolivariano. Las lágrimas de RCTV serían de cocodrilo si en efecto sus reporteros practiraran este oficio repugnante que es el paparazzismo. Están clarísimos los dos extremos, por un lado el autoritarismo neanderthálico de un cachaco con vara que suprime las libertades de sus connacionales, y por otro la utilización de esa libertad para fines inescrupulosos y mediáticos, tan asnantes como los métodos del mismo Chávez.
Y no voy a rebajarme a la calidad argumental de Gisela Valcárcel, ex bataclana y cuasi michaeljackson peruano, sino que plantearé lo siguiente: como la educación lo es todo, debemos instruir, en la medida de lo posible a nuestra propia gente, contribuir con el ejemplo, con nuestro granito de arena, de la manera en que podamos, a no desarrollar un gusto por lo banal, lo insignificante y lo estúpido del farandulismo, el chisme y el morbo. No se trata de eliminar este tipo de prensa, se trata de enseñar a la propia gente qué es lo verdaderamente importante, si el inmediatismo barato del carpediemismo moderno, el divertirse y pasar el rato y la vida como entes sin capacidad de discernimiento, deliberación y por tanto de ejercer y gozar plenamente del derecho de la libertad, o el desarrollo del pensamiento crítico, la inteligencia y el cultivo de la cultura, el desarrollo personal, la autorrealización y la completud. Ya juzgarán ustedes qué es más importante.
(*) Nota.
Consideré correcto y coherente no mostrar fotografía alguna, puesto que estoy en abierta oposición al paparazzismo farandulero. Total, este no es un blog amarillezco. Pero pueden buscar "boloccazo" en google imágenes y de hecho las encontrarán.

sábado, junio 02, 2007

Plenilunio

(Del lat. plenilunium)
1. m. luna llena.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
http://www.rae.es



Premisa 1. Los cuerpos celestes ejercen gravedad hacia cualquier cuerpo del universo a través de su masa sin importar la distancia que los separe.
Premisa 2. La Luna es un cuerpo celeste que ejerce gravedad.
Premisa 3. El agua es afectada por la gravedad que ejerce la Luna.
Premisa 4. Alrededor del 70% del cuerpo humano es agua.
Conclusión: Cuidado con los impulsos.

viernes, junio 01, 2007

Las cosas que me pasan

Puta madre. Hoy amerita ser absolutamente bizarro, deliberadamente soez y dennysfalvísticamente coprolálico, así que para los que están acostumbrados a leerme siempre todo respetuoso y educadito, se dejan de webadas y desensibilicen sus malacostumbrados ojos -no se hagan, si total son chibolos lisurientos, todavía- a las lecturas política y educadamente correctas que luego rayarán sistemática y autómatamente con esos plumones psicodélicos llamados resaltadores.
Qué cague de risa es mi vida. Y mis aventuras. Mis estupideces, concretamente. Resulta que hoy me regresaba a mi jato como cualquier día normal, saliendo de la PUCP por la puerta principal, todo chévere, conversando con un pata y comiendo -mis ahora preferidas- granolas del cafetín de por la salida, luego me encontré con un par de amigas de la facultad que estaban conversando en el paradero y me acerqué, les invité la granola y me cagaron al decir que sabía -y por lo tanto tenía- a chocolate, entonces me reventaron el globito de una ilusión más. Hasta ahí todo normal, ¿no? Bueno, de ahí me subí al micro para regresarme, como siempre en el Daewoo blanco y gigante que sobresale de todos esos carros chistosos que nos llevan a nuestras casas no menos chistosas cada uno de sus no tan chistosos días. No hubo nada extraño durante el recorrido, leyendo un libro durante el trayecto, como siempre que escojo subirme en el Daewoo, porque es el único micro que me lleva a mi jato y en el que puedo leer tranquilamente sin que me moleste tanto la actitud neanderthálica de sendos cobradores y choferes -además, en el Daewoo generalmente no hay cobradores, cosa altamente positiva para mí-. El problema fue al bajarme. Cuando hube pisado el paradero en Paseo Parodi, advertí, oh estupidez, que había dejado el libro que estaba leyendo en el micro. ¡Pueden creer tal animalidad! Yo tampoco, y tardé minutos valiosos en darme cuenta primero y en asimilarlo después, y además en tomar un taxi para recuperar mi libro. Gracias a Confucio que no había cerrado la mochila todavía y me di cuenta, todavía a tiempo, que el libro se me había caído. Entonces, tomé un taxi que felizmente no creyó que estaba loco cuando le dije que se me había caído un libro en el micro Daewoo, señor, sí ese, ese micro grandazo que va por toda la Javier Prado. El taxista, divertido, dijo que me cobraría según la distancia recorrida hasta que alcanzáramos a ese Moby Dick motorizado. Todavía tenía unas monedas o fichas de hace 6 años del Moy de no se dónde, pero el bulto de la billetera me daba una extraña sensación de seguridad. La cosa es que, por fin, le dimos caza sin arpones ni cierres de camino -ni cagando podría el mísero Tico frente al goliático Daewoo, quedaría más liso que las microscópicas tetas de Fiorella Rodríguez; lo aplastaría con una brutalidad güestáltica a pesar de ser la misma marca y familia-, aprovechando un semáforo generoso, mismo Salvado por la Campana. Entonces, le pagué al taxista, recogí mis cachibaches -que carajo, justo hoy que tenía que correr tenía tantos, que hasta se me cayeron en el asiento y casi pierdo el cambio de luz- y corrí al micro. Inefable fue mi sorpresa al sorprenderme de lo inefable que podía ser que mi librito no se lo habían robado -quizás no tuvieron tiempo-, sino que el chofer lo tenía acomodado frente a sí, apoyado en la enorme luna llena de stickers lorchos y huachafos. Lo tomé, agradecí la deferencia, bajé antes de que cambien la luz y me vi solo en Aviación, con mi mochila a medio cerrar o abrir, con mis cuadernos y textos desparramándose indefinidamente por la abertura de la mochila hacia la ingente orilla negra de la pista, y con una edición del año de la pera de El Arte de Amar de Erich Fromm que encima lo compré usado en el qiosqo de por el paradero de la PUCP por miserables cinco soles, y que además estaba plagado de sellos de la biblioteca de un profesor de filosofía del que nunca había escuchado hablar en mi vida.
Me ubiqué rápidamente, gracias al cielo y a que bueno, pude ver pese a mi miopía inconmensurable que estaba como por la veinte de la Javier Prado Este -o sea que como a dieciséis cuadras de mi casa-, y de pronto advertí que estaba mucho más cerca de la casa de una ex que nunca me devolvió mis fotos de bebito que mi mamá cada cierto tiempo me lloraba que las recupere. Emprendí el camino, más divertido que asustado, puesto que no tenía nada que perder -ya que por esos azares me había quedado sin plata-, salvo el tiempo en actitud divertida, que finalmente no es perder el tiempo, sino consumirlo alegremente. Carpe Diem rules, yeah. Cuando llegué a la puerta de servicio me identifiqué frente al vigilante como el ex de fulanita de tal, no, viejo, no quiero hablar con ella, fácil está tan fea que ya ni la reconozco, solo quiero que me devuelva -por intermedio de su empleada si quiere, no me importa- las fotos de bebito que le presté para que me las escaneara y que nunca tuve la oportunidad de pedírselas. El vigilante, a diferencia del taxista, sí me miró con cara de qué haces acá loco de mierda, te seguiré el juego a medias. Entonces llamó a la casa, la empleada le dijo que no estaba -oh, casualidad-. Entonces le dije que si podía ella misma -la empleada- ir al cuarto de la señorita con comillas a recoger las fotos para dármelas, y el vigilante me respondió que la muchacha decía que ella no entra a la recámara de la damisela fulanita -que en realidad es más fulanita que damisela, y fulana, peor, y sutana y mengana también- sin su permiso. Entonces le dije por intermedio del vigilante que le dijera a la empleada que le dijera a la fulana diz que fulanita diz que damisela que buscara mis fotos y las tuviera a la mano para cuando yo vuelva a pasar por ahí a recogerlas. Entonces, el vigilante, con toda la fatua soberbia o cojuda prepotencia proporcional al tamaño del falo plastificado que le cuelga a todo huachimán imbécil, se comunicó con la seguridad por intermedio de su enorme huaquitoqui, otro elemento inversamente proporcional al maní sin confite que se ahoga de soledad en el océano de su cabeza de cabellos casposos apretados por una gorra con marca de transnacional decadente. Entonces dije que por favor le avisaran a la fulana mengana sutana diz que fulanita diz que damisela que, si es que tuviese en su poder todavía las fotos de bebito que mi mamá llora cuando recuerda que se olvidó hace tanto tiempo de llorarlas, las deje con la empleada que yo volvería indefinidamente, o cuando me suceda alguna cojudez semejante a recogerlas, sin prisa. Entonces me acordé de que hacía frío, carajo, y luego me acordé también de que a una cuadra de la casa de la fulana y etcétera, vivía una amiga de cuya casa podría llamar a mi viejo para que me recoja, dado que la persecución imprevista del Moby Dick mecánico que se había tragado mi libro que me había llevado a parar en Guardia Civil cuando yo me bajo normalmente en Parodi me había dejado sin fichas. Fui entonces a la casa de mi amiga pseudovecina de la pseudo damisela que era mi pseudoex, aunque no me acordaba la dirección exacta, así que interrumpí a un huachi que estaba escuchando y durmiendo al son radio incasat am o fm o pm o un partido de fútbol, que es la misma mierda, así que le pregunté que por dónde es la casa de la familia Vinelli, y el patita me dijo que aquisito nomás, a dos puertas, y que bueno que el aquisito era aquisito y no allazote, porque en efecto llegué a la casa al cabo de tres pasos de cojo senil. Entonces toqué, pensando encontrar a la webona ésta, perdón, Fiorellita, sé que estás leyendo esta estupidez ahora que te dije que leas esta estupidez y tú estúpida me haces caso de leer mis estupideces estúpidamente mal escritas. Pero el que me contestó fue su hermano o eso supuse, quien no me escuchaba porque el perrito de Fiorella se computaba Argos y ladraba y ladraba merced a sus escasos céntimetros de pecho de pollo lampiño que harían que cualquiera dudara en apostar por él frente a una vainaza como Lay Fung o esos híbridos de perros violentos que se han comido a los que jugaban a los gallos de pelea. Finalmente me llegó a decir que la estúpida de Fiorella, cómo la cagas, webona, no había llegado, todavía, cuando fui a tu casa, maldita, como si yo fuera siempre a tu domicilio o mejor dicho como si siempre tuvieras el privilegio de recibirme. Te odio. Por algo estudias derecho y te pintas el pelo. Mentira, te amo tanto como a Laura Bozzo. Bueno, entonces continué mi shoteado camino y se me ocurrió en mi carencia de sencillo y frío crepitante por los dedos de mis manos que percibían que no había una puta moneda en mi puta cómo se llama esta webada, ah sí, billetera. Ven cómo no tenía plata que ni me acordaba el nombre de esa porquería que sirve para guardar las monedas de los que se aguantan el seguir siendo misios. Bueno, llamé a mi papá para que me recogiera de mi naufragio post captura del libro que me se cayó en el Moby Dick metálico y que me llevó a pedir que me devuelvan las fotos de bebito que tanto lloraba mi madre cuando se acordaba de que se había olvidado de llorarlas, las mismas que eran para escanear y que nunca me devolvió mi diz que fulanita y damisela pseudoex con empleada que limpia su cuarto pidiendo permiso y su huachimán con falo plastificado que destilaba una soberbia fatua al hablar. Me recogió, en efecto, en menos de diez minutos, antes de que me volviera loco el recuento de las estupideces que me habían pasado y el frío que se me crepitaba por los dedos de las manos que dejaba escapar mi polera de Boca que compró mi hermanito en Argentina en el viaje que perdí porque tenía los parciales de la PUCP de la que salí para tomar el Moby Dick que se tragó mi libro de Eric Fromm que profesaba El Arte de Amar que nunca aprendió un profesor de filosofía del que nunca supe su nombre hasta encontrar los sellos plagando las páginas más monses del susodicho libro que ahora me pertenece.
Para ésto, había estado llamando a Fiorella desde mi nuevecito celular, que en realidad es un modelo casi tan viejo como los ladrillos de las casonas antiguas y abandonadas de la Avenida Arequipa que ahora sirven como escenario de novelas de bajo presupuesto y miserable guión de pseudoimitación de telellorona mexicana. Estaba llamando a la webona, y carajo, había olvidado que había perdido mi anterior celular Claro que mi madre había cambiado por un nuevo y viejo Telefónica que me paraba tintineando que la línea estaba sobrecargada. Entonces me recogió mi viejo y ya dentro del carro, mientras él estaba echándole gasolina o agua o esas webadas que necesitan los autos en los grifos, entró la llamada y le dije que cómo la cagaba no estando en su jato, que puta madre y carajo mierda no sabes lo que me pasó, me subí al micro y estuve leyendo y se me quedó el libro que estaba leyendo cuando bajé, y tuve que perseguirlo con un taxi como persigue un ratón amarilllo a un elefante blanco con complejo de Free Willy, y cuando lo encontré estaba por Aviación y pude recogerlo, y caminando me acordé que me había olvidado de pasar a recoger las fotos de bebito que mi mamá llora y reclama cuando se acuerda de que se ha olvidado de llorarlas, y que por ello tuve que soplarme la sumisión de la empleada y la fatua soberbia del huachi de falo plastificado de la fulana dizque damisela que alguna vez fue mi pseudo no me acuerdo, y que después terminé a parar en tu casa y me respondió un brother que parecía ser tu hermano, webona, y no me escuchaba porque un doggy gritaba como hijo de perra computándose Argos el guardían de las tinieblas cuando mi gato se lo almuerza con limón y las patas delanteras amarradas. Y tu brother o hermano o primo o cualquier mierda que sea tuyo me dijo que no habías llegado todavía, cómo la cagas. Estaba por tu jato, webona, ahora me estoy regresando con mi viejo, todavía por Guardia Civil. En eso Fiorella me interrumpió y me dijo ¿José Manuel? Oye, disculpa, webón, pero yo no vivo por Guardia Civil. Y entonces puta madre me di cuenta que no te había llamado a ti, tarúpida que ahora lees las últimas líneas de este sinsentido sino a otra amiga Fiorella, que me había dado su celular justo un día después de que tú me diste el tuyo-y ahora se debe estar psicoseando pensando en que mis formas de abordar son extremadamente ridículas y psicopatológicas, o cagando de la risa de las webadas que solo a mí, Chema Delgado, me pueden suceder-; igual es tu culpa webona por no darme tu número como tu tocaya que lo hizo justo cuando recién me lo compraron, no como tú idiota que me lo diste cuando todavía mi vieja no me había reemplazado el Movistar de mierda que se satura los viernes siempre por la noche y no como mi antiguo Claro que te da mas pero a mí me dio menos porque se murió ahogado la vez pasada en Huanchaco.
Carajo. Las cosas que me pasan un viernes común y corriente mientras otros sujetos comunes y corrientes se van a chupar su común y corriente chela en su común y corrientemente visitado bar de los viernes comunes y corrientes por la noche. Ve tú a saber, Fiorella y la otra Fiorella, y tú también, fulanita dizque fulana diz que nosequemierda, luego de que lean ésto sabrán que a) estoy loco, y b) qué mierda hago estudiando psicología y también c) que en verdad estas estupideces tienen su aspecto divertido, sobre todo cuando sorprendentemente te acostumbras a no sorprenderte de la costumbre de las mismas, y las asimilas como algo natural en ti.