lunes, octubre 31, 2011

Apuntes diferenciales entre Eva Ayllón y Susana Baca

El último sábado 29 de octubre Eva Ayllón ofreció un bochornoso espectáculo en el Auditorio del Círculo Militar de Jesús María. A pesar de haber llegado más de dos horas tarde, la ufanada y perfumada morena dijo estar "enferma", que se retrasó en el check-in de su hotel, y que por último, que si no quieren esperar más "pueden irse, que a una cuadra hay varias combis". Este comentario humillante y francamente estúpido ocasionó que más del 30% de asistentes se fueran del espectáculo, la mayoría de ellos personas de la tercera edad que no podían regresar a sus casas pasadas las doce de la noche. Otros tantos, pocos en verdad, se fueron simplemente porque su dignidad pesó más. Pero la mayoría aguantó esta poco menos que mentada de madre de la artista.

Debo incidir en que yo no estuve en este concierto, pero sé de mi primera fuente esta información. Adicionalmente, ustedes pueden corroborar esta información en La PrimeraNetjovenRevista AQPsoluciones y RPP.

En cualquier parte del mundo, uno hubiera podido reclamar el reembolso de su inversión. Se haya o no se haya quedado al concierto, porque se supone que uno va a divertirse a este tipo de eventos, y no a pasar un mal rato, a ser maltratado de esta manera tan infame y absurda. Estoy seguro que todos los que se quedaron de todas maneras se quedaron con un sinsabor, y su inversión (la entrada) no colmó sus expectativas. 

Esta señora debería recordar su ascendencia humilde; es impresionante que sea tan alienada para actuar de esta manera desmedida. La plata blanquea, dicen. Falso: eso pasa cuando no hay valores (y ahí su padre puede dar fe de ello), porque gente igual de famosa, que incluso ocupan cargos importantes, siguen conservando la humildad de siempre. Susana Baca, por ejemplo. Susana Baca tiene el doble de fama que Eva Ayllón, el doble de premios, el doble de plata y sobre todo, el doble de humildad que la señora Ayllón.

Pero también es impresionante que tan poco público asistente haya tenido la dignidad de marcharse ante tal bochornoso espectáculo. Yo felizmente no fui al concierto, porque si hubiera ido, hubiera hecho todo lo posible por arengar a la gente a reclamar sus derechos, su dinero concretamente, y sobre todo, su dignidad. Y seguramente hubiera recibido la falangista represalia de los vips. En el Perú todavía parece ser que encajamos todo, como esos periodistas que en lugar de enfrentar al hermano de Bieto Quimper por sus insultos y mentadas de madre, optaron simplemente por reír simiescamente, como si su dignidad fuera lo último que les importara con tal de vender. Esa es, pues, una de las razones por las que estamos como estamos.

Desde aquí expreso mi repudio y rechazo más rotundo a Eva Ayllón. Solo por ello espero que le revienten el timbre de pedidos de golosinas, a pesar de que no simpatice yo con el Halloween. Y porque la señora Ayllón es reincidente en este tipo de exabruptos inaceptables, invito a la gente que gusta de la buena música de esta señora, coteje también que un artista debe ser completo, y parte de esa completud es el respeto al público, al que se supone se deben todos los artistas. Si una artista como Eva Ayllón no trata bien a su público, no merece tener público. Muy poca gente tuvo la dignidad de irse, seguramente porque en el Perú lo primero que falta es dignidad, porque estamos acostumbrados a que los políticos nos roben y nos roben y ya ni siquiera reclamamos, y por el contrario, votamos pensando en "que robe pero que haga obra". Porque estamos acostumbrados a agachar la cabeza y encajar: por eso es que esta mujer, bendecida por la providencia de tener una voz privilegiada -para cantar, no para hablar, porque dice cada disparate-, ofende, humilla y maltrata a placer a su público, en lugar de pedir disculpas por haber llegado tarde a su obligación.

No, señores. No más nos pisen el poncho. Ya está bueno. Recuperemos la dignidad, manifestémosla siempre, antes nieguen sus luces el sol.

miércoles, octubre 26, 2011

Universitario: Descender con decencia

Soy un fanático de Universitario de Deportes, el equipo de fútbol peruano con más garra, pasión y coraje al enfrentar los partidos. Un equipo que no se caracteriza por el juego bonito y el dribleo y gambeteo cabriolezco de otros, sino por el empuje, por el pundonor y el esfuerzo de sus jugadores, que son capaces de revertir situaciones imposibles, en los últimos minutos, capaces de dar la cara internacionalmente en hazañas como la del último jueves frente a Godoy Cruz por la Copa Sudamericana. Y esos gladiadores tienen cinco meses sin recibir un sol por su trabajo. Peor aún, hoy Ruiz de Somocurcio, periodista deportivo, habló de la posibilidad real de que Universitario descienda a segunda división. Esta hipótesis se sustenta en el hecho de que Universitario va a perder todos los puntos que quedan, y si los últimos puestos de la tabla -CNI y Alianza Atlético concretamente- se ponen las pilas, matemáticamente pueden superar a U.

Yo que, trabajando en una ONG por el desarrollo social de mi país recibo un sueldo bastante pobre por decir lo menos -porque en el Perú el dedicarse a otros es la última rueda del coche-, que además vivo independientemente y que sé lo que cuesta un taxi y prefiero caminar o tomar dos combis para ahorrar alguito, compadezco a las personas detrás de esa dura realidad que es estar impago (desde el punto de vista económico, pero también desde el anímico y emocional). Mal que bien, yo siempre recibo mi sueldo puntualmente, tanto en la Universidad en la que soy jefe de práctica como en la ONG donde trabajo.

Por ello me siento en la obligación de respaldar a los jugadores de mi equipo en su decisión de no firmar ellos mismos sus planillas, porque no es admisible que una tira de improvisados funjan de dirigentes. Ellos, que sí reciben su sueldo puntualmente, que embarran cada fecha los 3 puntos que el equipo consigue en la cancha, les reclaman a sus impagos jugadores que firmen sus propias planillas. Con qué cara, me pregunto. Quiero pensar bien, quiero creer que su ineficiencia es producto de su colosal estupidez, que es por ansias de poder que han llegado a tomar las riendas del club, y no por recibir comisiones de la reventa de entradas regaladas a la Trinchera Norte. Quiero pensar que simplemente son un grupo de imbéciles que no saben manejar presupuestos, que no saben planificar, que todo lo que hacen lo hacen a la prepo, sin analizar, sin planificar, sin asumir su responsabilidad. Que contrataron a un montón de figuras sin tener claro cómo es que iban a pagarles. Quiero creer que son tan idiotas que ni siquiera pueden mantener las cuentas en azul bajo el principio de no gastar más de lo que se recibe.

Quiero pensar que comparten esa costumbre tan peruana de zafarse de la responsabilidad, cosa que hicieron, por ejemplo, en el caso Oyarce. Sin embargo, esa y otras actitudes similares en condiciones diferentes son sintomáticas de problemas de fondo: improvisación, falta de profesionalismo, falta de visión, falta de experiencia, falta de tino, pendejada. La falta de una proyección clara de qué se quiere hacer, de cómo se quiere hacer, de cómo se va a evaluar, de cómo se va a financiar, y un largo etcétera.

Ojalá mi querido Universitario descienda -puede hacerlo, si sigue perdiendo puntos en mesa por la estupidez de sus dirigentes-. Ojalá descienda para que los socios tomen por fin consciencia de que se necesita un giro de timón, que es necesario ver las cosas pragmática pero a la vez moralmente: se necesita formalizar las cosas, convertirse en sociedad anónima y establecer metas a largo plazo, pensar las cosas, delimitar responsabilidades y rendiciones de cuentas, pagar los impuestos, planificar el crecimiento y el respeto a los miembros de la institución (¿qué significa no pagarle a la gente, entonces?), definir misión, visión y valores institucionales, sancionar la corrupción.

Ojalá Universitario descienda, para que todos estos incompetentes de la dirigencia se larguen de una puta vez, porque en el colmo de su mediocridad, de seguro que abandonan en los momentos difíciles, así como fácilmente se acoplan a la foto cuando hay éxitos. Ojalá descendamos para atravesar un éxodo de deliberación, donde solo los que amamos a la U de verdad participemos, para planificar con fuerza e inteligencia nuestro destino: seguir siendo el mejor equipo de fútbol del Perú, y uno de los grandes de Sudamérica.

domingo, octubre 23, 2011

Guía de Planificación Estratégica y Emprendimiento para Taxistas


Si eres taxista, este es tu día de suerte, porque en este artículo encontrarás una serie de consejos y procedimientos para generar en ti un pensamiento estratégico a corto, mediano y largo plazo que te permita acceder a crédito, ahorrar  y planificar tu vida a futuro.

Si actualmente alquilas un carro
Si alquilas el carro debes ser especialmente precavido al momento de conducir, pues obviamente cada desperfecto del carro deberás asumirlo, así como también las papeletas o multas que recibas. Adicionalmente, debes planificar no solo para pagar la cuenta del alquiler semanal, sino también para ahorrar diariamente[1].
Esto es fundamental, porque a medida que vayas ahorrando, podrás acumular capital para lo que gustes. Yo te recomendaría que ahorres para comprarte un carro, que es un capital en sí mismo. Convendría comprar un carro de segunda para que no sea muy caro y no te demores demasiado en adquirir el capital para conseguirlo.  Por otro lado, con el carro comprado eliminas el gasto de alquiler, por lo que además puedes aumentar no solo tu nivel de ingresos, sino también tu capacidad de ahorro.
¿Cuánto tiempo demoras para adquirir un carro de esta forma? Calculémoslo. Digamos que la ganancia promedio de un carro al día es 50 soles, si deducimos lo que te cuesta alquilarlo (que debe estar en 50 o 60 soles, más o menos). Digamos que ahorras 5 soles al día, por 7 días a la semana serían 35 soles, al mes 140, y al año 1680 soles. Si todo sale bien, y si vas aumentando de a pocos tu nivel y capacidad de ahorro, cada dos años podrías comprarte un carro de segunda, y con esta lógica podrías aumentar tus márgenes de ganancia y a la vez aumentar tu nivel de ahorro de una manera más fuerte y consistente.

Si actualmente tienes un carro propio o ya adquiriste uno luego de seguir mis consejos
Ahorrar un porcentaje pequeño de tus ganancias diarias y/o aumentar tu capacidad de ahorro solo te puede beneficiar, y podrías adquirir un segundo vehículo de segunda mano para alquilarlo y tener dos tipos de ingreso distintos, y aumentar así tus ganancias. Por supuesto que sería importante que tengas ambos carros a gas, porque así es como conviene alquilarlos en estos tiempos, y tendrías más éxito a la hora de rentarlos. A partir de ahora, ya has entendido la lógica, así que podrías ir aumentando la cantidad de carros a 3 o 4 a medida que vaya pasando el tiempo.

Inversión en tarjetas de presentación.
Es importante que saques tarjetas de presentación[2] con tus datos esenciales (nombre completo, teléfono celular, RPM, RPC o Nextel, número fijo si deseas, y de preferencia correo electrónico, porque te da versatilidad, algo que en nuestros tiempos es muy bien valorado). Las tarjetas de presentación aumentan tu formalidad frente al cliente, son sinónimo de confianza y fidelización[3]. Debes sacar algunos miles de tarjetas de presentación y dárselos a cada uno de tus clientes, y no debes escatimar en el número, porque si tratas bien a tus clientes y das más de una tarjeta, ellos te recomendarán. Si te recomiendan, de seguro te llamarán, porque todo el mundo necesita movilizarse todo el tiempo, y cada vez es más importante y mejor valorado el buen servicio. Sobre este punto, un gran consejo sería dejar varios fajos de tarjetas en edificios de empresas grandes, como bancos, empresas de seguros o afines, porque asumiendo que en cada uno de estos edificios trabajen 200 personas, si dejas unas 20 tarjetas, ya tendrías por lo menos unos 10 clientes.

Beneficios de la Planificación de agenda y horario de trabajo
Como es recomendable para todo trabajo, debes tener una agenda a la mano, y un horario detallado que podrías ir configurándolo en función a los clientes que te vayan llamando -sobre todo si ya dejaste las tarjetas de presentación en los edificios que mencioné-. De esta manera, ahorrarás también en el costo del combustible y del tiempo que te demoras en encontrar clientes, y de paso, aliviarás el tráfico para todos.
Además, debes tener en cuenta que si te llaman, puedes cobrar más por cada carrera, porque obviamente estás mejorando el servicio y destinando más tiempo individualmente a cada cliente. Finalmente, debes entender que si tienes un horario con diferentes personas a las que te acostumbres a llevar, no solo generarás en ellas confianza, sino que tendrás trabajo garantizado, horario definido, rutas automatizadas y rutinas, y por lo tanto podrías tranquilamente reducir tus niveles de estrés, administrar tu tiempo con mayor independencia y tomarte descansos con más facilidad.

Capacitación y turismo
Ahora debes buscar capacitación para poder mejorar todavía más tu servicio de taxi. Una buena idea es estudiar inglés. Hay varios centros de capacitación y estudios de idiomas baratos o gratuitos[4]. Si puedes hablar inglés, lo suficiente para poder movilizar a turistas, ya es bastante. Imagínate que a cada uno de esos turistas, luego de hacerle un buen servicio y sin cobrarle de más, le des 10 o 15 de tus tarjetas de presentación, así tendrás muchos más clientes a la larga, y de esta manera podrás aumentar también, potencialmente, el trabajo de todos los peruanos, en lugar de cobrarle un montón en una sola carrera al turista, y que después él desconfíe de los peruanos en general y deje de recomendar el país porque la gente es viva.

Persona natural con negocio
El siguiente paso es sacar tu RUC como persona natural con negocio. Este proceso es gratuito en la SUNAT, y con un RUC ya no solo podrás llevar a clientes de esas empresas a las que llevaste tus tarjetas de presentación, sino incluso negociar con algunos de ellos de tú a tú. Podrás hacer servicios de remises, facturar, y a la postre también convertirte en un sujeto de crédito y sacar préstamos bancarios para financiar cosas mayores, como el segundo piso de tu casa, el capital inicial para un negocio propio, o si tienes más suerte, un nuevo carrito, la inicial de un departamento o cualquier cosa que desees.

Asociatividad empresarial
Si ya has hecho todo esto, te felicito. Pero no es todo, puedes hacer mucho más todavía. Te recomiendo asociarte y formar una empresa con otras personas. Busca a dos, tres o cuatro personas que se dediquen a lo mismo que tú, que hagan taxi, con las que tengas suficiente confianza. Si todo lo hasta aquí logrado por ti mismo es bueno y beneficioso, con mayor razón la asociatividad te convendrá bajo ciertos términos éticos. Debes asesorarte legalmente para definir los principios, los procedimientos y los estatutos, pero siempre será conveniente asociarse, porque es parte de la filosofía de este nuevo milenio, la filosofía gana-gana, el trabajo en red.

Finalmente
Si has seguido hasta aquí todos mis consejos, lo más probable es que ya no solo estés ganando más dinero, sino que hayas mejorado consistentemente el nivel y la calidad de vida tuya y de toda tu familia. Ahora que ya te beneficiaste tú, es tiempo de beneficiar a los demás y de pasar estos conocimientos a otros que los puedan necesitar, de manera gratuita, como yo te los he hecho llegar.
Todo conocimiento que generes, pásalo. Compártelo gratuitamente. ¿Por qué? Si eres capaz de pensar en el bien de los demás, serás indefectiblemente  feliz. Ten en cuenta que si todos compartimos conocimiento, consejos y experiencias, la vida será necesariamente mejor para todos. Si todos pagamos impuestos, el país tendrá más dinero para financiar más programas sociales, para mejorar los servicios básicos de salud, educación, vivienda y saneamiento. Si todos colaboramos, podremos hacer muchas cosas por nosotros, y en consecuencia sacaremos a nuestro país adelante.


[1] Así sea un sol diario, ahorrar es bueno para ti. El ahorro tiene que ver con el control de impulsos, con una cultura de ser precavido y con el ir programándose objetivos y planificar el futuro. Te conviene ser ahorrativo.
[2] A precio del día, según www.MercadoLibre.com.pe,  1000 tarjetas de presentación cuestan alrededor de 5 soles.
[3] La fidelización es un concepto que hace referencia a la capacidad de recordación y selectividad de una marca por parte de sus usuarios. En el caso del taxi, serían los clientes que usan el servicio.
[4] EIGER, programas municipales (Casas de la juventud), parroquias, centros comunales son buenos ejemplos de institutos de idiomas con un bajo costo mensual, bimensual o hasta semestral.

viernes, octubre 21, 2011

Un día extraño y emotivo

Completamente extraño fue el día que pasó. Un 20 de octubre, día del periodista, que comenzó con la muerte de Gadafi a manos de un joven guerrillero de 18 años, fue también testigo de un apasionante triunfo de Universitario de Deportes por los octavos de final de la Copa Sudamericana. Cojudamente tuve que irme en taxi a la casa a dejar mi maletín, porque me informaron que no podía llevarlo al estadio porque estaba prohibido. Concebí entonces la posibilidad de que alguien necesitara auxilio médico en el estadio, y que las simplistas medidas de seguridad impedirían a cualquier médico salvar la vida de un desgraciado asistente con un inoportuno ataque cardíaco, por ejemplo. 


Cojudamente, también, tuve que dejar en casa mi correa, y en la puerta del estadio la gorra que acababa de comprar, porque del escaso cerebro de los dirigentes y tomadores de decisiones  salió precisamente un "sesudo" plan integral de prevención de la violencia y la inseguridad que pasa por reprimir el ingreso de maletines, de gorras y de correas al estadio. O sea que las correas tienen la culpa de la violencia. O sea que yo puedo agredir a alguien con mi gorrito de bufón de tela. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que lo que tiene que hacerse es establecer lineamientos de seguridad en los que todos los involucrados asuman responsabilidades, para que después no estén zafando cuerpo cuando las papas quemen y echándose la culpa los unos a los otros de lo sucedido y lavándose las manos.

Sobre el partido huelga decir que fue absolutamente atípico para la garra crema -por la ausencia de esta, concretamente-, con un equipo poco prolijo, timorato, desordenado, que se dejó estar, y que  preocupó a los casi 8 mil hinchas que nos congregamos en un bonito por afuera, pero mal estadio chalaco -mala cancha, pésima señalización-. Además de haberse dejado estar y ganar el vivo, Universitario, como todo equipo peruano, tuvo al árbitro en contra, a pesar de jugar de "local", pues dos de sus jugadores salieron lesionados a punta de patadas impunes de los argentinos, que el árbitro colombiano apañó cobardemente.

La U pagó caro su descuido y sufrió un gol de cabeza minutos antes del fin del primer tiempo. Para colmo, a comienzos del segundo periodo, un recién oxigenado Miguel Torres se lesionaría producto de las patadas de los argentinos, mientras que el árbitro bien gracias -como todo el partido-. El momento alegre vino cuando mi padre, a lo Tano Pasman, fastidiado de que uno de los asistentes de adelante comprara por quinta vez un snack a uno de los vendedores, y que el vendedor le quitara la vista, le espetó al comensal con indignación: Oiga, carajo, ¿usted ha venido a comer o a ver el fútbol? La frustración de toda la tribuna se apaciguó un poco con esa gracia, que todos, desde los amigos del aludido hasta el vendedor de sánguches tomaron como broma del Especial del Humor, riendo a carcajadas por varios minutos. La justicia a las 8 mil almas del estadio Miguel Grau, empero, llegó tarde, pero llegó, cuando Andy Polo conectara un cabezazo a contrapié al segundo palo, venciendo al meta y forzando la tanda de penales a tres minutos del final. Un loquerío. En un abrazo emotivo con quién sabe qué gentes, extravié mi celular, y estuve buscándolo por varios minutos, hasta el momento en el que, derrotado, me dispuse a ver los lanzamientos de penales. 

Gol de Godoy Cruz. Algunos hinchas se tomaban la cabeza con preocupación. Va el capitán, el Negro Galván. Gol de Universitario, por supuesto. La gente clamaba al capi, mientras yo buscaba el celular meneando la cabeza. Gol de Godoy Cruz. Mutis general. Falla el chileno delantero de Universitario. La gente no daba pie con bola -literalmente-. Yo llamaba a ofrecer 100 soles por mi celular, convencido de que mis contactos perdidos eran muy importantes. Falla Godoy Cruz. La gente celebra ese golpe de suerte. Yo sigo intentando llamar a mi celular, y nadie contesta, pero timbra, eso me daba una ridícula luz de esperanza. 

Falla Universitario. La gente vuelve a lamentarse, no dando crédito a lo que ven. Era injusto que se nos quemara el pan en la puerta del horno. Algunos patearon el piso, lanzaron improperios al cielo y a la madre de Vitti, el responsable de los malestares. Yo sigo buscando el maldito celular, intentado escuchar la tonadita de Barenaked Ladies entre los gritos de los asistentes -empresa imposible-.

Vuelve a fallar Godoy Cruz. Era algo insólito, cuatro penales fallados seguidos, algo que yo nunca había visto, al menos en vivo y en directo. Algunos se tomaron de las manos, convencidos de que era una señal de la providencia de que no podíamos perder. Gol de Universitario, pintura de Ruídiaz, quien se lució a lo Zinedine Zidane, con una cuchara impresionante que besó el travesaño y se alojó en la red. Las cosas se nivelaban otra vez, 2-2, y la algarabía era máxima. 

Último penal de Godoy Cruz. El delantero, de cabello pintarrajeado, camina lentamente y es recibido con muchos insultos de grueso calibre. Los segundos se hacen incómodos, como el final de una ópera, alargando cada vez más las últimas notas. Falla el argentino y 8 mil almas rugen de alegría. Todavía quedaba una última esperanza. Yo estaba eufórico, y decidí subir la oferta para recuperar mi celular por 200 soles.


Va el peor jugador del partido del equipo local, el más lento, el que más se equivocó durante los 90 minutos. Rabanal se para junto a la pelota. Puta madre, exclama alguien, preocupado. La tensión es grande. Muchos se muerden los dedos augurando una larga agonía y que el moreno defensa fallaría. Pero se equivocaron, Rabanal anotó.

En ese momento, olvidé que había perdido mi celular. Olvidé que soy psicólogo social, y que en la mañana había dictado una clase de Teorías de la Agresión de la especialidad de psicología de mi Alma Mater. Bajé decidido a la malla que me separaba de los impunes argentinos que habían pateado lo que habían querido, amparados en su status de gigante sudamericano del fútbol. Tomé la malla y con toda la autoridad del mundo que me daba la victoria de mi equipo les espeté: Traidores, argentinos traidores. Le vendieron armas a Ecuador cuando fueron garantes. Malditos traidores. Varios me siguieron. Algunos, supongo, solo por diversión, porque a lo mejor ni estaban informados de la traición de Ménem. Uno de los policías se acercó a detenerme por escandaloso. Pero otro lo detuvo y le dijo lo suficientemente fuerte para que pudiera escucharlo: No está haciendo nada, hombre, y además, tiene razón. Esos argentinos son unos malditos traidores

Sonreí, despreocupado y convencido de que la U es más grande que sus problemas, entusiasmado de que habíamos clasificado a los cuartos de final de la Copa Sudamericana. Estaba feliz de que habíamos eliminado a un equipo argentino, claro que sí, por qué negarlo. Tan satisfecho que por un momento decidí olvidarme de la inoperancia absoluta de los dirigentes de fútbol y políticos peruanos; de la criollada de Chehade que toma partido por dinero a tres meses de iniciado el gobierno cuando su campaña fue la lucha anticorrupción; de las mafias que son los clubes deportivos que regalan entradas a vándalos y delincuentes que las revenden para comprarse drogas para envalentonarse rosquetemente a robar mientras son escoltados por una policía a la que todos los contribuyentes pagamos y que encima los defiende a ellos y no les interesa si nos atacan a todos. Estaba tan contento que decidí olvidarme por un momento de los deportes peruanos de la pendejada, la no rendición de cuentas y la corrupción de baja intensidad. Decidí olvidarme, por lo menos hasta mañana, que despierte, de lo que me va a implicar pagar 200 soles porque me devuelvan mi propio celular, o lo que implique perder -con este divino aparatito- los cientos de contactos laborales.