jueves, julio 19, 2007

200

Vaya, y llegamos al post número doscientos. Continuamos esta empresa extramuros, ultramares y como extranjeros. En un lugar en el que uno no puede inspirarse en los desbarajustes cotidianos propios de una sociedad caótica como la limeña. En una ciudad en la que oscurece a las 10 de la noche y amanece a las 8 de la mañana. En un teclado en el que la arroba sale con alt.gr+2 y no con alt.gr+q.
Por supuesto, deseo que vengan cuatroscientos y mil posts más, y que ustedes sigan conmigo, a la distancia -ya parezco Manzanero-. Es cierto eso que dicen los que viajan y fuera de su terruño es cuando se dan cuenta de lo que son, verdaderamente. Uno asume su identidad de manera más fuerte cuando afronta un mundo disímil, cuando conoce, cuando compara, cuando recuerda.
Prometo fotos, por supuesto, cuando tenga la oportunidad de subirlas. Prometo, también, volver cargado de historias y anécdotas, como siempre. Por ahora me despido, consciente de que faltan cientos de destinos intermedios qué admirar y conocer, que guardar en la retina y no solo en el lente de la cámara digital, que curtan mi piel de nuevas sensaciones e informaciones y que engrandezcan mi espíritu.

miércoles, julio 18, 2007

Aires peninsulares

Me encuentro deambulando por innenarrables lares que comprenden catedrales góticas y metros que rebozan tecnología de punta. Me encuentro entre tumbas, ruinas, adoquines y parajes, postales medioevales desperdigadas aquí y allá alrededor de ciudades primermundistas de gentes cosmopolitas educadas, ordenadas. Caminan por allí madrileños, vallecanos, catalanes, gallegos conjuntamente con moros, afrosubsaharianos, asiáticos y latinoamericanos, de todas las razas y abolengos, de cromáticas epidermis, de cosmovisiones dispares, todos interjugando merced a sus diferencias.
Los autobuses tienen asientos cómodos y bien espaciados y son conducidos por chóferes uniformados. Los taxis tienen taxímetro, GPS y hasta impresoras de boletas. Las carreteras son enormes autovías por las que atraviesan miles de vehículos sin que se oya un solo cláxon. Los metros subterráneos hacen una parada cada dos minutos; mientras que los aeropuertos son pequeñas tecnópolis. La ciudad está llena de horarios, mapas y gente que respeta las reglas.
Y si bien es cierto no llevo una semana y ya extraño la bien sazonada comida peruana, tengo varios motivos por los cuales sorprenderme gratamente de que un país hispanohablante esté a la altura de estándares primermundistas, conservando, a su vez, la calidez latina que se sigue manifestando en expresiones subjetivas y espontáneas como el humor, el buen trato y la camaradería de sus representantes para con los múltiples y diversos visitantes que se disponen a conocer a la madre patria.

jueves, julio 12, 2007

Cruzar el charco

Siempre antes de viajar experimento sentimientos de nostalgia, de incredulidad ante la posibilidad inmediata de apartarme, de partir. Estuve tan embebido en los cursos, plenarias, finales, trabajos y demás obligaciones que tardé en advertir que ya estaba con un pie en la distancia, en el afuera. Ahora me voy y me viene esa misma sensación de dispersión, de lánguida aquiescencia del devenir. Recién ahora reparo en que estaré lejos tantos días, lejos de algunos amigos con los que me encontré aquí y allá y no veía hace tanto, lejos de aquellos con los que había logrado gran acercamiento, lejos a fin de cuentas, un poco de mí mismo. Espero que, sin embargo, el viaje pueda significar ese reencuentro con la esencia perdida de la despedida de mi país, del desorden generalizado pero tan asimilado por todos y cada uno de nosotros (p.e. de la bulla en el tránsito, de los cobradores, de los stickers de colores y la malutilización del castellano; etc.); a pesar de que en la mayoría de días me veré obligado a despertar cada día en la madrugada con el estrés adquirido a través de mi madre que querrá conocer todo lo que haya por conocer en los diferentes destinos que comprendan nuestro complejo y vasto itinerario, y con ello mi estadía en el primer orbe sea más una cuestión instrumental que reflexiva. Espero que no sea así. Espero divertirme, conocer, encontrarme. Espero descansar y regresar feliz a reengancharme con mis mundos.

martes, julio 10, 2007

Springfield es EEUU


"El mundo es Estados Unidos. Estados Unidos es Springfield.
Springfield es Homero Simpson, y Homero Simpson eres tú."


Chema.
Los Simpsons más grandes. Grandes expectativas genera el próximo estreno mundial de Los Simpsons La Película.

Gringos estúpidos de las 34 distintas ciudades llamadas Springfield en diferentes jurisdicciones federaticias de los Estados Unidos de América han reclamado ser la verdadera Springfield, escenario vivencial de la interacción simpsoniana, que inspirara a Matt Groening hace 18 años a crear la tan afamada y genial serie de dibujos animados preferida por el orbe, con motivo del cercano estreno mundial de la esperada película de la amarilla familia más disfuncional de la televisión.

Los Simpsons son un éxito, en primer lugar, por el hecho de que sus personajes son la exageración estereotípica de ciertos y diferentes valores motivacionales de la conducta humana (1), características que vuelven excepcionalmente ricas las dinámicas de interacción entre los mismos, y que son una fuente inagotable de guiones argumentales entretenidos y cargados de significados fácilmente entendidos por el mundo entero. En segundo lugar, Los Simpsons son un éxito al representar la idiosincrasia, el pensamiento y las diferentes medidas políticas asnantes y amorales que dirigen al pueblo norteamericano, y con ello generar un humor inteligente y con mensaje. Es por ambas razones que Los Simpsons se erigen, y por varias cabezas, como la mejor serie televisiva de la historia y el dibujo animado más exitoso.

Sabiendo esto, el creador de este mundo paralelo y espejo de la sociedad norteamericana, Matt Groening, no encontró mejor rótulo que Springfield, el nombre más común de entre los pueblos en los Estados Unidos. Es por ello que ahora, algunas semanas antes de su estreno mundial, estas 34 Springfields han decidido competir por ser la cede del Estreno Mundial de la película, y con ello, de ser la "más representativa" de la Springfield simpsoniana, sin entender que el Springfield de Homero Simpson es un poco todos los Springfields y demás ciudades gringas, o, dicho de otro modo, una abstracción representativa de ellos mismos. Con esto, nuestros queridos gringos demuestran su pensamiento eminentemente concreto. Vaya que Los Simpsons realmente existen por montones, y vaya que Springfield es real. Vaya que los gringos nos hacen reír tengan o no tengan la piel amarilla (2). Qué suerte, pues que hemos de reirnos un momento de unos gringos de pensamiento concreto, mientras nos hartamos de comechados profesoruchos convulsos e inflacionarias barrigas presidenciales, y esperamos el tan ansiado estreno mundial.

Notas:
(*) Imagen tomada de http://www.disorder.cl/blog/wp-content/uploads/2006/11/simpsons.jpg
(1). Schwartz, S.H. (1994). Are there universal aspects in the structure and contents of human values?. Journal of Social Issues, 50, 19-45.
(2). La piel amarilla, como dice un segmento de No Molestar, se refiere al color que representa la vergüenza ajena. Sugerente, ¿no?

domingo, julio 08, 2007

De Machu Picchu y machus sin picchu

En el día de ayer, a la usanza precolombina, un emocionado y disfrazado alcalde de Aguas Calientes levantaba una placa que identificaba a la perdida ciudadela inca redescubierta en 1911 como una de las siete grandes manifestaciones universales del género humano. Una de las más notables hechumbres de la historia, llamada Montaña Vieja en quechua, fue galardonada en el Estadio de la Luz de Lisboa como una de las nuevas siete Maravillas del Mundo moderno. Atrás debe quedar la polémica o las suspicacias que pueden haber con respecto a la representatividad y objetividad de la elección -puede ser motivo de otro post-. La cuestión es que este galardón cae como anillo al dedo al país en un momento complicado de incomprensión, de falta de unicidad y de baja autoestima colectiva. La cuestión es que este triunfo, que es de todos, impulsa, de alguna manera, al peruano promedio a sentirse capaz de salir adelante. Machu Picchu es, desde siempre, una maravilla que es motivo de orgullo para todos. No es, desde el día de ayer, más de lo que fue antes. La cuestión es que ahora, Machu Picchu es reconocida por el mundo como tal, y consecuentemente se hará más conocida y atraerá con ello oleadas cada vez más grandes de turistas que consuman en nuestro territorio y generen con ello divisas.
Lo cierto es que el gran triunfo del Perú con la consagración infinitamente merecida de Machu Picchu a los ojos del mundo, avivó esperanzas en la expectativa con respecto a los resultados de Perú en la Copa Chavérica -perdón, América-, sin tomar en cuenta que la selección no tiene un norte u objetivo claro, que juega al hollazo, que hace aguas por los costados y no tiene presencia en el medio campo, y que se enfrentaba contra el rival que se aprestaba como el más poderoso de la competición. Perú apostó por un fútbol cauteloso y precavido, y a duras penas resistió cuarenticinco minutos. Comenzando el segundo tiempo recibió un gol que determinó un cambio de juego. Argentina abrió por los bandos, sorprendió a todos y forzó a Perú a salir a buscar el partido, y lo mató. Uribe no pensó en el ataque, porque no pensó en el medio campo. Uribe no pensó en el medio campo porque no pensó como seleccionador. Uribe no pensó como seleccionador porque pensó como técnico de club. Y se pensó en Uribe por una sola y sencilla razón, la misma que tanto nos cuesta salir adelante como país. Porque cada uno va por su lado, sin un pensamiento sistémico e integrador, que suponga un verdadero compromiso con un objetivo definido. Si Nolberto Solano es una gran figura, por qué no convocarlo. Si Juan Carlos Oblitas es el mejor entrenador peruano, por qué no ficharlo. ¿Tenemos un perfil autodestructivo? ¿Nos gusta sufrir? Simplemente, nos falta madurez. Uribe no tomó en cuenta a jugadores de la talla de Nolberto Solano y Juan Cominges, cuya participación hubiera significado un aporte significativo a ese medio campo fantasmal que exhibió el cuadro peruano a lo largo de la Copa. En su defecto, prefirió jugadores que se lleven bien con él, cometiendo un error garrafal de base, puesto que como seleccionador, él no está para llamar al equipo a los que simpaticen con él, sino a los mejores. Uribe no es más que otro ejemplo de la falta de madurez en lo que respecta a una visión panorámica e integrada.
Aquí nadie está contra los jugadores, sino contra la mentalidad. Galliquio hizo un gran primer tiempo, peleó, jodió, marcó, guapeó. Fue el mejor peruano de la cancha. Guerrero hizo honor a su apellido, peleando cada pelota y no dándola nunca por perdida, con una valentía y pundonor encomiables, conmovedores. No así el resto del equipo. No se marcaba bien, no se seguían las jugadas del rival, no se encimaba la posesión de pelota rival. Así no se puede ganar un partido. La defensa no estuvo acertada en la primera jugada de peligro del segundo tiempo. Villamarín dejó pasar una pelota "porque no era suya", y con ello vino el gol de Messi. Después, ya no hubo más qué hacer ni qué decir. Que este resultado no bajonee nuestra voluble emotividad. Los peruanos somos gente valiosa cuya dignidad y autoestima no puede depender de resultados futbolísticos. El fútbol podrá ser un espejo de lo que sucede en nuestra sociedad en líneas generales, pero no por ello puede dársele la importancia superlativa que eclosione la emotividad colectiva que nos ha llevado a vibrar de alegría con la coronación de Machu Picchu como Maravilla del mundo. En síntesis, por once machus sin pichu no se nos va a ir la alegría ni el orgullo por tan buena nueva.

sábado, julio 07, 2007

Kausachum, Machu Picchu

Maravilla. Machu Picchu, del Perú para el Mundo.

Hoy es el día, muchachos. Hemos tenido todos la oportunidad de ver y de votar por nuestra gran maravilla, la misma que según todos los pronósticos y las percepciones de los sabihondos, entendidos, visitantes y naturales debiera estar sin lugar a dudas en el podio de los siete grandes, qué va, incluso, como el máximo exponente de las maravillas mundiales. Porque Machu Picchu no solo es una enigmática joya arquitectónica que se mantuvo inaccesible, inexpugnable a los ojos de propios y extraños, hasta que un esforzado aventurero com fue Hiram Bingham quedó lo suficientemente absorto como para gritarle al mundo lo que se había perdido admirar desde tiempos legendarios. Porque no solo se trata de una improbable construcción de piezas geométricas perfectamente encajadas que conforman torreones, pasadizos y niveles que comprenden varios cientros de metros y a la vez se adaptan a la compleja geografía y se mimetizan con el ambiente tropical, conjungando una imagen imponente.

Machu Picchu desplega, irradia, introyecta misticismo. Cuando uno pisa y se siente parte de esa monumental estructura, el aire se apresta distinto, le entra al cuerpo una sensación estupefacta, se conmuta el pasado con el presente y uno siente la fuerza presencial y espiritual de antaño. Ahí es cuando uno empieza a reconocer la grandeza inconmensurable de la obra. Entonces temblamos, callamos, respiramos y miramos. Entonces abrazamos a nuestros compañeros de viaje y sabemos que no olvidaremos jamás que estuvimos también allí.

Esperemos, pues, que se dé la lógica y la justicia de los merecimientos, y no aquella acostumbrada práctica que conllevó a incluir a última hora a candidatos improbables como la Estatua de la Libertad; esperemos que éste y otros candidatos de peso más bien monetario y politico y no cultural no mancillen la elección de la mística ciudadela perdida, la misma que ni siquiera debería rebajarse a ser comparada con expresiones culturales de menor envergadura, pero que en fin también compiten en esta justa. Kausachum, Machu Picchu. Salve, ciudadela perdida, joya de américa, maravilla del mundo, patrimonio cultural de la humanidad.

viernes, julio 06, 2007

Marionetas

Estaba caminando por Javier Prado, con una extraña sensación de tranquilidad, desestimando los efluvios estresantes de pensamientos acerca de olvidos recientes y pelotudeces afines. Preferí admirar la silente solemnidad de las casas antiguas, imaginar fotografías de árboles y observar las hojas caídas. Caminaba despacio, observando, tratando de oler pese al frío cortante e inodoro. Luego de varias cuadras, estimé que era suficiente, la cosa se puso fea y llena de elementos humanos. Paraderos, smog, cobradores, cláxones y stickers de colores. Me había conectado otra vez con el mundo, así que aproveché el Moby Dick metálico que suele llevarme a casa y lo tomé.
Al poco rato, un par de niños entraron al vehículo, subiendo a duras penas por el escalón tan enorme para sus pequeños cuerpecillos. El más grandecito, si cabe el término, sacó de su mochila una humilde marioneta, simple, sucia, pobre como él. Su voz era un recuento inenarrable de respirares, una ininteligible alocución de alófonas difuminaciones, lamento que anunciaba su necesidad. Un guión malestudiado y malaprendido, un discursillo que jugaba a ser un infantil castellano. Cantó primero, y luego habló. Poco pude entender de sus palabras, mucho más de su expresión, de sus cansados ojos infantiles, mientras otras madres reían con sus niños completamente ajenas al cuadro y compraban golosinas, mientras un abogaducho de camisa rosada y caspa en el cabello se hacía el desentendido, mientras la gente sonreía incomprensivamente, y los pasajeros seguían presas de sus propias cavilaciones, abiertamente y absolutamente indiferentes.
Al salir, al menos, los niños mencionados se pusieron a jugar, con esa gran imaginación que solo ellos conservan en su total esplendor, pese a la adversidad, pese al frío y la distancia, pese al desinterés del mundo. Corrieron, saltaron, y las marionetas bailaron. Más allá, en cada parada, hasta que las familiares esquinas me obligaron a bajar hacia mi casa, más niños repetían estos tristes cuadros. Músicos, artistas, vendedores. Caramelos que no comen, zampoñas que no endulzan sus oídos, juguetes convertidos en herramientas de trabajo, ropitas sucias y zapatitos descocidos, monedas que van a parar al bolsillo de padres irresponsables y maltratadores que prefieren beber que dar de comer a sus retoños. Bajé y más niños repetirán estos cuadros, y más madres se reirán comprando desentendidas, y más abogaduchos casposos habrán de ignorarlos. Ojalá el juego alivie un poco su desventura, mientras tratamos de humanizar a estos entes que componen la sociedad, las verdaderas marionetas.

Olvidadizo incurable

Dicen que el stress es un padecimiento, una falta de contención nerviosa, tantas otras pachotadas más. Se equivocan, es simplemente uno de los tantos indicadores que nos manda el cuerpo cuando está harto de nuestra estupidez, de nuestro desorden, de nuestra falta de organización, etc. El stress en niveles normales, facilita la acción, la velocidad de respuesta. En muy bajos niveles podría asociarse a un aplanamiento, a una distimia o depresión, o incluso a falta de energías. En muy altos, por el contrario, ocasiona estados de ánimo excesivamente alterados, olvidos, descuidos, o somatizaciones como dolores de cabeza, músculos y articulaciones, temblorcillos, taquicardias, y en casos graves tics nerviosos, surmenage y hasta problemas respiratorios y cardiovasculares. Ahora bien, si esto se adiciona a estilos de vida despreocupados y poco saludables, la cosa puede complicarse hasta la muerte.
En mi caso solo me caga el cerebro. Me olvido las cosas, no presto atención a tantos estímulos a la vez, se me acelera la respiración y siento latidos en la cabeza. Las palabras de los demás suenan como a través de cristales, la visión se difumina hacia los costados, los correos de las profesoras y jefas de práctica los registro a medias, sobre todo en las partes importantes como "mañana es la entrega del trabajo de 12 a 1pm y no antes ni después". A veces es divertido salvarse justo en el momento, como si vencieras al tiempo, pero generalmente sientes que te van a salir canas, arrugas, ojeras. Supongo que tendré que comprar pegamento, porque la agenda se me olvida con todo y usbs, celulares, guantes, trabajos y todo lo que pueden imaginar que pueda perdérseme. Y con mi legendaria mala suerte debería aprender.
Hoy fui a imprimir el trabajo, que como mandé ayer por correo, la jefa de práctica se ablandó y me dejó entregarlo ahora hasta antes de las cuatro y SIN FALTA CON MAYÚSCULAS en el correo en el que me autorizó esta oportunidad. Para esto había estado caminando de aquí para allá desesperado y desesperando a todos en la casa porque no me constestaba. Cuando llegué a la cabina, me imprimieron el trabajo con una calidad de tinta casi ininteligible, así que tuve que repetir la impresión, sin importe adicional, menos mal. Me quedé sin sencillo y tuve que volar a la casa porque con cincuenta lucas ningún taxi te lleva a tu destino, a lo mejor te secuestra. Me prestaron un billete de Quiñones y bajé a buscar un taxi, y luego olvidé que no había impreso un cuadro que era necesario para entregarlo como anexo al informe, así que volé de nuevo a la cabina. El usb me generó problemas. Luego, con los minutos en la garganta y la ansiedad en los dedos, llegué faltando cinco minutos a la casa de la jefa de práctica, y recordé que había olvidado la copia del caso, que supongo que también era necesaria. Ni modo, en esos momentos solo se puede reír. Así que toqué el timbre, entregué el sobre de manila, y caminé divertido y parcialmente relajado por esa otra Javier Prado pequeña, que recién había reparado en su existencia. Me asaltaron paranoicos pensamientos acerca de la copia que había olvidado, pero traté de disiparlos burlándome de que después de la 9 de Javier Prado Oeste de Magdalena viene la 25 en sentido inverso. Caminé sonriendo por la ciudad en la que hasta la numeración es desordenada, y me sentí menos culpable.