martes, septiembre 27, 2005

Deporte Rey

Una fiebre. La pasión que desata el fútbol no conoce de fronteras. Observen a este ingenioso y por lo demás satisfecho comerciante japonés.

Lo que no es capaz de lograr la política internacional, la ONU, Estados Unidos, en fin, todos los responsables de esta tan conflictiva actualidad, lo pudo hacer el Perú en esta nueva versión del Campeonato Mundial Sub-17. Ver a EEUU jugando un partido con Corea del Norte emociona a propios y extraños, y es que en el fútbol la política, las diferencias económicas, culturales y raciales no interesan, lo único que importa es el coraje, la valentía, la disciplina táctica y el trabajo en equipo. Hoy Corea del Norte, que de lejos fue la gran revelación de esta Copa al eliminar a Italia, jugó un partido electrizante contra Brasil, nada menos. Lo complicó tanto que estuvo a punto de ponerse en ventaja en diversas oportunidades, empatándole con toda justicia 1-1 cerca del final del segundo tiempo. Se requirió una prórroga, en la que los brasileños encontraron 2 oportunidades para liquidar el encuentro. Se rescata aquí la tenacidad, el coraje, la valentía de los norcoreanos. La camiseta verdeamarella no los asustó, jugaron de igual a igual y pudieron, debieron obtener un mejor resultado.

El pueblo peruano aplaudió la garra de este gran equipo asiático, que jugó 4 grandes partidos (cayó en su debut ante EEUU en un apretadísimo 2-3; luego sorprendió con un holgado 3-0 sobre Costa de Marfil; y finalmente le pintó la cara a los azurri 1-1, clasificándose segundo, como escolta de los norteamericanos). Me encantaría seguir hablando de fútbol, pero de hecho este pequeño comentario tiene no tanto que ver con el fútbol en sí, sino con lo que puede lograr. La gente no se da cuenta de lo importante que resulta el fútbol para el mundo. El Fair Play no es otra cosa que el respeto, la solidaridad y el compañerismo, y ha sido una constante en esta copa que, para los desentendidos, disputan jóvenes de 17 años y menores. Estos chiquillos nos han dado un ejemplo de respeto, profesionalismo, disciplina a todos esos malos futbolistas que existen en el Perú, pero no solo a ellos, claro está, sino a todos y cada uno de nosotros.

Les quiero dar una noticia que tal vez les sorprenda, pero que, sinceramente, no hace más que confirmar la máxima tan difundida que el fútbol es el deporte más hermoso que existe. Todos conocemos la historia reciente del pueblo coreano, su abrupta separación, la cercenación de su cosmovisión, su destino, su territorio, allá por los lejanos años 50. Pues bien, la FIFA, máximo organismo del fútbol mundial, ha anunciado que para el 2006, ambas Coreas se unirán en un solo equipo para las divisiones menores, es decir, para las categorías sub-15, sub-17 y sub-20 -la idea de una posible unificación del seleccionado mayor está en conversaciones, mas no se tiene mayor información al respecto-. No cabe duda que el fútbol ha logrado una hazaña que ni la ONU ni las demás organizaciones internacionales, líderes mundiales, potencias, etc, soñaban siquiera como posibilidad. Con esto, señores, no hay vuelta que darle, primicia calentita, le duela a quien le duela, el fútbol es el deporte rey, ¡oh sí!.

lunes, septiembre 26, 2005

Que Canten los Niños

¿Cómo no decir que la música es la manifestación del alma? ¿Cómo no reconocer que hay canciones - y aquí incluyo melodías, ritmos, tiempos, y letras, sobre todo letras, o lyrics, como lo prefieran- que se nos quedan grabadas, que nos inyectan una pizca de felicidad, de esperanza, de alegría, ese alguito que nos anima a levantarnos, quizá bailar un poco en el medio de la casa y sin motivo, ante la vista y paciencia de propios y extraños -sobresaltados por nuestra impronta-, o quizás suspirar, reir, llorar, suspirar, o ese clásico hormigueo en la cabeza, ¿no?, esa sensación de presión en el pecho, de una emoción desbordante... Y claro, hay muchas otras maneras de llegar a este éxtasis fugaz, por así decirlo, pero nos vamos a centrar por esta vez -y por muchas más, ya lo verán más adelante- en la música.

Recuerdo vagamente que, cerca de estas fechas, pero en el relativamente lejano -para mí definitivamente- año de 1992, cuando un servidor cursaba el primer año de primaria, participó en una actuación bastante sencilla pero muy emotiva, que incluía la popular canción Que Canten los Niños del siempre entrañable y emotivo José Luis Perales. Aparecí de pronto en el escenario, vestido de huanchaquerito, con un sombrero de paja, camisa blanca, pantalones remangados, descalzo, con los brazos abiertos, una sonrisa de oreja a oreja y dos canastas de pescados, al compás de la canción antes mencionada, en la parte en que uno de los niños canta: "... y yo para que no me ensucien el mar..."

Portada. Esta es la sencilla portada del sencillo Que Canten los Niños. Una canción maravillosa. Quién sino, José Luis Perales.

Precisamente a ese tipo de reminiscencia hago referencia con estas canciones, capaces de desprendernos siquiera por unos instantes y remontarnos en un viaje por nuestros recuerdos, por emociones, acciones pasadas, la nostalgia, pero asimilada positivamente, puesto que al terminar la canción esa nostalgia se transforma en una energía difícil de explicar, que recorre nuestras venas y nos llena de positivismo, nos despeja un poco la mente, nos libera un poco de la presión. Es evidente que estas sensaciones corresponden a un grupo particular, determinado, de canciones. Cuando uno escucha una buena canción, puede o bien sentirse simplemente conmovido por la canción misma en sí, o puede también sentirse identificado con ella por su contenido, como el lector que, contento, sonríe al verse identificado con este u otro personaje de la novela de cabecera.

He escogido, como es obvio por el ejemplo, -como pude haber escogido cualquier reminiscencia posible- aquella reminiscencia a la niñez. Y esto responde a una idea que he estado masticando desde hace ya algún tiempo. Pienso en la idea de trabajar una terapia -motivacional, quizás, o tal vez clínica; como la idea se halla todavía en la nebulosa de la precocidad, es evidente que vislumbrar un objetivo claro es harto difícil porque faltan hilar conceptos, construirlos, llenar vacíos- apoyada en la música. Es decir, la combinación de la música y una interacción psicológica, que le permita a la persona agobiada por la crudeza de la vida, recuperar en cierta manera esa fuerza, esa energía que necesita para afrontar con buena cara los vestigios de la misma.

Ahora bien, esta idea precoz, como ya la califiqué, puede ser muy flexible, porque no solo la música puede ser esa herramienta amiga que nos permita trabajar con la persona, puede ser la literatura, el arte, el deporte, pueden ser una infinidad de cosas, dependerá, en suma, de la persona. Y la reminiscencia no tiene necesariamente que ser a la niñez -insisto, fue un ejemplo-.

Además, y para terminar, siempre con esta idea presente, quisiera comentarles la creación de un nuevo acápite en este espacio. Algo así como la "Canción de la Semana"-¡con otro título, evidentemente!-, un texto apéndice que incluya la letra de una canción profundamente emotiva, que aparecerá por espacio de una semana y se irá renovando, acompañada tal vez de un midi. Sin embargo, necesito el asesoriamiento de los amigos bloggers más experimentados, ya que no tengo ni la menor idea de como llevar a cabo esta actualización.

sábado, septiembre 24, 2005

¿Preuniversitario o Tradicional?

Estudiar. Problema de difícil solución se ha convertido el colocar al niño en un buen colegio que cumpla todas y cada una de las expectativas de los padres. De un tiempo a esta parte han aparecido colegios enfocados en el ambiente universitario, en contraposición a los colegios tradicionales que ofrecen una formación humanística, holística, y cómo no, tradicional, valga la redundancia.


El día jueves me di con la sorpresa -desagradable, por cierto- que tenía que hacer un trabajo para el día siguiente-el porqué está de mas-, a pesar de que tenía examen de Personalidad a las 8am. Esto sin contar que ese mismo tuve examen de Estadística II(8a-10m), y las prácticas de Desarrollo Humano II(10-12am) y Motivación(3-5pm). Con todo, a las 5pm, y con el poco tiempo apremiante, tenía que enfrentarme a un doble reto, estudiar para el examen de Personalidad y hacer el trabajo de Desarrollo Humano II.

El trabajo consistía en entrevistar a un adolescente de entre 15 y 17 años de edad sobre un tema en particular-preferentemente controversial, como por ejemplo el aborto, la eutanasia, temas de debate, de actualidad, de política, etc-, que demostrara el avance en su desarrollo cognitivo moral. Fue así que escogí el tema de la impaciencia de los jóvenes por entrar a la universidad. El debate con la adolescente de 16 años con la que trabajé -anónima, por cierto- se centró en esa impaciencia de los jóvenes por entrar a la universidad a penas dejar el colegio, el quemar etapas a un paso acelerado, en contraste con el clásico año sabático que se tomaban los adolescentes de las pasadas generaciones, para pensar bien en la profesión a escoger. El debate recayó, luego, en la conveniencia o no de sistemas escolares preuniversitarios o tradicionales. La niña se mostró reacia -aunque con argumentos válidos y convincentes acerca de las facilidades y las virtudes de un sistema de educación preuniversitario, pese a haber estudiado en un colegio tradicional- a la idea de aceptar las deficiencias de un sistema de educación preuniversitario. Yo le planteé la idea de que un colegio tradicional, de formación holística, en cultura, religión, literatura, etc, si bien es cierto no va a permitir ingresar a la universidad con seguridad -como los colegios preuniversitarios-, sí va a ser determinante para el desarrollo de la persona a lo largo de la vida, puesto que una formación holística en valores, nos abre inmediatamente la puerta de la cultura general, la sed del conocimiento y el saber.

Es cierto, los colegios tradicionales no te van a hacer entrar a la universidad, por el sencillo hecho de que ese objetivo específico no es al que apuntan. Los colegios tradicionales ofrecen una amplia gama de conocimientos, y suponen una muy buena elección para los padres, si lo que quieren es que sus hijos se formen holísticamente, en valores, en cultura, en todos los aspectos de la vida. Es evidente que el aporte familiar debe ser tan o más importante que el del colegio -no se trata de delegarle toda la responsabilidad al colegio de la enseñanza de los educandos-, y va a influir de manera determinante en el desarrollo, mas el colegio, en efecto, es una herramienta importantísima de soporte para el desarrollo de los niños y adolescentes.

No quiero menospreciar el aporte que los sistemas educacionales preuniversitarios ofrecen a los adolescentes peruanos; me parece loable el hecho de que cada vez sean más los muchachos que se inscriben, apoyados por sus padres, en estas escuelas con visión universitaria. La creación y proliferación de estos centros responde a esta necesidad de competencia, esa necesidad de avanzar, crecer y competir rápidamente los unos con los otros en pos de la obtención de trabajo, en un país en el que es cada vez más difícil obtenerlo. La idea, para mí, no es mala desde el punto de vista resultadista. Ya los hay profesionales destacados que han cursado sus estudios secundarios en estos colegios, y los hay exitosos y muy destacados. Sin embargo, el punto de vista resultadista es simplemente eso, el resultado, sin tener en cuenta la formación, sin tener en cuenta una serie de aspectos que si bien es cierto, tienen poco o nada que ver con el dinero, tienen mucho que ver con el desarrollo de las personas.

Creo que, y sin ánimos de ser estereotipizador, la niña se vio influenciada por la cosmovisión de su condición social -nivel socio-económico D, Villa El Salvador- tan duramente castigada por la inestabilidad pecuniaria del Perú. Se le notaba que lo que le interesaba era el dinero para escoger su profesión, algo que para mí, si bien es importante, no es trascendental, y claro, yo lo puedo ver así porque no percibo la urgencia de la necesidad. No dudo de la capacidad de la adolescente que entrevisté, la felicité por su gran inteligencia, por el hecho de que a los 16 años ya curse el primer ciclo de estudios generales. Sin embargo, hay diferencias radicales entre nuestras cosmovisiones. Para ella, la formación en letras, es simple y llanamente, una sumatoria de hobbies. Con el análisis de la entrevista, comprobé que, por lo menos en esta última acotación, la adolescente se vio influenciada en sus padres.

Como justificación a la elección de colegios preuniversitarios podríamos decir que, si usted quiere asegurar el ingreso de su hijo a la universidad, esta es una opción importante, a tener en cuenta, dado que el sistema ha experimentado unas mejoras -según me dijo la chica entrevistada- que no solo garantizan este ingreso, sino que focalizan la enseñanza en la especialidad que su hijo desee seguir en su vida universitaria.

La chica entrevistada, así como mucha gente, dice que lo que brindan los colegios tradicionales es accesorio, y que en todo caso, lo pueden desempeñar perfectamente los padres. Yo digo que, para empezar, si es accesorio, como dicen, no va a ser tomado tan en cuenta por los padres. Yo pienso que los colegios tradicionales siguen siendo la mejor opción, puesto que respentan ese ideal holístico al que hemos hecho referencia hasta el cansancio en este post, ese afán tan humano de superarse, de crecer, de expandirse, como el gas, como el aire, en el universo del conocimiento, porque de qué te sirve ser el mejor en una especialidad determinada, si careces de la suficiente formación para siquiera elaborar criterios, manejar conceptos y ser medianamente preparado en otras tantas especialidades. La globalización, yo creo, nos exige un mínimo de sapiencia en diferentes materias. La vida nos exige un sinfín de experiencias. En el mundo de hoy no se pide ser un experto, realmente, lo que se pide es ser una persona cabalmente completa, preparada, rica en virtudes, rica en conocimiento, rica en humanidad.

Sobre Hambre, Agresión, Sexualidad, y un experimento muy interesante

El viernes fue un día gracioso. Para empezar tuve un examen del curso de Personalidad, a las 8am, al que llegué con 20 minutos de retraso por haberme comido la noche anterior no solo estudiando sino también haciendo el trabajo que tenía pendiente de Desarrollo Humano II (también desarrollaré un post al respecto). Me fue extrañamente bien, recordé todo, y me dio mucha risa porque no había estudiado de manera seria, básicamente por la intromisión del trabajito sorpresa de Desarrollo Humano II, y porque, en fin, me quedé dormido con las lecturas bajo la nariz.

El jueves, luego de la práctica de Motivación, habíamos quedado con Úrsula y Harumi -dos compañeras de la especialidad- para hacer un experimento de dicho curso a eso de las 12:30 del día viernes.

Se supone que teníamos que trabajar las respuestas agresivas que podrían provocarse por pulsiones ya sean de tipo sexual o del estómago. -Claro que yo hubiese preferido el tema sexual, pero en fin, optamos, en grupo, por trabajar el otro tema-. Para esto, nos plantamos en unas bancas cerca a La Tía, un concurrido quiosco -cercano al Polideportivo, para los lectores extraños a la PUCP- y esperamos a que gente común y corriente comprara algo para comer. Recuerden que era la hora del almuerzo. Nuestro experimento era sencillo: sorprender a los compradores del quiosco, personas totalmente extrañas a nosotros, y pedirles que por favor nos invitaran lo que estaban consumiendo. Para esto, dividimos el experimento en los 4 casos posibles: observador masculino-participante femenino, observador masculino-participante masculino, observador femenino-participante masculino y observador femenino-participante femenino. Resulta que los participantes -que dicho sea de paso fueron involuntarios, por obvias razones- nos complicaron el trabajo, ya que fuimos con la hipótesis siguiente: "el hambre influye en una respuesta hostil"(la práctica fue sobre Agresión, por lo que ese tenía que ser el tema), mas nos dimos con la sorpresa de que no, las respuestas dependían demasiado del factor social, la norma.

En los casos en que el experimento fue heterosexual (observador masculino-participante femenino, observador femenino-participante masculino) las respuestas ante la tan fresca solicitud de comida -imagínense que cualquier desconocido les pida que le inviten comida- fueron positivas, es decir, los hombres le invitaban su merienda a las mujeres, y las mujeres a los hombres, independientemente si habían o no tomado desayuno o se estaban o no muriendo de hambre. Por otro lado, en los casos en el que el observador era del mismo sexo que el participante, las respuestas sí fueron hostiles. Nos salió el tiro por la culata al pensar en que íbamos a comprobar nuestra hipótesis agresión-hambre; lo que comprobamos fue que había una relación entre las variables sexo y agresión, de modo que los hombres respondían agresivamente a sus observadores masculinos, y lo mismo las chicas, que agredían a las observadoras femeninas.

Esto nos llevó a la inesperada conclusión de que la cuestión social, es decir, la norma, el tino, supera a la pulsión alimentaria, en tanto que todos los participantes refirieron que la actitud dramatizada por los observadores era absurda, inapropiada, fuera de contexto; conchuda, para ser más claro. Lo interesante aquí es que ahí no acaba la cosa, esto nos ha demostrado que los hombres somos más agresivos con los mismos hombres, y lo mismo las mujeres entre ellas. ¿Será un afán incosnsciente de competitividad? ¿Será una reminiscencia inconsciente a nuestras épocas de animales inferiores en competencia con los pares por intereses reproductivos? Un dato bastante interesante de un experimento que inicialmente no tenía nada que ver, pero que, con suerte, nos enriqueció mucho. -Imagínense que otras personas lo tomarían como una cabal pérdida de tiempo.- Somos, pues, aunque no lo crean, potencialmente más hostiles con personas de nuestro mismo sexo. -Obvio que esto se refiere a situaciones extremas, por si acaso, nadie está aseverando que sea así para todos los casos; algo que no sería, por último, mi estilo, ya que tengo clarísimo que el contexto influye, y que las máximas abiertas sin sustento empírico son solo eso, inválidas conjeturas, inducciones sin sustento, palabras al viento.- Siempre aprendemos cosas nuevas, o por lo menos, las racionalizamos de modo que las experiencias que vivimos son significativas. Cada vez me doy cuenta, más, -dudas tengo, qué duda cabe, valga la redundancia, jaja- que estoy eligiendo bien mi profesión.

Eclecticismo y Escepticismo

Mi padre me mandó corregir un artículo que piensa publicar, que ha titulado Las Universidades y el Parlamento. Luego de leerlo un par de veces y corregir pequeños errores ortográficos y de redacción, le comenté que no había nada más que corregir, tal vez aumentar, sí, algunas ideas.

El artículo abogaba por la participación de las universidades tanto como el parlamento en la construcción de teorías, técnicas políticas, sociales y económicas PROPIAS para el desarrollo del país. No se quedaba ahí, claro está.

Indoamérica. Haya de la Torre, el APRA y la Bandera de Indoamérica: Propuesta de Unidad Continental.

Me quiero remontar a los años 30, en los que el discurso político izquierdista era enemigo de la instrucción superior, básicamente por el carácter elitista de las universidades y de los ambientes académicos de ese entonces. Un entusiasta y joven Haya de la Torre se enfrentó a la propia izquierda por ese iconoclastismo anti-universitario, que calificó como un recurso de intelectuales anarquistas o de políticos de arribada. Haya creía, ciertamente, que la política no puede desentenderse de la universidad, sino todo lo contrario, es precisamente en ella, en la universidad, donde se construyen todas esas técnicas propias económicas, políticas y administrativas, a través de ese ideal crítico, escéptico y ecléctico, que no permite tragarse discursos de buenas a primeras, copiar teorías o modelos, sino reformularlos, replantearlos, adaptarlos, tomando en cuenta el contexto en el que vivimos, la idea del espacio-tiempo histórico. Esta fue mi contribución al artículo, la idea de que las universidades son el centro de creación de estas técnicas propias, el lugar central de construcción de una interpretación objetiva, científica de nuestra realidad social.

En A dónde va Indoamérica, Haya esboza una advertencia: "Hombres o partidos sin una concepción clara y realista de nuestros problemas y sin métodos científicos de gobierno, sólo engendrarán nuevas tiranías". Posteriormente diría: "Y la peor tiranía que pueda desatarse sobre un pueblo es la que se apoya en la ignorancia".


Triunfante. Haya vuelve con su pueblo de años de exilio.

Consecuentemente, queda un tanto más despejada y clara la idea de que es en el ambiente académico en donde se cocinan los métodos, ideologías y mecanismos de gobierno administrativos, políticos y económicos que tomarán la posta en los años venideros, y con ello, encaminarán para bien o para mal, las riendas de nuestra historia.

Ahora bien, saltando un poco del tema antes tratado, quiero quedarme con dos características, que considero importantísimas para esa mentalidad crítica del joven universitario de hoy en día. La primera, el escepticismo. Pero cuidado, no es un escepticismo radical, que pecaría de desconfiado, sino el escepticismo científico que nos permite tener ese ojo crítico que nos vuelve inmunes a discursos politiqueros que nos quieren jalar por el sentimiento y no por argumentos sólidos, a ese ojo crítico que nos da la posibilidad de comparar, experimentar y crear nuevas ideas, hipótesis y teorías, a ese ojo crítico que nos acerca a lo objetivo y nos da una vacuna, una inmunidad a lo subjetivo, al fundamentalismo, ya sea ideológico, teológico, etc. La segunda, el eclecticismo, ese afán por ver cada cosa parte de un todo e interesarse por saber, conocer ese todo, ese afán por no quedarse con una sola perspectiva, sino analizar cada postura desde distintas ópticas, desde distintos ángulos.

La integración, la globalización nos lo exige. Perfecto, cada vez tenemos más especialidades, pero tenemos necesariamente que perennizar en nosotros esa idea de mente abierta, crítica, que distribuye las áreas del saber y que las ramifica cada vez más, pero no descalifica a ninguna, sino que las toma tanto o más en cuenta que la propia. Un estudiante universitario contemporáneo, por tanto, en base a estas características, estaría capacitado, o al menos dotado (siempre depende de la voluntad, de la tenacidad y perseverancia del individuo), está formado para participar en la creación de estas técnicas políticas, sociales y administrativas PROPIAS, que delimitarán el futuro de su nación.

Una especie de prefacio, por no decir justificación


Y hasta que por fin me animé, o mas bien me vi obligado por pulsiones internas a crearme un blog. Sí, podrán decir que es en parte la moda, en parte la iniciativa de los amigos bloggers. Pero también es, en parte, el afán de expresarse, el afán de opinar sobre este, aqueste y demás temas, sea el que fuere, dar una opinión sincera, una postura propia, convicciones, pensamientos, ideas y argumentos personales, individuales, pero que a la vez sentimos que hacemos bien comentándoselos al que quiera recibirlo. Porque no solo voy a vivir del estudio, de la guitarra en mi cuarto (porque ya saben que me cohibo con ella en público), en fin, de los poemas y de los cuentos y otros bocetos que suelo hacer.

Pues bien, es gracioso el hecho de sentir esa energía y esa emoción de empezar una nueva tarea, un nuevo reto, sentir el empujoncito desde adentro del corazón, esa imagen de nosotros mismos mirando hacia adelante con una sonrisa, con buen semblante, como el alumno que sabe la respuesta y levanta la mano presurosamente antes que la profesora termine de plantear la interrogante; comenzar esa tarea o reto, como dije, con muchas ganas y mucha devoción, o tal vez no tanto, pero siempre con varias ideas por la cabeza rondando, tantas que no sabes con cuál empezar, tantas que no puedes escoger una e hilvanar, conjeturar, aventurarte a argumentar en una cuestión específica. No, es gracioso el hecho de sentir esas ganas y esa emoción de comenzar algo nuevo, la excitación, la esperanza, e inmediatamente después la sensación de vacío, de duda, de no tener absolutamente nada qué decir. Supongo que serán los nervios del debut, ténganme paciencia, es mi primer comment como blogger.



Espero pues, que este debut sea acompañado de un abrazo, no de unas palmas porque tampoco estoy para eso, pero por lo menos de una aceptación y visto bueno de los compañeros bloggers, por lo menos eso y no un debut y despedida con hastaluegos, adieus, aufwierdenseins, etc. Ya me metí a esto y, por una vez en mi vida, creo, espero, no bajar los brazos y encaminarme por un derrotero constante, permanente, que no sea flor de un solo día. Ya estaré, pues, posteando lo que se me venga a la mente, a la brevedad anhelada, pero sin la premura de la insensatez.