viernes, agosto 17, 2012

Tres soluciones prácticas al aborto ilegal en el Perú

El pasado viernes anduve por la "III Feria de experiencias exitosas de trabajo con jóvenes" del MINSA,  en el marco de la Semana Internacional de la Juventud representando a tres proyectos de mi institución laboral. Uno de ellos tenía que ver con estrategias de prevención y reducción de incidencia de casos de ITS y VIH en jóvenes. Se me acercó  un señor que me dijo sin tapujos y con mucha seguridad en sí mismo que estábamos mal en el proyecto, ya que para él la única estrategia válida es la abstinencia. A ello le respondí repreguntándole: ¿qué científico lo ha afirmado? ¿bajo qué estudio? ¿a qué cohorte específica se refiere? Sus respuestas fueron: Ningún científico ni estudio, sino el pastor de mi iglesia, y ¿qué es cohorte?... La supuesta seguridad con la que llegó se transformó en un manojo de nervios, que hicieron que se retire con bastante rapidez.
Hoy en Perú 21 vi un excelente artículo acerca del fracaso del estado en la reducción de abortos ilegales. Existen en el país alrededor de 1000 abortos diarios, lo cual es una evidencia concreta de que algo se viene haciendo muy mal, sobre todo al hacerle caso a los ultraconservadores que solo ven en la abstinencia la única salida viable al problema. A ellos les digo que, de estos mil casos diarios de aborto, me encantaría sacar las proporciones estadísticas de mujeres católicas y cristianas que se aplican abortos en la práctica, pero que están "moralmente" en contra al aborto. Estoy convencido que la mayoría de esos abortos son de católicas/cristianas (por lo menos el 90% de la población profesa estas religiones). Y sin embargo la Iglesia sigue oponiéndose per se sin brindar soluciones prácticas alternativas como permitir la distribución gratuita de condones, a pesar de la epidemia del VIH/SIDA en África, a pesar de las ITS y de que está demostrado en Latinoamérica que las adolescentes se embarazan para dejar la escuela. Hipócritas. Tan hipócritas como las mujeres embarazadas que se casan de blanco. 
Las soluciones prácticas a los problemas sociales generalmente tienen que ver con las estadísticas. En este caso particular, en lugar de pregonar absurdamente la abstinencia como los religiosos hacen con sus fieles -abstinencia que en la práctica es estadísticamente casi nula-, las soluciones prácticas frente a este problema de salud pública pueden ser:
  1. Legalizar todo tipo de aborto, lo que implicaría dar una cuota de legalidad al asunto, y por lo tanto mejorar la calidad de la atención de las mujeres, la reducción de morbilidad para las pacientes, y una considerable reducción de otros riesgos. También hay razones que tienen que ver con el control de la superpoblación. Superpoblación que gracias al lobby de la Iglesia Católica ha contribuido sobremanera al incremento del 50% de seres humanos en los últimos 50 años, y con ello ha aumentado la pobreza y reducido la capacidad mundial para abastecer a la población mundial de recursos, lo que a su vez ha incrementado la inequidad.
  2. No legalizar el aborto totalmente, pero sí por ejemplo hasta los 3 primeros meses de embarazo, donde ya es legal en muchos países, porque está probado científica y estadísticamente que los riesgos de muerte de la mujer son considerablemente menores, por no decir ínfimos.
  3. No legalizar el aborto, pero establecer mecanismos que prevengan efectivamente el aborto, como son la distribución gratuita desde el Ministerio de Salud de profilácticos, preservativos y afines; las capacitaciones en torno al uso adecuado de los mismos; y la sensibilización a la comunidad en general, y particularmente en los sectores más pobres acerca de las implicaciones sociales y económicas del embarazo (sobre todo el adolescente) por un lado, y del uso adecuado de preservativos por el otro. Aquí, además se podría evidenciar una reducción sistemática del riesgo de contraer enfermedades e infecciones, y además se contribuiría al control de la superpoblación y se recortaría la brecha de la pobreza (sobre todo para las adolescentes, como lo demuestra este estudio de UNFPA). De las tres, esta es mi posición. Las posturas anteriores no las comparto, pero reconozco que son salidas viables desde el punto de vista estadístico frente a la abstinencia que no lo es.