En el día de ayer, a la usanza precolombina, un emocionado y disfrazado alcalde de Aguas Calientes levantaba una placa que identificaba a la perdida ciudadela inca redescubierta en 1911 como una de las siete grandes manifestaciones universales del género humano. Una de las más notables hechumbres de la historia, llamada Montaña Vieja en quechua, fue galardonada en el Estadio de la Luz de Lisboa como una de las nuevas siete Maravillas del Mundo moderno. Atrás debe quedar la polémica o las suspicacias que pueden haber con respecto a la representatividad y objetividad de la elección -puede ser motivo de otro post-. La cuestión es que este galardón cae como anillo al dedo al país en un momento complicado de incomprensión, de falta de unicidad y de baja autoestima colectiva. La cuestión es que este triunfo, que es de todos, impulsa, de alguna manera, al peruano promedio a sentirse capaz de salir adelante. Machu Picchu es, desde siempre, una maravilla que es motivo de orgullo para todos. No es, desde el día de ayer, más de lo que fue antes. La cuestión es que ahora, Machu Picchu es reconocida por el mundo como tal, y consecuentemente se hará más conocida y atraerá con ello oleadas cada vez más grandes de turistas que consuman en nuestro territorio y generen con ello divisas.
Lo cierto es que el gran triunfo del Perú con la consagración infinitamente merecida de Machu Picchu a los ojos del mundo, avivó esperanzas en la expectativa con respecto a los resultados de Perú en la Copa Chavérica -perdón, América-, sin tomar en cuenta que la selección no tiene un norte u objetivo claro, que juega al hollazo, que hace aguas por los costados y no tiene presencia en el medio campo, y que se enfrentaba contra el rival que se aprestaba como el más poderoso de la competición. Perú apostó por un fútbol cauteloso y precavido, y a duras penas resistió cuarenticinco minutos. Comenzando el segundo tiempo recibió un gol que determinó un cambio de juego. Argentina abrió por los bandos, sorprendió a todos y forzó a Perú a salir a buscar el partido, y lo mató. Uribe no pensó en el ataque, porque no pensó en el medio campo. Uribe no pensó en el medio campo porque no pensó como seleccionador. Uribe no pensó como seleccionador porque pensó como técnico de club. Y se pensó en Uribe por una sola y sencilla razón, la misma que tanto nos cuesta salir adelante como país. Porque cada uno va por su lado, sin un pensamiento sistémico e integrador, que suponga un verdadero compromiso con un objetivo definido. Si Nolberto Solano es una gran figura, por qué no convocarlo. Si Juan Carlos Oblitas es el mejor entrenador peruano, por qué no ficharlo. ¿Tenemos un perfil autodestructivo? ¿Nos gusta sufrir? Simplemente, nos falta madurez. Uribe no tomó en cuenta a jugadores de la talla de Nolberto Solano y Juan Cominges, cuya participación hubiera significado un aporte significativo a ese medio campo fantasmal que exhibió el cuadro peruano a lo largo de la Copa. En su defecto, prefirió jugadores que se lleven bien con él, cometiendo un error garrafal de base, puesto que como seleccionador, él no está para llamar al equipo a los que simpaticen con él, sino a los mejores. Uribe no es más que otro ejemplo de la falta de madurez en lo que respecta a una visión panorámica e integrada.
Aquí nadie está contra los jugadores, sino contra la mentalidad. Galliquio hizo un gran primer tiempo, peleó, jodió, marcó, guapeó. Fue el mejor peruano de la cancha. Guerrero hizo honor a su apellido, peleando cada pelota y no dándola nunca por perdida, con una valentía y pundonor encomiables, conmovedores. No así el resto del equipo. No se marcaba bien, no se seguían las jugadas del rival, no se encimaba la posesión de pelota rival. Así no se puede ganar un partido. La defensa no estuvo acertada en la primera jugada de peligro del segundo tiempo. Villamarín dejó pasar una pelota "porque no era suya", y con ello vino el gol de Messi. Después, ya no hubo más qué hacer ni qué decir. Que este resultado no bajonee nuestra voluble emotividad. Los peruanos somos gente valiosa cuya dignidad y autoestima no puede depender de resultados futbolísticos. El fútbol podrá ser un espejo de lo que sucede en nuestra sociedad en líneas generales, pero no por ello puede dársele la importancia superlativa que eclosione la emotividad colectiva que nos ha llevado a vibrar de alegría con la coronación de Machu Picchu como Maravilla del mundo. En síntesis, por once machus sin pichu no se nos va a ir la alegría ni el orgullo por tan buena nueva.
10 comentarios:
Machu Picchu tenía que ser, su verdadera historia es interesante, tiene algo que ver con la contraofensiva ante los chankas.
Ahora creo que es tiempo de reanimar administrativamente la gratitud, una veda de entrada al turismo sería ideal porque gracias a la erosión la montaña comienza a colapsar, provocando cosas como el aluvión en Aguas Calientes hace unos pocos años. Sin contar, además, del incentivo al turismo interno, al turismo de clase media y baja, sería el colmo sólo atraer turismo de lujo y perder la posibilidad de dominar todo el espectro.
¿La selección? Aburre y con razón, el fútbol es una cosa demasiado personal. A mí no me cuadra que se quiera meter por los ojos de empresarios (gran cojudez de algunos agentes, ir a ver países y no clubes) a jugadores de Cienciano que sencillamente no rinden, tampoco me cuadra que sólo se haya podido empatar con una selección a la que se le podían ahcer como 4 goles sólo de cabeza, entre otras cosas. Bueno, Chávez se va contento de ser el caso, no se dejó lugar al liberalismo general en la Copa América.
Es cierto, el turismo interno también es importante, el mismo que se está fortaleciendo al fortalecerse el bolsillo en líneas generales, aunque solo sea de poblaciones costeras.
Qué bestia. El estadio de Barquisimeto no estaba apoyando a Argentina, estaba odiando al Perú abiertamente. Tiraban botellazos y hostigaban a la banca de la selección, y cada vez que teníamos la pelota nos pifeaban. Cuando lo lógico es que la tribuna apoye al rival más débil, sino qué estúpido, ir a ganador. Al menos sabemos que el público venezolano, al igual que su simiesco presidente, no chave' nada.
Maestro, su erudición me deja sin castellano.
Caramba, Danza. No sé si darte las gracias o preguntarte si lo dices por Raulín.
Continuando la idea del comentario anterior, mi querido Raulón, tienes razón en cuanto a la estimulación del turismo interno. Si no toqué el tema en el post es simplemente porque me enfoqué en el gran caudal de turistas extranjeros que alrededor del mundo se animen a visitar nuestra Maravilla Mundial. Evidentemente, debe fortalecerse y estimularse el turismo interno, y promover, a su vez, paquetes turísticos cómodos y atractivos tanto para públicos extranjeros como nacionales, que incorporen destinos varios de los tan bellos parajes y tradiciones culturales diversos de nuestro país.
Lo digo por usted, Chema Chemita Chema, maestro futbolero :-D
Ay, no. Ya estoy en la misma playa... Llanto y moqueo. ¡Gracias por linkearme! Lindo gesto... Jii.
Danza. No sé si agradecerte o ahorcarte. Andrea, no te perdiste de mucho. Incógnita, ¿"ay, no"? si quieres te saco. De nada.
Ay, fooo... Míralo, pues. Tsss.
xD
Yo soy una de las pocas que me perdí la elección de las 7 Nuevas maravillas del mundo grrrrr... y en cambio si vi el partido... día perdido.
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