Ya no recuerdo el día. Me dolía mucho la cabeza, había dormido hasta tarde y ya no la hacía hasta la universidad. Me dolía la cabeza, pero más me dolía que tendría que tomar taxi de todas maneras para llegar. Así que, caballero, me bañé volando, encontré el desayuno en mi escritorio, apenas tomé mis pastillas y dejé la mitad del yogurt con cereal con pasas.
Me tocó un taxista hablador, gracias a la providencia. De veras prefiero conversar en estos trayectos, un poco para no arrepentirme por gastar 7 u 8 soles en vez de menos de uno, un poco como aliviándome, disipándome por la hora -porque solo cuando voy a llegar tarde tomo taxis, aunque esto sucede varias veces-. Y como yo siempre soy de hablar -y de hablar mucho, además-, congeniamos al toque. Por supuesto, me preguntó qué estudiaba y cuando le dije Psicología ya esperaba lo que me dijo, la clásica ¿o sea que ya me estás analizando? Cambié de cara, como acostumbrado hasta el hartazgo y le dije no, solo que ya sabía que dirías algo así. Le expliqué que lo que escogemos como profesión difícilmente lo hacemos en nuestros ratos libres, por no congestionarnos tanto. Luego, le conté un poco sobre las tres especialidades de psicología en la PUCP, las subdivisiones de la especialidad de psicología social, así como las tres corrientes teóricas principales. Parecía interesado, me pedía ejemplos y todo. Sin embargo, como sucede en todas las conversaciones, que llegan a un punto en el que para seguir conversando lo que hay que hacer es fijarse en alguna cuestión de momento, saqué mi PuntoEdu -que ahora leo todas las semanas; por cierto, ya me acordé, fue el miércoles- y fue allí que me enteré.
¿Y, maestro, qué opinas de lo del robo? Como siempre llego tarde para todo, sobre todo para los chismes -gracias a la providencia, también-, no tenía la menor idea de lo que mi interlocutor acotaba. El taxista me lo contó: Dicen que le han robado su lap-top a un profesor invitado, un colombiano. Lo chistoso es que es especialista en temas de seguridad, y que para eso venía a dar una conferencia. Por supuesto, el hombre carcajeó de lo lindo luego de concluir el chisme, como si estuviera orgulloso de un chiste recién inventado. A mí me faltaban los ojos de ¬¬, porque la indignación y la vergüenza ajena ya me habían escarapelado el cuerpo. Efectivamente, había leído en el PuntoEdu el mismo lunes -aunque lo olvidé, puesto que era ese mismo día, no conocía al ponente, y además tenía cosas que hacer-, que Antanas Mockus había venido para dar una conferencia titulada Trasformando la ciudad: gestión del espacio público y cultura ciudadana. Primera vez que sabía algo de este señor, aunque parece importante, es un filósofo que además ha sido alcalde de Bogotá. No se trataba precisamente de un experto en seguridad, como afirmaba el risueño e informado taxista que tomé, pero de hecho tenía que conocer bastante sobre el tema. En fin, ¿a quién le importa que no sea un experto en seguridad? Eso convertiría este hecho punible y vergonzoso en uno de los colmos y constataciones más saltantes de que el Perú es el país de las maravillas, el de la clicheística pregunta vargaslloseana de Zavalita. Aunque igual seremos el hazme reír de la comunidad internacional, como tantas veces, por un par de semanas más.
Quisiera saber si en efecto se trata de un robo o de un hurto por parte de un cleptomaníaco adrenalinofílico que vio en esta la oportunidad perfecta para probar su viveza criolla, para sentir el miedo de la persecución. Esto podría ayudar a tener la esperanza de que sea devuelta la laptop de este ilustre señor, que no tiene la culpa de nuestra condición de república bananera. Porque luego de enterarme de lo acontecido por el informado taxista, la cuota de humor negro la pusieron mis amigos cuando dijeron que en esa lap-top estaban los trabajos de su vida, muchos proyectos importantísimos y demás ideas geniales. Pobre Antanas. Suponiendo que esta información adicional sea cierta, Mockus debería tener una copia de seguridad, un disco esclavo donde guarde absolutamente todo. A mí no me parece chistoso, pero por todo el escándalo advierto que en efecto no hay backup, y que el pobre Mockus lo ha perdido todo. Esperemos, entonces, que se mejore la recompensa para que este cleptomaníaco adrenalinofílico o choro regular tenga algo de conciencia y altruismo retardado y devuelva lo que no le pertenece. Por cierto, si es que esta bendita laptop ya ha sido devuelta, lo siento chicos, tendrá que decírmelo alguien informado. Espero que no sea un taxista, nomás. Debo llegar temprano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario