Quería comenzar bien el ciclo, pero las remanencias del edema me lo impidieron, haciéndome faltar la primera semana y contribuyendo a una suerte de indisposición por las jaquecas inacabables.
Quería comenzar el fotolog, quería salir a tomar fotos por Lima, pasear y recorrer mi ciudad y sacarme temores y dolores de la cabeza, propiciar momentos de paz en mi fuero interno, pero no me devolvieron mi cámara, y es más, la estropearon y no hay garantía de que me la repongan.
Quería que me devuelvan mi chompa favorita, pero parece que soy muy ingenuo en un país de pendejos.
Quería que la fiesta de cumpleaños salga bien, pero por ciertas circunstancias fue muy desagradable. Para empezar, avisé muy tarde a mi gente y fueron muy pocas personas. Las complicaciones del dolor de cabeza no amilanaron mis ganas de pasarla bien, pero mermaron mis ganas de bailar, y de alguna manera afectaron a ciertas personas importantes. Como era una fiesta doble, no conocía mucha gente del otro grupo, y simplemente no eran la voz. Un trío fue especialmente desagradable, ya que además de causar destrozos, lograron que la fiesta acabe con una de ellos en el hospital intoxicada, y luego los dueños de la casa pusieron el grito en el cielo, lógicamente, y se fue a la mierda todo. Y además, me peleé con ella.
Quería que las aguas calmen su agitar desbocado. Y lo hicieron, pero muy poco tiempo. Ahora somos dos extraños más.
Ahora solo me queda el dolor de cabeza, cerros de separatas por leer un sábado, y cero concentración. No tengo ganas de nada, ni siquiera de caminar, ni siquiera de escribir.
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