Laicidad del Estado, educación y derechos
humanos en el Perú
Imagen tomada de: http://cef.pucp.edu.pe/agenda/laicidad-y-politica/
La separación entre los Estados
e iglesias es vital para la consolidación del Estado Moderno, y considerado
además un requisito sine qua non para la consolidación de la democracia y los derechos
humanos en la mayoría de los estados y por la gran mayoría de intelectuales a
lo ancho del globo. Se han creado esferas independientes para los mundos
eclesiástico y político, económico y militar, público y privado, entre otros, y
cada una de estas esferas funciona de manera independiente, en la que no deben
inmiscuirse las otras esferas ni sus representantes (Walzer, 1984)
.
Fue precisamente en los albores del estado moderno cuando se hizo posible la
separatidad entre el doble dualismo que forman soberano y pueblo, y el
respectivo poder espiritual y temporal (Jellinek, 1958).
Esta separación permitió al estado moderno nacer como una unidad de asociación,
organizada conforme a una Constitución.
Sin embargo, en países como el
Perú, de fuerte influencia católica desde el virreinato, esta separación entre
el Estado y la Iglesia no ha sido definitiva, nunca se consolidó. Pese a que
según la constitución vivimos en un estado independiente y autónomo
(presuntamente laico en el sentido
literal), la religión católica goza de privilegios únicos y que están en
conflicto con los conceptos de igualdad y equidad, así como con la propia
laicidad del Estado como tal.
Entre ellos están, por ejemplo:
·
Subvención
del estado. La Iglesia Católica recibe anualmente una subvención del
estado. A finales del año 2013, el congreso aprobó el Presupuesto para el Año
Fiscal 2014, en cuyo anexo A: Subvenciones para personas jurídicas año 2014,
señala que la Iglesia Católica será beneficiaria de la nada despreciable suma
de S/. 2,603,000.00 nuevos soles
.
Dicho sea de paso, esta subvención es la misma –no ha variado- desde hace 2
años (por lo menos 2013
y 2012
,
asignadas, curiosamente, al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos), y
anteriormente se repartía por cada sector (2011
y anteriores) y en sumatoria se entregaba mucho más (por ejemplo, la Asociación
Fe y Alegría recibe ella sola 1 millón de soles en 2011).
La
subvención se da por razones administrativas, es decir, para pagar sueldos y
gastos de operaciones y gestiones. En ese sentido, Monseñor Cipriani, cardenal
y arzobispo de Lima, recibe mensualmente una asignación personal del estado que
no es considerada ni sueldo ni honorario, “por lo que no constituye renta
sujeta a tributación”
.
Según un Decreto Supremo de 1991, el gobierno de Alberto Fujimori estableció el
sueldo del Cardenal Arzobispo Primado equivalente al 100% del Monto Único de
Remuneraciones Total de un Ministro de Estado, en ese entonces US$3,800
.
Esto ha sido tibiamente desmentido –no se presentó nunca una boleta al respecto
ni ninguna otra evidencia- por una nota de prensa de la Conferencia Episcopal
Peruana el 2002, que afirma que el prelado de la Iglesia Católica solo recibe
s/. 1329 soles.
Estos documentos prueban que, efectivamente, existe un estipendio dado por el
Estado peruano a la Iglesia Católica, financiada obviamente con los impuestos
de todos los contribuyentes.
·
Exención
tributaria. Pese a recibir donaciones, las iglesias en el Perú, incluyendo
la católica por supuesto, gozan de exenciones tributarias. Esta exención ni
siquiera tiene restricciones como en otros países, que esta está condicionada a
la no intervención política. Intervención política que el mencionado Cardenal
Cipriani hace todos los sábados y domingos, a través de un programa de radio en
RPP y desde el púlpito de la Catedral limeña.
·
Presencia
en colegios públicos. La mayoría de los colegios púbicos son abiertamente
católicos, ya sea desde el nombre de la institución, porque se enseña el curso de religión salvo
por exoneración, o porque se trata de asociaciones público privadas (COPRODELI,
Fe y Alegría, otros afines, los mismos que reciben dinero del Estado, a
sabiendas de que enseñan con una fe particular). Si bien es cierto el curso de
religión no es obligatorio, todos estos colegios realizan actividades en el
marco del calendario católico, ejerciendo presión e influencia sobre las
minorías no católicas.
·
Presencia
en instituciones públicas. La mayoría de instituciones públicas tienen
capilla, ermita, manifestaciones religiosas, y lo más grave, obligaciones de
corte religiosa en el marco de las jornadas laborales (misas, por ejemplo).
·
Símbolos
patrios. El gobierno de Alan García oficializó la sétima estrofa del Himno
Nacional, que termina: “Renovemos el gran juramento que rendimos al dios de
Jacob”.
·
Moneda.
El billete de más alta denominación rinde homenaje a Rosa de Lima, una mujer
cuyos mayores méritos fueron la autoflagelación y las alucinaciones auditivas
producto de una esquizofrenia de tipo paranoide
con delirios místicos, que hacían creer a dicha persona que hablaba con
animales.
·
Te Deum.
El 28 de julio, se acostumbra hacer una misa en la catedral, a la que asiste el
Presidente de la República.
·
Juramentos.
Todo cargo público se jura “por dios y por la patria”, salvo que uno
expresamente pida que no sea así. Así también, por defecto, toda mención a
nombre del Estado (títulos profesionales, por ejemplo).
La postura del Estado peruano
con respecto a la laicidad es contradictoria, por decir lo menos. Veamos algunos
ejemplos en la Constitución Política del Perú:
·
Preámbulo
de la Constitución Política: “El Congreso Constituyente Democrático,
invocando a dios todopoderoso, obedeciendo el mandato del pueblo peruano y
recordando el sacrificio de todas las generaciones que nos han precedido en
nuestra patria, ha resuelto dar la siguiente Constitución”
. Al mencionar
que se invoca a “dios todopoderoso”, se deja claro que la separaridad no es
tal, y que se está asumiendo no solo la existencia de un dios, sino también que
la propia Constitución
se debe a él.
·
Artículo
2°, inciso 1: El artículo comienza diciendo que toda “persona” tiene
derecho a…, y expresamente, en el inciso 1, se agrega que el “
concebido es sujeto de derecho en todo
cuanto le favorece”
.
Esta superposición de ideas es ciertamente curiosa, ya que supone varios
problemas éticos. Las preguntas más
saltantes, por lo menos, son las siguientes: ¿debemos entender que persona y concebido
son lo mismo? ¿si es así, por qué no se mencionan otras personas como la mujer?
¿qué es el concebido? ¿cómo así se determina el concebido? ¿quién lo determina?
Máxime porque esta aclaración no se hace a lo largo del texto, lo que da lugar
a la especulación. Más adelante veremos, a este respecto, el fallo acerca del
Anticonceptivo oral de emergencia. Pero también supone una contradicción en sí
misma, ya que el concebido, por definición, se encuentra dentro del cuerpo de
una mujer, a la que
por cierto no se le menciona, y la que está, por obvias
razones, supeditada al concebido.
·
Artículo
2°, inciso 2: Se intitula: “A la igualdad ante la ley.
Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión,
opinión, condición económica o de cualquiera otra índole.”
.
La primera premisa de este inciso se contradice con los beneficios que recibe
la Iglesia Católica por sobre las otras confesiones religiosas. Además, al
hacer todas estas distinciones para con la religión católica, de alguna manera
se legitima y se influencia a la sociedad para que se decante por esta
cosmovisión, en detrimento de otras posibles formas de comprender el mundo.
·
Artículo
2°, inciso 3: Se intitula: “A la libertad de conciencia y de religión, en
forma individual o asociada. No hay persecución por razón de ideas o
creencias. No hay delito de opinión. El ejercicio público
de todas las confesiones es libre, siempre que no ofenda la moral ni
altere el orden público.”
Nuevamente, aquí se observan ciertas limitaciones e imprecisiones que generan
más dudas que respuestas:
siempre que no
ofenda la moral ni altere el orden público. Pero no se precisa qué quiere
decir ofender la moral, por ejemplo. Por cierto, ¿la moral de quién? ¿Del grupo
mayoritario? ¿Tendrá que ver con el sarcasmo u otras manifestaciones anti-religiosas,
por ejemplo? El texto, en primera impresión, parece demasiado parcializado
desde un punto de referencia católico. Cuando menos debería precisarse este
punto para no generar controversias.
·
Artículo
50: “Dentro de un régimen de independencia y autonomía, el Estado reconoce
a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica,
cultural y moral del Perú, y le presta su colaboración. El Estado respeta otras
confesiones y puede establecer formas de colaboración con ellas.”
En ningún momento se menciona la laicidad del Estado como tal, lo cual es
preocupante. No hay, pues, una distinción clara entre el Estado confesional y
el estado laico, ya que al mencionar a la vez independencia y autonomía y por
otro lado colaboración y reconocimiento, no queda clara dicha independencia. De
hecho, este texto prácticamente no ha variado del Acuerdo Internacional
suscrito entre la santa sede y la República del Perú de 1980
.
En lugar de haber separatidad,
por el contrario, se habla de colaboración, que es casi una forma literaria y
eufemística de subordinación. La propia Constitución Política del Perú, que en
palabras de Haya de la Torre debería ser, como el Poder Constituyente, “la
expresión suprema del poder del pueblo, y como tal no admite condicionamientos,
limitaciones, ni parámetros”
,
reconoce estas condiciones.
Por todo lo anterior, queda
demostrada la no-laicidad del estado peruano. Esto es grave porque significa
que en nuestro país no hay verdadera independencia de poderes. Si la
liberalidad del estado se mide según Walzer por qué tanta autonomía se le da a
las esferas, y una de ellas, la religiosa, detenta tanto poder como para
presionar y hacer retroceder al estado frente a decisiones políticas que
afectan a cientos de miles o incluso millones de compatriotas, no podemos
hablar de autonomía ni de libertad, y la esfera privada, en este caso, depende
todavía de los pareceres de ciertos grupos conservadores. Y esto afecta
particularmente a los ciudadanos con menores posibilidades de alcanzar las
oportunidades de desarrollo humano según Nussbaum. En otras palabras, los más
vulnerables.
Si el estado no cumple con su
función de garantizar la autonomía y no es capaz de agenciar y garantizar las
capacidades mínimas para el desarrollo humano de sus habitantes, entonces los
está privando de una completud teleológica, de una vida buena y de una
verdadera felicidad -en el sentido aristotélico-. ¿Y si no lo hace el Estado,
qué otra entidad lo va a hacer? ¿El sector privado? No le interesa hacerse nuevos
frentes, mientras consiga utilidades.
Así pues, en nuestro país, las
iglesias y particularmente la Iglesia Católica, tienen injerencia en las
decisiones de política, particularmente de aquellas que tienen que ver con
políticas públicas, principalmente en materia de salud y educación, sea a
través de los medios de comunicación y otros
.
También ejercen influencia en la prensa, de tal manera que los contenidos
progresistas son muy escasos. Frenan iniciativas progresistas de la sociedad
civil, y boicotean cualquier iniciativa progresista de los políticos. También
incursionan en la política, y en este momento están liderando propuestas
ultraconservadoras.
Algunas de las principales
consecuencias de este predominio soterrado de la esfera religiosa en la
pública, son los reveses particularmente en los temas de las políticas sociales
de control poblacional, especialmente necesarias en un país como el Perú que ya
entró en el llamado bono demográfico, pero que todavía no abandona la pobreza
extrema, y persiste en desigualdades enormes en materia de desarrollo integral,
particularmente en las comunidades más alejadas y periféricas, donde son las
comunidades rurales las que más hijos tienen, y donde las mujeres se embarazan
más jóvenes, afectando severamente sus posibilidades de desarrollo y de cruzar
la línea de la pobreza
.
Un ejemplo de su injerencia en
las políticas sociales de control poblacional es el vergonzoso fallo del Tribunal
Constitucional en contra de la distribución gratuita de las píldoras
anticonceptivas de emergencia (mal llamadas píldoras del día siguiente), por
considerarlas abortivas
pese a que la OMS, autoridad mundial en temas de salud, no las considera como
tales
,
.
Más allá de las razones ideológicas y no cientifistas del Tribunal
Constitucional, una de las consecuencias políticas de este execrable fallo fue
que las poblaciones más vulnerables y pobres del país, a quienes se iba a
distribuir estas píldoras, no puedan adquirirlas gratuitamente, y solo puedan
beneficiarse las mujeres que puedan adquirirlas comprándolas.
Este fallo del TC, motivado
por razones ideológicas y religiosas en primer término, y pseudo-científicas (parten
de puntos científicos para empatar con razones de índole ideológico-religiosas),
ha generado una discriminación positiva, y una situación que no resuelve el
problema de fondo, que es el alto índice de abortos ilegales en el país
.
Este tipo de errores de criterio a posteriori se conocen en psicología social
como
iatrogenia social, es decir,
aplicar una solución, con la mejor intención del mundo y bajo criterios éticos
respetables, pero que genera consecuencias peores a la situación inicial.
La resistencia a la
planificación familiar, particularmente en menores de edad, se riñe con el comportamiento
social y con la evidencia científica. El BID, recientemente, ha demostrado que
las adolescentes latinoamericanas se embarazan para dejar la escuela
,
.
Esta conclusión, al parecer contrafáctica, tiene mucho sentido en una sociedad acostumbrada
a la hipocresía y a la situación de anomia, máxime cuando tenemos una educación
deficitaria, mnemotécnica y vertical que no fomenta el pensamiento crítico ni
ayuda a los jóvenes a buscar empleo ni desarrollarse para el futuro.
El lobby político ultraconservador
también trae como consecuencia el aumento de embarazos adolescentes, de
abortos, de padres inmaduros, y mantiene la pobreza y la exclusión social tal
cual. Los conservadores religiosos prefieren ver a los adolescentes como padres
que usando preservativos, y presionan políticamente a los partidos políticos
para conseguir resultados conservadores
.
Que los adolescentes reciban profilácticos, preservativos y otras formas de
control de la natalidad sin que tengan que ir con sus padres a atenderse (si
tienen que ir con ellos por supuesto se ahuyentan del servicio) podría ser muy
favorable para su futuro. Sin embargo, a esto, entre otras cosas, se opone la
Iglesia Católica –entre otras iglesias de menor peso político-, trayendo
consigo embarazos de riesgo (ectópicos y otros); abortos provocados y no
provocados; deserción escolar; disminución de oportunidades de desarrollo (ver
el Índice de Oportunidad Humana del Banco Mundial, y cómo un embarazo
adolescente afecta la curva de la pobreza); y la mantención de la pobreza y la
pobreza extrema, donde curiosamente tienen mayor acogida.
Es muy fácil basarse en una
moral religiosa sugiriendo alegremente la abstinencia como el único método
válido; y negar el aborto y el uso de preservativos apelando a los valores y a
citas bíblicas –y rechazando las estadísticas y la evidencia científica-; pero
en la práctica, al impedir la distribución de preservativos, se contribuye al
aumento de abortos, que no dejan de crecer cada día.
[28]
Si el aborto fuera declarado
legal no tendría tanta incidencia de muerte o de peligro para la vida de las
madres, pues para ello sería necesario estandarizar un protocolo de
intervención que reduzca el riesgo de muerte de las mujeres. Por otro lado, la
distribución de preservativos, acompañada de campañas informativas y atención
médica especializada y diferenciada puede significar la diferencia entre la
pobreza y las oportunidades de desarrollo.
Ambos, tanto la distribución de preservativos –incluyendo el
anticonceptivo oral de emergencia- como la
legalización del aborto son soluciones prácticas a los problemas arriba
descritos, y ya se aplican, con algunas restricciones, en el resto del mundo,
cuyas lecciones aprendidas podrían ponerse en práctica en nuestro país. Y
son soluciones que funcionan y que tienen literatura y respaldo científico
detrás, y no meras especulaciones y buenas intenciones, como la poco práctica y
principista abstinencia, basada solo en preceptos moralistas principalmente –si
no únicamente-religiosos.
Por otro lado, intereses
conservadores y religiosos detentan y controlan la mayoría de instituciones
educativas públicas y privadas, básicas y superiores. A través de
ACI Prensa y colectivos como la
Coordinadora Nacional Unidos por
la Vida y la Familia y más recientemente
Parejas Reales, los grupos
conservadores movilizan a los fieles para manifestarse públicamente contra el
aborto (incluyendo el terapéutico pese a las recomendaciones y sanciones
internacionales)
,
los derechos de las comunidades LGTBI y las ONG promotoras de los DDHH y
feministas, calificándolas de “diabólicas”. Gracioso resulta, pues, que el
Estado sub
vencione a la Iglesia Católica con Plata del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Combinando fuerzas desde el
Congreso, los conservadores han eximido a los colegios públicos secundarios de
la enseñanza de la sexualidad, relegando este tema a la familia, como si las
fiestas semáforo y las kinerifas no
fueran suficiente evidencia de que cada vez es más necesario formar a los
jóvenes y adolescentes en el ejercicio práctico de su sexualidad, de manera
racional, responsable y conforme a una ética de desarrollo de las capacidades
integrales humanas. ¿Qué es lo que buscan los conservadores? Alberto Adrianzén
lo ejemplifica bien:
La propuesta de que el Estado renuncie a participar de
la educación e información sexual de las y los adolescentes apunta a
“privatizar” ambas cosas al dejarlas en manos de una “familia” que se define,
entre otros aspectos, por su carácter católico o evangélico. Es permitir que el
reino de la ignorancia y de los prejuicios religiosos definan la sexualidad de
los adolescentes y la relación entre padres e hijos. Es utilizar principios
aparentemente liberales, como es la supuesta protección del ámbito privado de
la familia -donde el Estado no se puede inmiscuir- para contrabandear una moral
y un estilo de vida basados en principios religiosos. En última instancia, se
“protege” el espacio privado de la familia, para “educar religiosamente” a los
adolescentes.
Al detentar estos poderes, es
obvio que no solo influencian en el Estado, sino también en la propia gente,
generando normas socioculturales que influyen en las decisiones de salud
reproductiva. Por ejemplo, en un estudio llevado a cabo en Paquistán, los investigadores
concluyeron que el 76% de los maridos y el 66% de las esposas temían que dios
pueda enojarse si practicaban la planificación familiar
.
Es por ello que muchos de los peruanos, y particularmente de las peruanas
reaccionan en contra de sus propios derechos. En las redes sociales y en medios
como La República, El Comercio, Perú 21, en sus ediciones en línea, es
frecuente ver comentarios de rechazo a los derechos de las comunidades LGTBI, a
la independencia de la mujer, comentarios homofóbicos, sexistas, y ciertamente
fascistas y violentistas contra estas y otras personas.
Esta pasividad frente al abuso
y oprobio de los derechos humanos, esta inconsciencia de que al afectar los
derechos humanos de algunos se afecta en buena cuenta los derechos de todos,
recordando el cosmopolitismo de Appiah inspirado en Diógenes, lleva a los
políticos de turno a una execrable y conveniente silencio frente al
reagrupamiento del integrismo, que viene amenazando desde el Congreso con estas
medidas reaccionarias.
¿De qué capacidades y
desarrollo podemos hablar si las mujeres en el Perú no son capaces de decidir
por sí mismas y su útero le pertenece a las Iglesias? ¿Qué tipo de ciudadanía
podemos conseguir si las religiones, y particularmente la católica tiene copada
prácticamente toda la educación básica y superior, y esta educación no promueve
el pensamiento crítico con base en evidencia? ¿Qué tipo de ciudadanos podemos
formar si a la gran mayoría de ellos se les enseña a rezar y a marchar en el
colegio, y no a desarrollar curiosidad científica?
Al subsumirnos a los intereses
y pareceres de una cosmovisión particular, renunciamos a la libertad plena de
consciencia, al escepticismo científico, a la racionalidad, único motor del
desarrollo de la humanidad a lo largo de su historia. En palabras del Dr.
Michio Kaku, “todos nacemos científicos, pero luego algo pasa, vienen los años
peligrosos, la educación primaria y secundaria, y se aplasta esa curiosidad”
.
A través de cifras y mnemotecnia, de una educación autoritaria, vertical,
marcial y/o clerical, se forman siervos, no ciudadanos, y se lesiona la
curiosidad natural del ser humano por buscar respuestas, por conocerlo todo.