sábado, julio 01, 2006

La Raza y la Magia: Alemania y Francia

Rey y D10s. Completo, inteligente, perfecto. Zinedine Zidane, de lo mejor de la historia del fútbol. ¿Pelé?, ¿Maradona?, ¿Ronaldinho?, no... ¡Zizou!

Dos clasificaciones a Semifinales sorprendieron a muchos, a pesar de tratarse de dos campeones mundiales. El sentimiento sudamericano pudo más, seguramente, y nos encegueció; y qué bueno por eso, dado que como hermanos, era lógico que apoyemos a argentinos y brasileños. Sin embargo, la duda que algunos menos obnubilados por chauvinismos regionalistas teníamos con respecto a la clasificación de los gigantes no era por desconfianza a sus estilos, envidia u otras rencillas, sino por los rivales de turno que tuvieron en los cuartos de final: los argentinos que enfrentaron a los alemanes, y los brasileños que enfrentaron a los franceses, respectivamente. Los primeros enfrentaban nada menos que a los dueños de casa, pero más que eso... enfrentaban a la Alemania aguerrida, mítica, de la cerveza, Wotan y las guerras mundiales. Y los brasileños no enfrentaban a un rival fácil, por más de que Francia pasó a duras penas su grupo. Parece que se olvidaron de que Francia los supera en las justas mundialistas, por no decir que los tiene de hijos (1-1 y 4-3 por penales en los cuartos de final de México 86' y el 3-0 de la final de Francia 98').
Con todo, no nos sintamos tan mal por la eliminación de Sudamérica. Recordemos que el mundial se llevó a cabo en Europa, en un país de unos fríos mortales, que por algo permitieron que Ucrania llegue tan lejos, mientras que los africanos se quedaran en primera fase.
Con todo, creo que hay dos factores que debemos rescatar destos cuartos que se acabaron.

La Garra: Fútbol de raza
Alemania superó a Argentina. Duela a quien le duela y pese a quien le pese. Me sorprendió llegar a la cafetería de letras luego de una clase y encontrar el marcador 1-0 a favor de los albicelestes. Y me había sorprendido gratamente, pues yo tenía mis dudas. Se cumplían casi 70' minutos cuando entré y logré sentarme, y rápidamente me di cuenta que los argentinos habían regalado el dominio del balón a Alemania. A A-L-E-M-A-N-I-A.
Díganme si Alemania no es el equipo que revierte resultados en contra, que nunca falla en penales. Díganme que no, que Alemania no es el país que vence por raza, por mentalidad. Argentina pecó de confiada y regaló la pelota, apretando en su propia cancha, regalándole el gramado al combinado teutón. Y como siempre, Alemania no perdonó y consiguió el empate a los 81'. Los últimos diez minutos son fatales para cualquier rival de Alemania si es que deja de pisar el acelerador. Y sino que lo digan Paraguay, EEUU y Corea del Sur, equipos eliminados por los teutones en el 2002, siempre en los fatídicos 10 minutos finales, cuando nadie daba crédito por los germanos.
¿Y los penales? Corríjanme si me equivoco, pero no recuerdo vez alguna en la que Alemania haya perdido en definiciones por penales. Eliminó a México en los cuartos de final de 1986, en el mundial de los aztecas; eliminó a Inglaterra en la semifinal de 1990, y también en 1996, en la semifinal de la Eurocopa de los británicos. Es decir, se comió la presión de la localía de sus rivales para humillarlos frente a los disparos a doce pasos. ¿Cómo no le iba a resultar tranquilo resolver su serie en casa?. Y los argentinos, por más que han salido airosos frente a Yugoslavia e Italia en 1990 e Inglaterra en 1998 en justas de penales, habían perdido el encuentro frente a los teutones hacía rato, ya, al confiarse, al menospreciar la garra rival.
La magia: Les Bleus
Un hombre sorprendió al mundo en 1998. Hoy demostró, nuevamente, su condición de superhombre. Una actuación para 10 puntos antes de los 60' minutos corridos, el mejor partido de su vida al final de los 90' reglamentarios. Y nada menos que frente al Brasil que derrotó en aquella final con dos goles de cabeza. Zinedine Zidane, sencillamente, le pintó la cara a la selección brasilera, a los Ronaldos, Ronaldinhos, Kakás, Roberto Carlos, Parreiras y demás. Es cierto que lo acompañaron dos torres como Thuram y Vieira, quienes comandaban la defensa y el mediocampo galo, respectivamente, junto con Gallas, Makalele y compañía; pero fue la conducción, el temple, la emoción, ese todo tan difícil de explicar que trasmite el 10 bleu lo que hizo revivir a este equipo francés, que francamente, parecía quedarse en la fase de grupos a merced de los helvéticos y los coreanos.
Recibiendo pelotas difíciles, largas, complicadas, fáciles, todas de manera tan prolija, inteligente, distribuyéndolas con una precisión casi quirúrgica, y superando rivales con una plastilidad felina, conduciendo la pelota con una gracia y una destreza que hace pensar en el fútbol como un arte... sin palabras, sinceramente, describir a un Zidane enorme, fantástico, genial. Tanto así que los brasileros no querían ya marcarlo, para evitar así la vergüenza. Les faltó poco para tenderle una alfombra y decirle pasa, maestro. Si no me creen revisen sobre todo el segundo tiempo del partido.
Pero tampoco seamos mezquinos con el resto del equipo. Mencioné a Thuram y Vieira, unas torres que neutralizaron a los delanteros y mediocampistas verdeamarelhos. Un Ribery que peleó todas las jugadas de igual a igual, además de unos exigidos Malouda, Abidal, Gallas y Sagnol, y un Henry enchufadísimo, que a la postre dio la victoria a su equipo.
Nada qué reprocharle a una Francia que venció inteligentemente al pentacampeón del mundo, el más grande de todos. Y le ganó bien.

Y ahora
A estas instancias de la copa, no valen más caritas, candidatos, kábalas. Alemania y Francia han demostrado la calidad de los fútboles que les caracterizan, y han superado a sus rivales. Qué lástima, pues, que nuestros referentes sudamericanos sucumbieron ante ellos.
Pero tendrán a rivales no menos duros en estas semifinales: los teutones intentarán superar a una Italia que se jacta de superarlos a lo largo de la historia mundialista (4-3 en las semifinales de México 70', 3-1 en la final de España 82') y los franceses a un Portugal que viene de eliminar por penales a una Inglaterra que ya debería dejar de patearlos, dado que siempre pierde por esta vía.
Nuevamente, la garra y la magia se harán presentes. La primera invita a pensar que Alemania superará a los azurri, por su mayor peso en la historia reciente del fútbol -y por la superioridad de los teutones en los últimos partidos ante los mismos, además de la localidad, que es un factor a tomar en cuenta-. La segunda, a que un Zizou inspirado es todopoderoso y puede vencer al mundo. Y es que en el fútbol hay todo menos lógica, pero, sobre todo, magia y raza.

2 comentarios:

•­»Lu!s«­• dijo...

no se puede juzgar la vida de un hombre por una accion

Chema dijo...

Totalmente de acuerdo. Si bien es cierto este post lo hice antes de jugadas las semifinales, de hecho, la noche de la victoria del mejor Zizou frente a Brasil, concuerdo totalmente que no se puede juzgar a Zizou tan parcializadamente. Por más que tenga antecedentes -14 expulsiones y 11 por agresión-. Para mí es el mejor del mundo, y por lo menos no fue drogadicto ni tuvo un hijo delincuente. Para mí Zidane es Rey y D10s.