La justa segunda oportunidad.Además de la celebración por nuestras fiestas patrias, nos ata a todos la esperanza de un nuevo gobierno que, pese a una anterior administración que dejó más que mucho qué desear, no se puede negar que goza de una expectativa distinta, grande, de un pueblo que ya dejó de ser aquel sumiso y estupidizado por los psicosociales de la dictadura. Un pueblo distinto, mejor preparado, enterado, más comprometido con la nación, politizado.
No se puede dejar de reconocer que en la época en que AGP asumió su primer mandato, más allá de los casos de corrupción, las ATA y el desastre económico, se dio el problema social más grande de la historia republicana: el terrorismo que golpeó duramente, causando miles de víctimas, además de innumerables pérdidas económicas. Tampoco podemos obviar que la inflación ya era grande, y venía de la muy mala gestión del nacionalista Velasco, que suprimió las empresas internacionales, endeudándose estrepitosamente, y que no fue controlada por Belaúnde. Y qué decir de las tantas empresas estatales que existían en aquella época: eran muchas y no se tenía recursos suficientes para administrarlas oportunamente, por lo que la fiscalización interna fue harto difícil. Además, y con todo, el APRA tenía mayoría parlamentaria en esa época, por lo que la fiscalización interna y externa fue pobre.
Los tiempos son distintos en esta oportunidad, gracias a Dios. La economía está controlada; el terrorismo no tiene la fuerza que tenía a finales de los ochenta; las empresas son en su gran mayoría privadas, y por tanto más competitivas en un estado incipiente y en crecmiento. Si bien es cierto Toledo pudo hacer mucho más, al menos dejó los números en azul. Sin embargo, el pueblo no le perdonó la no repartición equitativa y justa de este buen momento. Por ello fue rechazado el continuismo económico representado en la candidatura de Flores Nano. Así mismo, el pueblo no se comió el cuento del nuevo Inkarri Humala, extremista.
Es así que García llegó nuevamente a Palacio, entre la expectativa de muchos y la desesperanza de otros. Estamos todos ante un nuevo gobierno que se presenta como la oportunidad de la Gran Reivindicación del APRA, el partido del sin igual Víctor Raúl Haya de la Torre que injustamente se viera privado de la primera magistratura en varias ocasiones, pese a ser el personaje político del siglo pasado en nuestro país. Era justa una segunda oportunidad para el APRA, no podía quedar así mancillada la historia y el honor de tantos mártires, presos, perseguidos, deportados y revolucionarios que dieron su vida por la doctrina del Pan con Libertad.
Y afortunadamente, hay motivos para sentirse esperanzado en un gobierno de calidad. El nuevo gabinete, con la presencia moderada de apristas (6 de 15), de 9 tecnócratas y de 6 mujeres -primera vez en la historia que tenemos tantas ministras-, ha satisfecho a propios y a extraños. La austeridad fue resaltada en numerosas ocasiones por el nuevo presidente, y eso, merced a que puede generar discrepancias -sobre todo para aquellos que dicen que esto ahuyentará a los buenos profesionales que se dedicarán al sector privado por no encontrar conveniente dicho recorte en sus remuneraciones-, es saludable para amilanar aquel descrédito que la clase política sufre desde hace años. La apertura y la concertación se han manifestado en el ajedrez político que García ha planeado, en un escenario que le exige negociar, conversar y tomar en cuenta las diferentes posiciones, lo que es fiscalizador por naturaleza.
¿Santa Paloma? No tendrá plumas y menos será una santa paloma, pero haríamos bien en desearle lo mejor a García en su segunda administración. Necesita el apoyo de todos.
Pásame la b...atuta. Tras un discurso copioso, Toledo se despidió deseándole la mejor de las suertes al nuevo presidente constitucional del Perú.
Hey, tú. En su mensaje presidencial, luego de asumir la banda, un entonado y emocionado García exhortó a todos los peruanos a cumplir con sus deberes y obligaciones con el mismo afán que hacen respetar sus derechos.
Buen humor. Parece que hay buena química entre la presidenta de Chile, Michele Bachelet, y el flamante mandatario peruano Alan García. Ayer, en una ceremonia en homenaje a los presidentes visitantes, Bachelet levantó la copa y celebró: "Qué viva el Perú". Primera vez en la vida que escucho a algún presidente mapuche decir tan amables palabras para con el Perú. Buen augurio.
Fe. A rezar todos por el Perú.
Tengamos fe, tengamos esperanza. No estemos de brazos cruzados, aportemos, apoyemos, critiquemos. Pero participemos, porque todos tenemos que participar en el futuro de nuestro país. No se trata de tirar piedras y esconder manos, se trata de llamar la atención de aquellas cosas que no se hacen bien, y de reconocer virtudes. Se trata de ponerse la camiseta del Perú, más allá de las discrepancias políticas diz que irreconciliables que suenan a pueriladas. Que Dios ilumine a García y que bendiga al Perú. Que nos de tolerancia, que haga crecer la esperanza, con las manos dispuestas aportar antes que a acusar.
3 comentarios:
Todos merecemos una segunda oportunidad, sobretodo si demostramos que hemos cambiado para bien.
pero nadie habla de la estabilidad laboral!!... si mi viejo deja de trabajr no van a tener diner; si no hay dinero no vamos a comer; si no coemmos, no pagamos internet; si no pago internet, no estaré en mi computadora; si no estoy en mi computadora, ya no podré postear más!!! NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!! la explosión de ideas que causa el pensar en Alan García...
Luis.
Ciertamente, todos la merecemos.
Daniel Moisés.
Ante todo, calma.
La estabilidad laboral ha sido defendida en múltiples y reiteradas ocasiones por el flamante presidente García. Temas como los derechos laborales -las ocho horas de trabajo, el pago de las horas extra, los beneficios de salud y por despido intempestivo, la libre desafiliación de las AFP, entre otros-, la inspección y el control sobre el uso y abuso de los services por parte de las empresas privadas han sido tocados por el presidente a lo largo de la campaña y se mencionan, claro está, en el plan de gobierno del Partido Aprista Peruano y, cómo no, en el mensaje presidencial del pasado 28 de julio.
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