Me pregunto cuál es el afán de ciertas personas de sentirse o creerse superiores a los demás, sentimiento, sensación o diz que condición que a su vez a ellas les hace prejuzgar y sentirse capaces de aconsejar y hasta atreverse a decir que son los demás los que están equivocados. A mí me parece que en realidad esconden un profundo desconocimiento, una duda terrible que les oprime el alma y el corazón, duda que les hace tragarse fácil sus creencias o dogmas, y rechazar de plano las del resto. Ese comportamiento es uno de los que más detesto de los católicos, y de todos en general que se autodefinen como seguidores de un credo, facción o incluso partido político, cuya convicción radica en la desautorización del otro, de los pareceres, creencias y pensamientos de la otredad.
Hoy asistí a una charla de don Guillermo Dañino, doctor en Humanidades por mi universidad, que ha vivido y viajado a China por casi treinta años, y que conoce al dedillo a su gente, tanto espiritual como cálida y socialmente. Don Guillermo nos dice que uno puede conocer el alma de un pueblo a través de 3 formas principales: (1) por el estudio de sus filósofos y pensadores, así como de las corrientes de pensamiento que son irradiadas en la gente y en su devenir; (2) por sus formas literarias y poéticas, y por sus literatos y poetas, y obviamente las obras, las temáticas principales, etc.; (3), y naturalmente por la experiencia en el contacto y el trato con la gente. Así nos dijo, y nos dio una charla magnífica sobre el confucianismo, el budismo y el taoísmo, sobre los tres poetas mayores de la cultura china: Tu Fu (confuciano), Wang Wei (budista) y Li Tai Po (taoísta), sobre el característico sentimentalismo y la profunda cultivación de la amistad en los chinos, la inspiración a través de la naturaleza, tantos otros temas, en fin.
Al final, salí muy contento del IRA y tomé un taxi para regresarme. El taxista me interrogó sobre el lugar, su mirada era escritunada, como si me estuviera evaluando. Le comenté que se trataba del Instituto Riva Agüero, instituto cultural de la Universidad Católica, y que salía de una charla sobre la cultura china, a cargo de un maestro, doctor en lingüística y literatura, que tenía como 30 años viviendo en China y tenía cientos de anécdotas deliciosas sobre la vida, la cultura y la amistad por esos lares. El taxista redujo todo lo dicho a que yo me había ido a la charla, y que Dañino había pasado sus treinta años en China, y el gobierno chino se había abierto al mundo, todo porque todos, yo, Dañino y el gobierno chino, todos, buscan la perfección. Lo atajé de inmediato diciéndole que eso era falso, nadie mencionó la búsqueda de la perfección, sin embargo él dijo que sí. Dijo además, que la única perfección posible era Jesucristo. Entonces le expliqué que justamente Jesucristo profesaba la unión, el respeto por el otro, y el amor a los demás, y por amor a los demás debemos entender respetar a los demás, y por tanto a los diferentes. Le expliqué que el confucianismo, el taoísmo y el budismo en China no son absorbidos por grupúsculos de personas que se sacan los ojos los unos a los otros, sino que un mismo chino puede tomar libremente preceptos de estos tres sistemas de pensamiento y ser feliz. Y también le dije que el cristianismo se basa en el amor a los demás, y que sin embargo el catolicismo a lo largo de la historia guerreó y separó a las culturas diferentes.
No sé por qué existe tanta gente que se espanta porque uno tenga a bien culturizarse como quiera. No sé por qué te salen con la cháchara bíblica como si fueran doctores honoris causa, y saltan a desautorizar sin conocer a los demás, sin conocer absolutamente nada. A mí me daría vergüenza intentar siquiera jugar a esa posición tan dogmática y absurda, tan cercenadora de la libertad, tan cerrada y tan estúpida. Me revienta esa actitud pedante. Por eso cada vez más me gusta el holismo oriental, la paradoja creadora y la cultura china.
Para una versión más ilustrativa de esta suerte de crítica, buscar en Youtube: Minos el Juez - Juicio a los fanáticos religiosos. En todos los casos, estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Minos.
1 comentario:
Esto es muy común de los arequipeños.
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