viernes, diciembre 01, 2006

Horizonte

(Del lat. horĭzon, -ontis, y este del gr. óρíζων, -οντος).

1. m. Límite visual de la superficie terrestre, donde parecen juntarse el cielo y la tierra.
3. m. Lugar, paisaje. U. m. en pl. Horizontes lejanos.
4. m. Límite, frontera. Los horizontes del imperio.
5. m. Término temporal previsto para un estudio, una actuación, etc. Un horizonte de cinco años.
6. m. Conjunto de posibilidades o perspectivas que se ofrecen en un asunto, situación o materia. Su horizonte cotidiano. Un horizonte a medio plazo. (1).


No es gratuito que el término horizonte tenga tan vastas y distintas acepciones. Es pura subjetividad, misterio, profundidad. Alude a nuestro presente, a nuestra esencia, a nuestro sentido de la vida, nuestra completud y teleología. Es un término que no tiene término, siempre se puede avanzar al horizonte, y este seguirá siendo el mismo. Es referencial a uno mismo, puesto que el percibir al horizonte difiere de cada uno, lo que consolida aquella acepción teleológica y personalísima, individual, única. Las metas, las razones, los motivos. Lo esperado, lo deseado, lo anhelado. No es extraño, pues, que tengamos presentes en la cabeza ciertos horizontes en imágenes que nos hagan pensar más allá de sus propias denotaciones, horizontes que enriquecemos con nuestras propias y diferentes connotaciones, personales, íntimas.
Hoy conversaba con un amigo de la universidad, y así de la nada, reparé en la imagen que colgaba en su display. La patagonia argentina, callada, se habría al horizonte por medio de la carretera. La comunión de la artificialidad del ser humano con la naturaleza, la pedregosa y mística tierra y el camino de los hombres. La imagen se aprestaba a la proyección, la apertura, la meditación.
Pensé entonces en mis años mozos en Huanchaco, caminando descalzo por las veredillas descuidadas, por la pista y la arena seca caliente, y la refrescante arenita húmeda de la pleamar. Recordé aquellas noches de despedida, siempre frías, en las que enrumbaba en taxi hacia la estación de bus de regreso a Lima. Cuando me detenía a observar, a través de la ventana y con los ojos humedecidos por las prístinas lágrimas de la inocente puerilidad, las estrellas para aceptar el término de las aventuras, del clima plácido y bonachón del verano, de mí mismo y mi alegría simbiótica, sinergética con el balneario de toda mi vida.
Pensé en aquellos viajes con mi padre al interior del país, a Trujillo mismo, incluso, desde Lima. Siempre en carretera, siempre mirando hacia adelante, el aire golpeándome la cara. Me gustaba viajar por la carretera con mi padre, me gustaba el aire despeinando mis cabellos, me gustaba observar allá donde todo termina o comienza, donde se difumina el mismo mundo. Esa imagen de la carretera me fue recurrente, del horizonte aperturándose a la periferia, invitándome a avanzar, quizá por el vertiginoso avecinar del futuro. Me imaginaba manejando a velocidad, cruzando, terminando, disfrutando del aire que refrescaba mis poros.
Y pienso en la imagen de mí mismo que ahora construyo sobre la imagen del horizonte. Ya no más velocidad. Ahora me detengo en el silencio, camino paso a paso, tratando de disfrutar de esa quietud, de la belleza del paisaje, del dulce recuerdo de cuando confundía el espejismo del agua. Ahora voy a pie, con libros en el morral, con experiencia para acompasar, con historias para contar.
Nota.
(1) Algunas de las acepciones consignadas por el DRAE para 'Horizonte'. Cortesía de la RAE: http://www.rae.es

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sea horizonte o sea encrucijada, siempre es bueno detenerse a meditar.

(sabías que hubo una vez en Lima una editorial de textos escolares llamada HORIZONTE?)

UN beso.

Chema dijo...

Qué bueno encontrarte por aquí, Danza. Siempre es grato leer tus acotaciones.

¿Sabías que no solo leo Danza Invisible, sino también la escucho? ;)

Anónimo dijo...

Descubriste mi terrible secreto... ay!!

El grupo era uno de mis favoritos allá por los 80's. Pensé que ya eran pieza de museo (del Paleolítico Musical).

Chema dijo...

Bahh...

bueno, sabía que debía ser muy antiguo -mijijiji-, pero igual me bajé algunas canciones del limewire, recordando tu mote.

Un abrazo.