lunes, marzo 07, 2022

La pandemia y la violencia: una aparentemente significativa relación

Hoy en el diario La Encerrona (1) se mencionó una curiosa explicación de un experto en Derecho y violencia en el fútbol inglés de la Universidad de Manchester, Geoff Pearson, que opinó  en relación a la tragedia del pasado sábado acaecida en Querétaro, México, en un partido entre el equipo local, Querétaro y el Atlas. Este episodio violento sería el más extremo que se recuerde desde la matanza de Heysel de 1985, que supuso la sanción de 5 años para todos los equipos británicos. 

El pasado sábado de terror en Querétaro, el defensor peruano Anderson Santa María estuvo presente en el terreno de juego y tuvo que guarecerse en las duchas junto a muchos de sus compañeros, mientras familias enteras con niños pequeños corrían despavoridas para evitar los golpes de uno y otro bando. Este comportamiento extremadamente violento podría ser exacerbado por la pandemia y formar parte de un fenómeno con resultados similares en lugares tan distantes como Inglaterra, Grecia y Francia.

Tragedia en Querétaro. Joven familia intenta escapar de los linchamientos producidos al borde de la cancha y en las tribunas. Fuente: El Comercio, Perú.

Hace un mes, el 7 de febrero, el portal chino de noticias Xinhua (2) hizo un artículo sobre la violencia en los partidos de fútbol del torneo inglés, tomando como referencia al especialista Geoff Pearson, quien expresó en una entrevista exclusiva con Xinhua,  que hay indicadores de un aumento a nivel nacional en los niveles de criminalidad, desorden y comportamiento antisocial en el fútbol nacional de Inglaterra y Gales. Pearson observó que lo que más ha aumentado son "los incidentes de desorden (principalmente de bajo nivel) y comportamiento antisocial. Esa es una opinión compartida por mis oficiales de policía, oficiales de seguridad y representantes de fanáticos con los que trabajo".

Esta violencia de baja intensidad podría tener que ver con lo que estudios de la universidad de Oxford realizados en 2018 con hinchas brasileros llamaban transgresiones debidas a cuestiones identitarias. Existe una subcultura de asistentes al fútbol que trasgreden para sentirse parte de una colectividad que, bien canalizada, puede significar en el llamado amor por la camiseta. Esto podría estar emparentado a la filiación tribal, ese sentimiento de pertenencia por el que uno encuentra en el otro miembro de un clan un deseo natural de preservación, característica de la humanidad arcaica, que explica, por agregación, el chauvinismo nacional, el patrioterismo, así como diversos sesgos de pensamiento como el prejuicio, el estereotipo, el racismo y la discriminación.

Por otro lado, este tipo de comportamiento antisocial tribalizado no sería nada nuevo en el fútbol. Existen diversos estudios desde los años 80s sobre los hooligans que indican que no son personas con trastornos mentales o con comportamiento antisocial declarado previamente, sino que son personas comunes y corrientes, con títulos universitarios y trabajos regulares, cuyo comportamiento desviado emerge en situaciones sociales masivas específicas, algunas de las cuales pueden ser extremadamente violentas, en las que la conducta personal se ve imbuida del colectivo, como la acaecida en el Estadio Monumental de Ate en el episodio del asesinato de Walter Oyarce (3).

Sentenciados. Implicados y sentenciados por el asesinato de Walter Oyarce. Fuente: El Comercio, Perú.

¿Qué hace a personas que son profesionales comportarse como matones y asesinos a sueldo en determinadas circunstancias? La falta de una respuesta social de parte de las autoridades parece ser la primera razón. Otra es la creencia que tenemos que solo personas "enloquecidas" o "trastornadas" son las que pueden tener estos comportamientos, despersonalizando y eximiendo de la responsabilidad a quienes cometen estos actos. Una tercera opción podría recordarnos a los experimentos pioneros de psicología social de Kurt Lewin en el que medía el impacto del estilo de liderazgo sobre el desempeño de un grupo de estudiantes. Los estudiantes sin liderazgo hacía el trabajo de peor calidad y aquellos influenciados por un líder autoritario, se comportaban como pequeños dictadores, mientras que los que eran dirigidos por líderes democráticos trabajaban de manera conjunta, con los mejores resultados e intercambian elogios y reconocimientos mutuos. En este caso, este comportamiento podría derivarse de una influencia violenta del entorno y de un ausencia de liderazgo claro. 

En la literatura pandémica se ha encontrado surtida evidencia del incremento de casos de violencia doméstica y familiar (4  y 5), así como también de conductas antisociales aisladas y cometidas individualmente principalmente en adolescentes (6), e incluso la vinculación entre la fatiga pandémica y la antisocialidad (7). ¿Cuál es la explicación para que en todos estos casos se incremente la violencia? Aparentemente, el factor común en todos los casos es la gestión inadecuada de las propias emociones. Parece ser que una interacción prolongada, sin pausas, conlleva a escenarios en los que resulta difícil para los cónyuges, familiares y personas no necesariamente emparentadas entre sí, gestionar de manera adecuada sus propias emociones, incrementando su agresividad, conducta antisocial, así como problemas de control de impulsos, estrés, ansiedad y depresión.

La comunidad científica internacional y los sectores de la sociedad civil han tomado conciencia del incremento de la violencia doméstica especialmente durante el confinamiento de la pandemia. La data es muy clara.

Buscando información específicamente de violencia social, solo he encontrado un artículo de la prensa británica de hace un par de semanas que refiere que la policía inglesa se está enfrentando a un nuevo tipo de hooligan, uno más bien adolescente, acostumbrado a canalizar la frustración de los videojuegos y quien no ha tenido previamente la oportunidad de interactuar en estadios llenos de personas (8). Se trata de principalmente adolescentes quienes no se han enfrentado previamente a la necesidad de regular sus comportamientos frente a multitudes de personas, y no son aparentemente conscientes de las consecuencias de sus actos en lugares masivos. 

Matt London del Burnley le muestra al refferee una lesión por una botella en el rostro, en el partido contra el Leeds United. Fuente: PA / DailyMail UK.

Adicionalmente a ello, encontré un documento de Naciones Unidas que menciona que a raíz de la pandemia se ha incrementado el número de seguidores de grupos fundamentalistas, conspiradores, cuyos discursos de odio se han vuelto más radicales y como consecuencia sus acciones terroristas han sido más notorias sobre todo en EEUU y Europa (9). Estos son los principales beneficiarios del aislamiento, quienes, aprovechándose que al internet ingresan todo tipo de personas que no necesariamente saben distinguir información verídica de aquella falsa, introducen sus ideas extremismas y captan cada vez más seguidores. 

Todos estos son temas muy interesantes que vendrían muy bien de ser analizados, estudiados y trabajados por los departamentos de psicología de las universidades aquí y en cualquier parte del mundo. Es posible que la pandemia genere un estado de mayor proclividad hacia la expresión y manifestación de conductas antisociales y violentas, pero si no las estudiamos de plano y en nuestro contexto concreto, nunca lo sabremos, ni podremos hacerles frente.

Convendría también ponernos a pensar en lo poco que invertimos en salud mental a nivel de estado, y en cómo el sector salud podría asociarse desde diversos ámbitos y aristas como la educación preventiva, el deporte de competición, los medios de comunicación, todo ello con la participación del estado, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil. 

Fuentes: 

1. La Encerrona, capítulo del 7 de marzo de 2022. Tomado desde: https://www.youtube.com/watch?v=lWgg2NtVXjM&ab_channel=MarcoSifuentes

2.  Xinhua, 7 de febrero de 2022: COVID-19 lockdown might be blamed for increase in violence by fans in English football. Tomado desde: http://www.xinhuanet.com/english/20220208/5078c2cb4d4b49d8b0d6fe9042aae8cd/c.html

3. El Comercio, Perú. 6 de marzo de 2022: Hace 11 años: el caso de Walter Oyarce. Tomado desde: https://elcomercio.pe/archivo-elcomercio/archivo/hace-10-anos-el-caso-walter-oyarce-el-aliancista-asesinado-en-el-monumental-cronologia-estadio-monumental-universitario-alianza-lima-asesinato-en-palco-2011-clasico-del-futbol-peruano-nnsp-noticia/

4. National Institute of Health de EEUU: Intimate partner violence (IPV). Tomado desde: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7190494/

5. Wiley Library: Violence against women. Tomado desde: https://obgyn.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ijgo.13365

6. INFOBAE: Mayor conducta antisocial en adolescentes en pandemia. Tomado desde: https://www.infobae.com/america/tendencias-america/2021/10/09/efecto-pandemia-crecieron-las-fobias-y-las-conductas-antisociales-en-ninos-y-adolescentes/

7. Universidad de Berkeley: How pandemic fatigue made us antisocial. Tomado desde: https://greatergood.berkeley.edu/article/item/how_pandemic_fatigue_made_us_antisocial

8. Dailymail, del 17 de febrero de 2022. Tomado desde: https://www.dailymail.co.uk/sport/sportsnews/article-10523441/Football-disorder-worse-gets-better-says-expert-police-powers-need.html

9. Naciones Unidas: Las redes sociales, la principal arma terrorista durante la pandemia de COVID-19. Tomado desde:  https://news.un.org/es/story/2020/11/1484342


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