El que escribe es un confeso hincha de Universitario de Deportes, mítico rival del Alianza Lima, ambos clubes de fútbol, y los más representativos del balompié peruano. Y escribo también como fanático del fútbol, como deporte, y como peruano en general. También escribo como hincha de la moralidad, los valores, el respeto y la decencia. Y por todo ello deploro sobremanera la actitud de la FIFA, en primer lugar, que en su portal, en la noticia que refiere el partido final de la llave Alianza Lima - Universidad de Chile, jugado en el estadio del Colo Colo, en Santiago, solo mencionó el resultado final, y en ningún momento tocó el tema del polémico y latrogénico arbitraje del ecuatoriano Carlos Vera. En segundo lugar, deploro la actitud complaciente y estúpida del presidente de la FPF (Federación Peruana de Fútbol), Manuel Burga, quien servilmente dijo que no hay nada que pueda hacerse frente a este fallo corrupto y desmedido, y con toda la concha del mundo, como ya nos tiene acostumbrado, sugirió a Gerardo Pelusso como nuevo técnico del combinado peruano. En tercer lugar, deploro la cobarde actitud del réferi Carlos Vera, quien debiera ser sancionado de por vida, inhabilitado y hasta denunciado. Y finalmente, también deploro la cobarde y corrupta actitud de la CSF, quien está acostumbrada a favorecer solo a equipos argentinos y brasileños en todo momento y en todo lugar, y eventualmente a equipos y/o países locales (Chile, por ejemplo) que presionan matonezcamente.
Para muestra de esto hay muchos botones, no solo el partido del último jueves entre universitarios e íntimos. En su sexto partido de la fase de grupos, Universitario de Deportes de Perú defendió un digno empate a 0-0 en Lanús, Argentina, y dos de sus jugadores fueron cobardemente atacados a puñetes por jugadores del Lanús, los cuales no recibieron sanción alguna, no así los equipistas de la U, particularmente Raúl Fernández y John Galliquio, que fueron suspendidos. Este fallo significó la impunidad del equipo argentino Lanús, y el beneficio directo para el FC Sao Paulo, equipo brasileño. El año pasado, en el sexto partido de la fase de grupos, a Universitario le anularon un gol legítimo, el 2-1 que le hubiera significado clasificar a los octavos de final de la Copa. En la Libertadores de 1994, un colombiano amenazó con una pistola a Miguel Miranda en pleno partido de la U contra el DIM, y no hubo sanción alguna para el estadio ni para el árbitro. Y en 1991, le anularon otro gol a Balán González. Pero también a la blanquirroja la han tratado mal: el boliviano René Ortubé convalidó un gol ilegítimo a Argentina, que significó el 2-1 frente a Perú, con el que a la postre logró su clasificación al Mundial 2010. A la selección sub20 en la eliminatoria para el mundial de Nigeria 99', Perú necesitaba ganarle a Chile, y lo hacía, hasta que a 6' del final un chileno marcó en claro offside. Y yéndonos más atrás, por si fuera poco, el árbitro brasileño que vendió la clasificación a Argentina a México 86', influyó en el resultado del 2-2 frente a Perú.
Pero lo ocurrido este jueves en Santiago de Chile superó ya todos los límites de la desfachatez y el descaro. Fue muy claro el contuvernio entre el réferi Carlos Vera y su juez de línea. Fue demasiado obvio el cambio de decisión, porque Vera dio primero por inválida la jugada, y luego cambió su decisión ante la presión matonezca de Pelusso y sus secuaces. Fue demasiado obvia la presión matonezca del equipo mapochino, soez, cochina y absolutamente corrupta. Y también fue muy ingenua la primera actitud del equipo peruano que no atinó a responder ante la presión, presionando. Pero esa ingenuidad debe ser entendida como indignación. Esto es un deporte, finalmente, no una guerra. No estamos en la jungla: no es necesario decir que vamos a matar al árbitro para presionarlo frente a nuestros intereses. Se supone que en un deporte las cosas no son así. Y lejos de plantear una solución frente a la corrupción demostrada en el fútbol sudamericano, Leóz y compañía han recomendado a Costitas guardar silencio, o se atendrá a castigos por sus "impertinentes declaraciones". ¿Y qué quieren, que celebremos como nos roban a los equipos peruanos a mansalva? Como diría Hugo Chávez: Váyanse al carajo, pue. Observen este vídeo de los argentinísimos de Fox Sport:
Yo la verdad preferiría, y propondría, para todas estas cosas, la utilización de la tecnología, que es de por sí incorruptible y se basa en la fría facticidad, en vista de que las cámaras y las repeticiones por 3D no van a recibir presión de ningún técnico o jugador, como tampoco ningún centavo. La verdad es que la corrupción a tal nivel hastía a todos, y es un mal ejemplo horrible, sobre todo para los niños que practican el fútbol. Qué vergüenza de los líderes mundiales de este deporte si verdaderamente dejan las cosas como están y se lavan cobardemente las manos. Qué vergüenza para el fútbol mundial.
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