Un brindis por los estudiantes venezolanos, que a punta de coraje, heridos y hasta un muerto, consiguieron lo que parecía imposible: derribar a una versión politizada y fascista de King Kong. Hoy solo quiero celebrar la derrota de Huguito. No me importa, por ahora, meditar en las oscuras estratagemas que estará rumiando para el futuro cercano. Tampoco me importa demasiado analizar las elecciones y la idea de que la derrota de Chávez fue calamitosa y se intentó camuflar. Suficiente y satisfactorio es que perdió. Que en Venezuela ganó por fin la inteligencia a la prepotencia. Que sudamérica rechaza el totalitarismo. Por eso brindo con ustedes, conchalevale, pue.
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