Regresando de El Carmen, el otro día, con la gente del curso de Psicología Social Comunitaria, proyectaron una película en el bus de cercanías que nos llevó de Chincha a Lima. Proyectaron una película bonita, cándida, típica película de comedia hollywoodense, solo que tenía un clarísimo mensaje subliminal. No sé si todas las películas hollywoodenses tengan mensajes subliminales, la verdad es que lo dudo, pues, supuestamente están prohibidos, aunque por supuesto me refiero a la conceptualización laxa y coloquial del término, lo que comúnmente se conoce como un lavado de cerebro. Lo cierto es que las películas son estimulantes muy potentes, pues en nuestros tiempos de imágenes y de sentimientos, la verdad es que lo visual impacta mucho más fácilmente que lo textual, y en ese sentido las películas tienen los medios necesarios para influenciar al público muy fácilmente.
La película es Just Like Heaven (2005), y de hecho me pareció divertida y bien hecha -siempre y cuando resaltemos que se trata de una película hollywoodense, la típica comedia romántica-. Las estupideces de Mark Ruffalo en el filme divierten a cualquiera, dirán ustedes, y yo lo confirmaré. El hecho es que el tema de la película, por lo demás fantasioso e improbable, muestra a una chica que, en vida convencida de las bondades de la eutanasia, sufre un accidente automovilístico que la deja en coma. La misma regresa como una suerte de poltergeist mientras sigue en coma en el hospital, y vuelve a su antiguo departamento ahora ocupado por un muchacho -Ruffalo-, de quien se enamora. A lo largo de la misma, la protagonista -Reese Witherspoon- se cuestiona in situ sus creencias respecto de la eutanasia para terminar optando por la negativa a la misma.
Es un lavado de cerebro completo, caray. Me quedé helado, por un lado, y contento por el lado cándido como simple espectador. Sin embargo, no todas las personas que estaban en ese bus tenían la suficiente formación académica que les proveyera de recursos cognitivos para afrontar el mensaje oculto que de hecho un par de conservadores norteamericanos idearon para esta producción cinematográfica. Y bueno, pues, qué les digo. Coca-Cola nos bombardea con el rollo multiculturalista y la verdad es que el referente máximo del neoliberalismo capitalista sin fronteras, y por tanto uniculturalista, por decirlo de una manera. Los medios hacen lo que les da la gana con el público, el mismo que no tiene ni idea de qué es lo que consume verdaderamente. Porque esta película no son 95 minutos agradables de una sosa y cursilona comedia romántica hollywoodense cuando desentramas los mensajes ocultos que contiene.
Ah, y antes de que me olvide, por supuesto que estoy a favor de la eutanasia, y diametralmente en contra de la estúpida actitud culposa y masoquista judeo-cristiana que apuesta por el paroxismo. -Y no es que me haya convencido Almodóvar y su Mar Adentro, ni siquiera he visto esa película, aunque supongo que sería buena.-
En conclusión: Hay que tratar de mantener una actitud crítica, pues hasta en la más inofensiva y aparentemente estúpida película hollywoodense -que de hecho fue coronada como la peor película extranjera del año 2005 por la Gérard du Cinema de Francia(1)-, pueden esconderse mensajes subliminales, soterrados, ocultos, con la perversa intención de insertar pensamientos ajenos en nosotros, y enajenarnos como a ellos les plazca. Hay que estar atentos, no nos vayan a lavar el cerebro.
Nota.
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