La felicidad se puede silbar.
Ayer recibí mi primera paga, aunque solo eran los ripios que representan la movilidad por lo del voluntariado en CEDRO. Hoy comí tres helados gratis, al quedarme a la exposición final de mis amigos de Gestión de Recursos Humanos -su trabajo final fue sobre Nestlé, y llevaron un carrito de helados a la clase-. También se me malograron, por fin, esos lentes horribles con los que este año he reivindicado mi condición de nerd. Remeditando sobre todo esto, me regresé silbando hasta casa, por supuesto -no sé por qué siempre que silbo se generan réplicas inmediatamente, y todo el mundo ameniza su recorrido por la acera con simpáticos acompasares; y lo mejor es que siempre que esto sucede se me duplican las ganas de silbar-. Desde luego que mañana comeré mi plato preferido, pollo con piña, el tres en raya perfecto.
¿Se puede pedir más? Yo no. Así se está muy bien.
Ayer recibí mi primera paga, aunque solo eran los ripios que representan la movilidad por lo del voluntariado en CEDRO. Hoy comí tres helados gratis, al quedarme a la exposición final de mis amigos de Gestión de Recursos Humanos -su trabajo final fue sobre Nestlé, y llevaron un carrito de helados a la clase-. También se me malograron, por fin, esos lentes horribles con los que este año he reivindicado mi condición de nerd. Remeditando sobre todo esto, me regresé silbando hasta casa, por supuesto -no sé por qué siempre que silbo se generan réplicas inmediatamente, y todo el mundo ameniza su recorrido por la acera con simpáticos acompasares; y lo mejor es que siempre que esto sucede se me duplican las ganas de silbar-. Desde luego que mañana comeré mi plato preferido, pollo con piña, el tres en raya perfecto.
¿Se puede pedir más? Yo no. Así se está muy bien.