La gordamente famosa María Martha Serra Lima se presentó el día de ayer en el Círculo Militar de Jesús María, en el marco de la previa a la celebración del Día de la Madre 2007. El evento concentró a unos cuantos miles de canos pero no faltos de energía espectadores, así como uno que otro Enrique-el-Antiguo jóvenes, que vibraron ante la grave e inconfudible voz de la famosa cantante argentina. No habría nada más que agregar, a no ser por una serie de amargos y ridículos cambalaches propios de nuestra idiosincrasia desorganizada tan característicamente peruana.
Las perlas de la noche:
(1) María Martha salió al escenario a las 22:10, cuando el boleto indicaba que el show comenzaría a las 20:00.
(2) El telonero tuvo que prolongar su participación -inicialmente pensada para 30 minutos- por esta tardanza. Bajó inteligentemente apenas la gente comenzó a pifiar -no porque tocara mal, sino por la tardanza-.
(3) No hubo toldo, a pesar de la hora y del frío.
(4) No hubo telón, por lo que fue poco decoroso observar la llegada de cada músico por separado, así como la salida del telonero del escenario.
(5) Justamente, cada músico fue entrando al escenario como si se tratara de una fiesta regular.
(6) Algunas personas se quejaron de que la numeración de las entradas estaba errada, por lo que se sentaron en las sillas que encontraron.
(7) No habían acomodadores, ni vigilantes que controlaran los flujos que podían tranquilamente haberse hecho -por ejemplo, un pendejito que se cambiaba a un asiento de adelante-.
(8) Un concierto cuya entrada para la segunda categoría es de más de s/. 250.00 merece un mejor trato, sinceramente.
(9) ¡Qué pasó, boluda! Se te olvidaron o evitaste intencionalmente, seguramente para efectos de promocionar tu último disco, canciones emblemáticas como Soy lo Prohibido, El Viaje, Algo Contigo, Qué Será de Ti, Échame a mí la Culpa, Se Me Olvidó Otra Vez, Cenizas y El Día Que Me Quieras. ¿Pero vos sos loca?
(10) Apenas una hora y media, María Martha, y eso que te diste tu escapadita (al baño) -según los cochinones de por ahí especularon-. Se te disculpa por la esbeltez y por la edad -jojojo-.
Lo positivo:
(1) William Luna, el telonero de la noche -dícese del invitado que se presenta previamente, usualmente de menor importancia que el artista de fondo-, se lució interpretando temas que mezclaban armoniosamente el huayno y la música pop, o más específicamente -puesto que soy un inculto musicalmente hablando-, la zampoña con la guitarra eléctrica y la quena y el charango con la batería y el bajo. Se escucharon varias arengas: "Perú, Perú", y la gente quedó muy complacida con la participación del buen artista connacional. Un jalón de orejas, nomás, por no haber llevado algún disco a autopromocionarse.
(2) Cómo no, el privilegio de tener tan cerca a María Martha, y a su voz tan entrañable, interpretando temas del renombre de Soy Como Toda Mujer y A Mi Manera.
(3) Para todos los que no fueron, se perdieron a la gorda cantando O Sole Mio. Sí, vaya sorpresita agradable.
Con todo, fue un bonito concierto, aunque hubiéramos esperado más, además de la siempre criticable forma de hacer espectáculos en el Perú. Hay que tener en cuenta que nuestro país está cada vez abriéndose más al mundo y que ello, por consiguiente, trae con mayor frecuencia tanto a turistas como artistas de diferentes partes del orbe, por lo que debemos esforzarnos por brindarles la mejor de las atenciones, y así demostrar que estamos a la altura de las circunstancias. Aunque claro, todavía hay millones de cosas qué resolver como por ejemplo el tránsito, pero mejor ni hablemos de eso.
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