viernes, septiembre 28, 2007

Inadvertido

Así como mi onomástico, el segundo cumpleaños de Crepúsculos y Cuadernos(1) se me pasó sin darme cuenta, como este año en líneas generales. Digamos que justo coincidió con la mala suerte de la para, con mi indisposición a celebrar nada. Digamos que no diremos más al respecto. Y a pensar en lo que venga, sean años más o no.
(1). Crepúsculos y Cuadernos comenzó un 24 de setiembre de 2005.

jueves, septiembre 27, 2007

El extraño

Eran las doce del día y me encontraba caminando luego de una reunión de trabajo. Salía de la cafetería de letras, sin prisa y sin mochila, sosteniendo un papelito. Resolví ir a una presentación de Florentino Díaz, con motivo de la Feria del Medio Ambiente, organizada por EEGGLL. Pero es lo que me pasó en el trayecto hacia el aula en la que haría la presentación el invitado, y no la presentación misma lo que me llevó a romper un aletargado silencio de ya algunas semanas.
Mientras esperaba que los muchachos encargados del evento se pusieran de acuerdo para comenzar, y vaya que tardaron cachimbamente en hacerlo, pude reconocerme en ellos, en sus imberbes miradas, en su improvisación, en su alegría sutil, tácita. Sonreí. Recordé mis años de cachimbo, los cuatro ciclos de la cevichería, el ajedrez, las cartas, la mochila con parches de grupos punk, las chupetas con T-O-D-I-T-O en el Elos, las eternas tertulias, tardes y noches, con tiradas de clase incluidas, por supuesto, comiendo bocadillos con los amigos en las antiguas y cálidas mesillas de la cafetería de Letras.
Cuando me di cuenta, había salido del aula y me había detenido a contemplar, desde el tercer piso del pabellón, el escenario siempre caótico que guardaba los recuerdos mudos de dos años de mi vida. Allí donde bostezaba un universitario con pinta de colegial, allá donde repasaba unas lecturas una meditabunda cachimba. Allí recordaba tantas anécdotas pequeñas, inadvertidas, ora persiguiendo a cierta chica para mojarla en época de carnavales, ora conversando por ahí de política y otras estupideces con los compañeros contertulios. Tantas cosas me venían a la mente conforme me daba la vuelta por el tercer piso y cambiaba mi perspectiva. La despreocupación, la indiferencia, la irreverencia, ese tierno germen revolucionario, activista, utópico, pero también el alpinchismo, todo, todo.
Lo triste fue no encontrar al Sheriff (o el personaje que fungía del malo, aunque la verdad es que reboza de bondad, como el oficial Matute de Don Gato y su Pandilla, o el guardabosques Smith del Oso Yogui, especialmente cuando no cumplía su función principal: acallar nuestras risotadas interminables). Lo triste fue caminar solo por el tercer piso, observar a otros interactuando en lo que un día fui, y aunque no hace mucho tiempo, percibo tan lejano. Lo triste fue reparar en que la cevichería (el ícono, el emblema de esos años, el escenario de toda la existencia en el absurdo, en el devenir, en la holgazanería) ya no existía más, puesto que había sido clausurada por fomentar la vagancia y el ocio de los estudiantes. Lo realmente triste fue advertir que ya había pasado por ahí previamente, una vez cursado en ciclos superiores, sin percatarme de la inexistencia de la misma: una connotación de mi desvinculación con este mundo por el que pasé casi sin notarlo, casi sin quererlo, casi sin vivirlo. Si me preguntan si me gusta perder el tiempo, les diré que no. Pero a veces me pasan factura añoranzas como éstas.
Finalmente retorné al aula, y la presentación se dio todavía unos minutos después. Y estuvo bien, más o menos. Era para otro público, asumo. El extraño era yo.

lunes, septiembre 03, 2007

De partidos perdidos y respetos ganados.


Bravo. Los jotitas y una constante, la celebración.*


Finalmente llegaron a Lima los populares jotitas, esos muchachos verdaderamente corajudos y píos que dejaron en alto los colores patrios en el mundial de la categoría sub-17 de este mes en Korea. Se dijo mucho de su último oponente. Un equipo ghanés dotado de una evidente superioridad física, que finalmente se impuso por dos goles a cero. Se dijo que no parecían jóvenes de diecisiete años, que eran muy corpulentos, altos y fuertes. Repasemos algunos datos que están disponibles en web y constatemos la veracidad de dichas informaciones. Luego, reflexionemos sobre el papel de estos muchachos.

En primer lugar, se dijo que los ghaneses nos superaban en altura. Dicho esto, consultamos en FIFA.com, en el espacio consignado para el mundial de la cateogoría, en lo que respecta al squad (o plantel, escuadra) peruano y ghanés, y comparamos dichos datos. Revisando las alturas de los diferentes jugadores peruanos, tenemos que en promedio, la envergadura de los jotitas es de 175.476 centímetros. Así mismo, se dijo también que los ghaneses eran más fuertes, por lo que el peso tiene que ser revisado. En las mismas páginas en las que están disponibles las envergaduras de los planteles de los equipos participantes, se muestra el peso de los mismos, consignando los jotitas, en promedio, un peso de 72.857 kilogramos (1). Por su parte, la altura de los africanos, en promedio, llegaba apenas a 170.8 centímetros, y su peso a un promedio de apenas 70 kilos (2).

Restando estos promedios, tenemos que hay diferencias en lo que respecta a la talla y el peso de los seleccionados peruano y ghanés, pero que esta diferencia es favorable a los jotitas. Los peruanos, en promedio, son 4.68 centímetros más altos, y 2.86 kilogramos más pesados. De manera que no se trata de una cuestión de talla y peso. Es más, los jotitas están bien papeados en comparación con sus últimos rivales.

Por supuesto, hay que considerar también que en toda el África subsahariana existe una inocua presencia de los estados respectivos, por lo que es plausible, y además denunciado por la UNICEF y otros organismos internacionales, que la mayoría de niños nacidos en estos lugares no son registrados oportunamente a través de las partidas de nacimiento. Esto se debe a las condiciones económicas y geopolíticas paupérrimas en las que viven estos países del tercer mundo más pobre. UNICEF apuntó, en un informe que data del 2003, que el 70% de los bebés nacidos en África carece de partida de nacimiento (3). Esta realidad no es muy distinta en Ghana, como en la gran mayoría de los países del África negra. Por lo que la FIFA, pese a consignar los papeles en regla de los africanos participantes, no pueden prever verdaderamente qué edad tienen los susodichos integrantes destas selecciones.

Entonces, tenemos que hay cierta ventaja por parte de los equipos africanos frente a otros países en las competiciones deportivas, pero hay que examinar más detenidamente las mismas. Si se trata de alimentación, idea que hace referencia naturalmente a la talla y el peso, la verdad es otra. Si un país es pobre, lógicamente sus habitantes en promedio no serán tan altos ni tan pesados. La diferencia, en efecto, puede más bien radicar en lo referente a la cronología. Es evidente que una persona de 20, 25 años tiene características físicas y somatotípicas dispares a las de un adolescente tardío. La edad le da, además, no solo biotipo, sino también fuerza, maña. A esto, se tiene que agregar las inobjetables diferencias que provienen de las características raciales. La raza negra es más precoz en lo concerniente al desarrollo físico. Finalmente estas y otras características van perdiendo importancia y peso argumental en la mixtura con otras que engloban el contexto particular en el que se dan. La alimentación, la talla, el peso, y en este caso la calidad del juego, tienen también su injerencia. La historia reciente también pesa, el tema dirigencial, varias cuestiones. Finalmente los goles son amores y no buenas razones.

Último cartucho. Perú combatió con todo frente a un rival que fue superior.**


Nos duela o no, Ghana demostró ser superior en el campo, y así es el deporte rey. El grupo que nos tocó fue en suma el más flojito de la competición, en tanto que era el grupo del local, y la llave de clasificación estaba pensada para favorecerle. Perú entonces aprovechó esas condiciones y finalmente llegó a la primera posición del grupo. Pero también es cierto que se enfrentó al cuarto mejor tercero, es decir, al clasificado dieciséis de un número similar. Entonces aquí no valen las justificaciones, las reclamaciones ni las lágrimas. Los chicos no son unos dioses, ni tampoco son los peores por haber quedado a puertas de la definición. El rival de turno, que a la postre fuera el que nos dejara fuera de la competición, ha sido dos veces campeón de la categoría. Ghana, fue, realmente, el rival más importante que nos tocó. Y se perdió.

Pero no por esto Perú se va derrotado del mundial, sino que más bien deja su nombre por todo lo alto, siendo de lejos la revelación del campeonato, y un verdadero ejemplo a seguir en nuestra larga historia de fracasos, derrotas y lágrimas. La participación de los jotitas, puede ser comparada con la participación del mundial de la selección mayor de México 1970, puesto que en números se le superó al avanzar a la tercera ronda de la competición. Aunque por otro lado sería peligroso hacer ese tipo de comparaciones, puesto que los muchachillos de ahora tienen toda una vida deportiva para crecer, cimentarse, desarrollarse, madurar y superar largamente a las glorias del ayer. Los jotitas han demostrado que valen un Perú, pese a las grandes adversidades que padecieron y que sería agoviante y reiterativo mencionar (asumo que todos las conocen). Pero no deben dormirse sobre sus laureles (¿cuáles?). Deben, más bien, superarse y con ello reforzar el autoestima del peruano, y así, contribuir a cambiar la historia. Sí se puede.

Notas.
* Primera Foto tomada de: http://www.fifa.com/u17worldcup/
matches/round=249415/match=58902/photolist.html#573684
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** Segunda Foto tomada de: http://www.fifa.com/u17worldcup/
matches/round=249424/match=58944/photolist.html#586238

(1) Fuente: http://www.fifa.com/u17worldcup/teams/
team=1889661/squadlist.html

(2) Fuente: http://www.fifa.com/u17worldcup/teams/
team=1882397/squadlist.html

(3) Fuente: http://www.consumer.es/web/es/solidaridad/
2003/06/17/62597.php