Adultas mayores pensionistas (1).
El Informe Nacional de Brechas de Género de INEI 2016 arrojó varios
datos significativos representando las brechas entre hombres y mujeres en
rubros importantísimos de la vida como son el acceso a la salud, educación, participación
económica, trabajo y emprendimiento y representación política. Un repaso de
esto puede verse aquí.
El índice de desigualdad de género, que consiste en analizar las
diferencias de género en variables importantes como salud, educación,
participación económica y representación política, ha mejorado
significativamente en los últimos 10 años (INEI, 2016). El Perú ha reducido sus
brechas de género, objetivamente. Sin embargo, las mujeres en el Perú persisten
en una situación de desventaja. Esto ha sido así por mucho tiempo, y de hecho
antes esa desventaja era más significativa.
La Población Adulta Mayor (PAM) refleja mejor que ninguna otra estas
diferencias. Por ello, en este artículo tomaremos como referencia el Informe
Técnico de la Situación de la Población Adulta Mayor (diciembre de 2018),
disponible aquí.
Hogares conducidos
por Población Adulta Mayor (PAM):
En general, el 26.6% de los hogares del país tiene como jefes de hogar,
de los cuales la mayoría son mujeres las que fungen de cabezas: un total de
32.4% frente a un 24.3%, diferencia que se dispara a nivel rural (27.4% vs.
42.5%, respectivamente). Por otro lado, si tomamos en cuenta el tipo de hogar,
de acuerdo al sexo, si bien el 59.2% de los hogares nucleares son jefaturados
por hombres, que son casi el doble de los jefaturados por mujeres, en los
hogares unipersonales, las jefas mujeres representan el 38.8%, casi tres veces
más que los constituidos por hombres (14.1%). En general, las mujeres adultas
mayores asumen más el rol de jefas de hogares, y específicamente, se quedan
solas, sobre todo en áreas rurales.
Educación por sexo en PAM:
Con respecto al nivel educativo alcanzado por la población adulta mayor,
el 14.4% no cuenta con un nivel educativo o solo tiene nivel inicial, el 41.3%
alcanzó a estudiar primaria; el 26% secundaria y el 18.2% nivel superior (12%
superior universitaria y 6.2% superior no universitaria). Al respecto, existe
una gran brecha entre hombres y mujeres adultos mayores en casi todos los
niveles.
Por ejemplo, en sin nivel/inicial, donde el 22.7% de las mujeres no
tienen nivel educativo a nivel nacional frente a un 5.4% de varones, existe una
brecha de 17.3 puntos porcentuales. En este nivel, en el área rural, más de la
mitad de mujeres adultas mayores no tiene nivel educativo (53.6%), frente a un
14.7% de los varones. Por otro lado, ocurre aquí un dato interesante en el área
urbana: son tan pocos los varones sin nivel educativo en el área urbana que los
datos son referenciales (2.6%, frente un 13.5% de mujeres sin nivel).
En el nivel primaria persiste la diferencia a nivel de población general
entre hombres y mujeres adultos mayores en 1.5%, a nivel urbano son más las
mujeres que se quedaron en educación primaria (39.3% vs. 34.1%) mientras que a
nivel rural el 70.9% de varones alcanzaron la educación primaria vs. un 42.7%
de mujeres.
En el nivel secundaria, la diferencia a nivel de población general entre
hombres y mujeres adultos mayores persiste en 6.2%, en el área urbana existe
una brecha de 5.6% (34.5% vs. 28.9%), y en el área rural ocurre algo que
debemos considerar: los varones adultos mayores con secundaria son el 11.6%;
mientras que en el caso de las mujeres, es tan raro que hayan estudiado
secundaria que los resultados son referenciales (3.4%, con una variación de
15%). Este mismo fenómeno ocurre en la educación superior, universitaria y no
universitaria en el ámbito rural.
Las diferencias de brechas se reducen significativamente en los niveles
superiores de educación, aunque todavía pueden extraerse algunos datos
interesantes. En la PAM total, la diferencia entre hombres y mujeres es apenas
de 0.3% en educación superior no universitaria, aunque de 8.5% en superior
universitaria. A nivel urbano, la diferencia en educación superior no universitaria
es de 0.1% y la de superior universitaria es de 10.5%.
Analfabetismo en
PAM:
Con respecto al analfabetismo, el 18.4% de PAM no sabe leer ni escribir,
y esta situación es más elevada en las mujeres, el 27.8% de las mujeres adultas
mayores son analfabetas, tres veces más que sus pares hombres (8.2%). Por
supuesto, esta diferencia también es más significativa en el ámbito rural: la
PAM analfabeta rural total es de 43.6%, los varones adultos mayores analfabetos
representan el 21.7% y las mujeres ¡un 63.8%!
Un dato interesante respecto al área urbana es que existen tan pocos
varones adultos mayores analfabetos, que la información es referencial (4.2%,
con una variación de 15%). En contraste, las mujeres analfabetas adultas
mayores en el área urbana son un 17.2%.
En general, hay muchas más mujeres adultas mayores con analfabetismo y
estudios truncos que sus pares varones, sobre todo en el ámbito rural, aunque
las diferencias son igualmente altas en el área urbana. Se trata de un tema
estructural, en el que el mundo rural representa más fuertemente el sistema
patriarcal, aunque no únicamente. El hecho de que prácticamente no hayan
hombres adultos mayores analfabetos en el área urbana es muy explicativo: la
sociedad urbana puede prescindir de la educación de la mujer, pero no de la del
hombre, o dicho de otro modo, la sociedad urbana podía permitirse mujeres
analfabetas, pero no varones. Todo esto es un reflejo de décadas de un sistema
que no incorporaba a las mujeres a la educación, algo que se observa en todo el
país, aunque más fuertemente en las zonas rurales.
Salud en PAM:
La diferencia entre hombres y mujeres PAM respecto a problemas de salud
crónico es de más de 10.2 puntos porcentuales (81.2% vs 71.0%). En todos los
ámbitos geográficos, menor proporción de hombres que de mujeres PAM padecen de
problemas de salud crónico.
Pensiones en PAM:
Solo un 38.7% de la PAM cuenta con sistema de pensión. Los hombres PAM
con sistema de pensión representan el 49.3% de hombres PAM, mientras que las
mujeres tan solo el 28.9%, lo que implica una brecha de 20.4 puntos porcentuales.
En cuanto a las PAM que no tienen pensión, existen menos hombres PAM sin
pensión, 50.7%, vs. un 71.1% de mujeres PAM sin pensión.
Discapacidad en
PAM:
Existen, en proporción, más PAM mujeres con discapacidad que varones,
representando una diferencia de 12.5 puntos porcentuales, siendo la más
frecuente la dificultad para usar brazos y piernas, mientras que en otras
discapacidades los datos son referenciales.
Actividades
económicas de los PAM:
Existen más hombres que mujeres PAM en la Población Económicamente
Activa (PEA), 69.9% vs 45.0%; por otro lado, las mujeres PAM que no forman
parte de la PEA representan el 43.1%, mientras que los varones el 24.9%.
Acceso a servicios
en PAM:
Se observa una diferencia por sexo en el uso de telefonía fija en PAM
nacional, la diferencia es de 3 puntos porcentuales a favor de los varones. Con
respecto al uso de celulares, la diferencia es de 10 puntos porcentuales en el
área urbana, y de 18 en el área rural. En televisión por cable, la diferencia general
de 4.4%, 6.3 en el área urbana y 5 en rural. En acceso a Internet, la
diferencia general es de 9 puntos porcentuales, en el área urbana es de 11.6 y
en el área rural de 1 punto porcentual.
Conclusiones:
Como se observa, en casi todos los indicadores del mencionado informe
sobre Población Adulta Mayor, el saldo es negativo para las mujeres: más
pobreza, menor participación en la población económicamente activa, mayor carga
de conducción de hogar, más enfermedades crónicas, más discapacidad, menor
pensión y menor acceso a servicios de comunicación como telefonía fija,
celular, cable e Internet.
Las mujeres adultas mayores son sobrevivientes de un sistema que,
tradicionalmente, las ha excluido, aislado y separado de las oportunidades de
desarrollo, educación, trabajo, etc. Esta realidad no es única del Perú, pueden
observarse casos similares en México, Argentina y otros lugares.
Las mujeres son más longevas que los varones (Cortarajena, 1999; en Valdez
et al, 2005), pero si esto no está acompañado de calidad de vida, termina
siendo una muestra más del problema. Si bien las brechas se van reduciendo cada
vez más para las mujeres más jóvenes y las urbanas, aunque persisten las
diferencias, las diferencias son más significativas entre los adultos mayores,
y así, también sus carencias y necesidades de atención.
Cuando pensemos en las brechas de género, pensemos en que estas son aún
más significativas y representan más problemas para las mujeres adultas
mayores.
Referencias:
INEI, 2016. Informe
Nacional de Brechas de Género.
INEI, 2018. Informe
Técnico Situación de la Población Adulta Mayor – Octubre a Diciembre de 2018.
- Valdez, E.A. 2005;
R. Román y M.J. Cubillas. Género y condiciones de vida de adultos mayores en
Hermosillo, Sonora. Tomado el 26 de enero de 2019 desde: http://respyn.uanl.mx/index.php/respyn/article/viewFile/140/122