jueves, mayo 18, 2006

La entrevista perdida: Ollanta Humala en París

(Asumiendo que fuera cierto, después de todo, no está tan lejos de la verdad)

Esta es una supuesta entrevista que data de 2002, cuando el otrora tristemente célebre comandante Carlos asumió el cargo de agregado militar en París, recibiendo a partir de esa fecha un jugoso y nada austero sueldo de 8 mil dólares mensuales. Sus supuestas declaraciones causaron revuelo en el país galo, más aún en Serenella Nagore, estudiante de Ciencias Sociales de la Universidad de París, quien le hizo la entrevista.
Procederemos ahora a anexar la traducción de la misma:
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La Patrie ou la Mort: Les néo-gauchismes sud-américains

La foto. Imagen expuesta por la entrevistadora en el artículo original, estaba acompañada de la siguiente pastilla: Ollanta Humala, "El Tigre de los Andes", con Antauro, su hermano y compañero de sublevación.

El militar peruano Ollanta Humala conjuntamente con su hermano Antauro lideró una revolución armada contra el presidente de su país, Alberto Fujimori, en octubre del año 2000. Actualmente es Agregado Militar del Gobierno del Perú en Francia. El oficial rebelde, que nos pide llamarlo "El Tigre de los Andes", accedió de buena gana a revelarnos las singularidades de su proyecto político, haciendo uso de un lenguaje bastante peculiar.

SN: Comandante, cuéntenos usted acerca de su formación personal.
OH: Yo soy más un hombre de acción, no un tipo de esos especulativos, que se les pasea el alma mirando las musarañas. Como lo dije, yo actúo primero, la reflexión viene después. Y siempre, los otros al final dicen: "pasu machu". ¿Usted entiende eso? ¿El pasu machu?
SN: Sí, más o menos. Es andino, ¿no?
OH: Es la expresión del que se admira ante las proezas realizadas por el otro. Pasu machu, qué grande, qué fuerte, qué valiente, qué audaz. Lo que hay que hacer en el Perú es restaurar la cultura del pasu machu. Que se nos admire, que se nos respete. Por eso yo primero actúo, la reflexión es para los políticos y para la prensa, que maquillan los hechos de los grandes hombres, Bolívar, Cáceres, Velasco, y por último Fujimori en sus comienzos, que defenestró de manera ejemplar al zanganismo político, a los chupasangre, a los comechados.
SN: ¿Qué quiere decir comechado? ¿Podría explicárnoslo?
OH: Comechado es eso, el que come echado, así como un árabe, vive tirado panza arriba y todo lo hace echado. Por definición, el costeño es el comechado, todo sibarita y afeminado, que no sabe lo que es el hambre y el frío. Por eso lo que yo propugno es una renovación total del GEP (Glorioso Ejército Peruano). La instrucción tiene que regir el cuartel y se manifiesta en la disciplina, en el sacrificio. Nuestros soldados son valientes, pero lo que los malogra moralmente es el clima de la costa, es el pendejismo, la liviandad, los pastrulos, todas esas cosas. Con esos males hay que acabar de raíz.
SN: Pero no nos ha contado acerca de su formación...
OH: Mi formación es algo que no termina. Nadie forma sin ser formado él mismo. Yo lo que puedo decir es que todo se lo debo a mi padre, que fue mi único maestro, mi único modelo, la única autoridad que conozco y reconozco. Mi padre nos enseñó la disciplina, nos enseñó la dureza. Le prohibió a nuestra madre que nos acariñase de niños, para que aprendiéramos a ser bien machos, bien firmes, constantes. Él pensaba -ahora no, porque con la edad uno se suaviza- que si en las familias peruanas hubiera más disciplina, nos seríamos tan huevas tristes que nos dejamos pisar por los chilenos. Es la verdad, señorita, yo pienso que los peruanos necesitan una carajeada bien dada, meterlos a todos sin excepción al cuartel, militarizar la familia.
SN: Pero en el Perú la mayoría de las familias son semifamilias, piense usted en el porcentaje altísimo de madres solteras.
OH: Yo lo sé, pero por eso mismo, obligar a los hombres a reconocer a sus cachorros de inmediato, y a las mujeres, cinturón de castidad hasta el matrimonio. Es un escándalo que ninguna llegue pita al matrimonio, llegan con la mercadería estropeada o baboseada. Por eso es que el hombre se va. Mi madre les decía a mis hermanas: "los hombres con las mañosas se divierten, con las decentes se casan."
SN: Pero eso significaría un control mayor en áreas íntimas, personales, restricciones...
OH: Esa es la traba de la Constitución y la sensiblería politicosa. Las cosas hay que hacerlas bien claras. Como en Esparta, si el Perú quiere la hegemonía, si el Perú quiere dejar de pisar huevos y navegar en la miseria, hay que ajustar la correa. No me gusta ponerme como modelo, pero mire nomás a mi familia, a fuerza de disciplina y esfuerzo en el curso de una generación nos hemos levantado. Así es. Y es posible que de la misma manera el Perú se levante. Pero eso solo es posible mediante la primacía del GEP.
SN: ¿No es algo que nos lleva a repetir la experiencia de Mussolini?
OH: El error de Mussolini fue Alemania. Si no se hubiera metido con el loco de Hitler, Italia hoy sería potencia. Mussolini acabó con la mafia, acabó con la corrupción, con la locura parlamentaria y con el librepensamiento francmasón y cucufato. Mussolini inauguró una nueva época en la Historia de Italia, y hubiera sido un Segundo Imperio Romano si los nazzis no se lo llevan abajo, porque fue culpa de Hitler todo eso. De Hitler y los Estados Unidos, que le dieron con todo a la península itálica. Esa devastación debilitó a Italia. Y es que Estados Unidos no permite que nadie se levante con dignidad. Mire sino a Cuba, ahí nomás les quebró el espinazo. Son como cincuenta buitres acechando al cadáver. Y eso no es justo. Esa no fue la idea de Bolívar, que nos advirtió claramente, pero nosotros tenemos la culpa de ser las víctimas de la historia.
SN: Pero Bolívar se comportó de manera autoritaria en el Perú.
OH: ¿Y qué iba a hacer, señorita? Por un lado estaban los criollos que jodían y querían permanecer con sus privilegios; y, por otro lado, una masa ignorante y pobrísima. Con eso no se puede hacer nada, por eso él quiso ordenar las cosas, como un nuevo Pachacútec, él quiso ordenar los Andes, pero no se lo permitieron. Ya desde esa época los ingleses se compraron a los ricos del Perú para que expulsaran a Bolívar, al que les dio la libertad.
SN: ¿Quiere usted decir que los peruanos son ingratos?
OH: Sí, ahora que usted lo dice, sí. No se acuerdan de quien les dio la libertad, escupen en la mano de quien les da de comer. Si no, yo no me explicaría por qué hay tanto aprista en el Perú. ¿Será que son brutos? No, es que son rastreros, son comechados. Todo el norte del Perú, toda la costa norte, son unos apristas comechados sin seso. Es porque son costeños, gente muelle, vagos, pastrulos, indefinidos sexualmente.
SN: Usted se definiría, entonces, como antiaprista.
OH: No, yo no me defino así nomás, es difícil definirse. ¿Podría usted definirse? No, es difícil. Pero lo que sí le puedo decir es que el APRA por los crímenes cometidos contra el Ejército y contra la población durante la represión de Sendero Luminoso. Ahí nomás hay una comisión tratando de echarle tierrita al asunto, pero la verdad es que el APRA va a pagar muy caro. Todo sale a flote, nos decía mi padre, y esa verdad se me ha quedado grabada. Toda la suciedad del APRA saldrá a relucir.
SN: ¿y la de Fujimori?
OH: Mire, yo no soy fujimorista, nunca lo he sido, si mal no recuerdo. Yo solo tenía amor por mi tropa, y en esa época no me interesaba la política. Solo quería saber si mis clases y subordinados tenían su rancho, si les daban franco o propina era suficiente para sus necesidades inmediatas. Pero aún en medio de ese amor que me consumía por la tropa, yo me di cuenta de Fujimori: este hombre es un hombre. Y lo único que yo lamentaba era que Fujimori no fuera peruano, sino así como quien dice, un chino. Pero por lo demás, bien hecho, carajo. Enderezó la economía, puso en vereda a los leguleyos, defendió al país contra el enemigo. Yo por eso, no soy su partidario, pero como hombre, lo respeto. Y todos los peruanos deberían hacerlo, ¿o no se acuerdan de cómo quedó el Perú después del APRA? Una mierda, con el perdón de la palabra, no habían ni uniformes para el generalazgo, y eso no es posible, ni balas teníamos.
SN: Entonces, ¿usted es un antiaprista?
OH: No, señorita. Yo no me defino por odios o negaciones. Yo soy un peruanófilo, yo soy Bolognesi, yo soy Cáceres, yo soy Cuenta conmigo Perú, cuenta conmigo. Pero si tanto insiste, se lo digo, lo que hizo el gobierno de Alan, con sus ministros de saqueo y latrocinio, Vásquez Bazán al que le decíamos Ojitos Lindos, Salinas, toda esa gente, es razón suficiente para que les hagamos Consejo de Guerra y los fusilemos con familia y todo. Yo si llego al poder por vía democrática, será una de las primeras medidas que tome, como carácter simbólico: así terminan los rateros, carajo. Y para que la gente sepa que en mi gobierno yo no ando así a la hueva, gallina que come huevo, aunque le quemes el pico, así que de una vez, de frente al calabozo.
SN: Pero algo así se prestaría al abuso.
OH: No, porque allí estaré yo, vigilante.
SN: ¿Eso significaría la disolución del Poder Judicial?
OH: Disolución, disolución no. Lo que hay que hacer es poner las cosas en su sitio. Y eso a través del duro cuestionamiento de la institución. Fíjese usted, nomás, en lo efectivo que funciona un tribunal castrense, en un dos por tres un consejo de guerra, listo. Por gusto tenemos las cárceles llenas, los procesos demorando una eternidad. Para criminal de bala y cuchillo, por violador y secuestro: la pena de muerte. Eso soluciona el asunto en tres meses. Y ya no tenemos que tener a tanto zángano malnacido en las cárceles. Una solución intermedia, para los delitos medianos, es trabajos forzados.
SN: ¿Esa no sería una fomra subrepticia de introducir la Esclavización en el Perú?
OH: Usted dígame, ¿quién es libre? El trabajo os hará libres, ésa es mi divisa.
SN: Hay quienes afirman que usted quiere reinstalar el Imperio Incaico.
OH: ¿Y por qué no? Está probado que los peruanos nunca han sido tan felices como antes de la llegada de Pizarro. Hay que reinstaurar el imperio del agro, y la regla de nuestros antepasados: ama sua, ama yuya, ama qella. No seas ladrón, no seas mentiroso, no seas pajero. Y a quien atente contra estos principios, mano dura.
SN: En el caso en que estuviera en su poder decidirlo, ¿el español seguiría siendo el idioma oficial del Perú?
OH: De ninguna manera. El quechua, para confundir al enemigo, para desinformarlo. Yo no recurriré a un senado, sino a un consejo de antiguos, de Yayas, extraídos de la realidad comunera, para que me asesoren en las decisiones que competen al Perú profundo.
SN: ¿Con sueldo asignado del Estado?
OH: ¿Usted qué cree, señorita? Ustedes, los occidentales, me hacen acordar al afrancesado de Vargas Llosa, que todo lo ve dólar. ¿Usted piensa que ese Consejo de Yayas va a recibir un sueldazo en dólares? Manan, señorita. Ellos, con servir a la patria y sus hojitas de coca, contentos nomás. Así es, nispa.
SN: Pero eso sería el retroceso a una etapa pre-mercantilista, a una economía del trueque.
OH: Precisamente, ése es uno de mis grandes objetivos, señorita. El dinero lo ensucia todo. Eso lo supieron bien los españoles, que adrede contaminaron la pureza del Incario.
SN: Eso quiere decir que los grupos de poder económico tendrían los días contados.
OH: No. Se los expropiará, claro, para hacer justicia a los trabajadores y campesinos explotados durante siglos de siglos, en una especie de desagravio cultural, de revancha para apagar los resentimientos y rencores que tienen en vilo al Perú desde que es Perú. Pero su infraestructura productiva debe servirnos para aumentar el volumen de las exportaciones. Si el Perú quiere armarse, nadie le va a cambiar un portaaviones por diez toneladas de cobre ni de cocaína, tiene que ser un pago en dólares contantes y sonantes. En la primera etapa de mi gobierno es necesario consolidar el Ejército y la infraestructura bélica. instalación de radares, compra de aviones, modernización antiaérea total. Una vez que haya pasado esta etapa, que calculo entre cinco y diez años, viene lo que he decidido llamar la Reinstauración de los Cuatro Suyos. Por favor, no se confunda con la Marcha de los Cuatro Suyos, de la llama esa que hoy por hoy nos gobierna. La reinstauración de los cuatro suyos implica la recuperación del Collasuyo, que iba hasta Tucumán en Argentina y el río Maule en Chile, Bolivia incluida. Luego viene la reinstauración del Chinchaysuyo, que iba hasta el río Ancasmayo, en el sur de la actual Colombia.
SN: ¿Eso significa guerra con todos los países sudamericanos? Además, ¿cree usted que el Brasil permanecería neutral ante tantas atrocidades?
OH: Se ve que usted no conoce de historia, señorita. Vamos a hacer un tremendo pachacuti en América del Sur, lo que se dice tacu tacu. Un pacto de no agresión y un tratado de libre comercio suscrito entre el Reino Quecha del Perú y la Federaçâo do Brasil es un primer paso antes de la operación Collasuyo.
SN: ¿Y usted cree que algo así es factible?
OH: Bolivia saludará el ingreso del Ejército Liberador Quechua con beneplácito. Neutralizar Chile y Argentina es nuestro objetivo. Argentina ha demostrado ser inoperativa en los Andes. En lo que respecta a Chile, luego de una ola de atentados terroristas en Santiago y Valparaíso, el primer paso es recuperar el Apu Licáncabur para realizar las ofrendas adeudadas. Solo la toma de Chuquicamata significaría la semiparalización de todo Chile. Y además, liberaríamos al pueblo cautivo de los aymaras.
SN: Pero eso que usted nos describe se iguala a un Apocalipsis.
OH: En la cosmovisión andina, un apocalipsis precede a un nuevo renacer. Renacerá con brillo el imperio del Tahuantinsuyo, firme y feliz por la fe.
SN: ¿Y en el aspecto religioso?
OH: Fusilar a todos los curas, fusilar a Rafael Rey, a Dionisio Romero y a todos sus secuaces.
SN: ¿Se da usted cuenta de lo que está diciendo? Esto no es ya ideología, sino puro totalitarismo. No se puede decidir sobre la vida y la muerte de sus semejantes así nomás, eso atenta contra la dignidad humana.
OH: Señorita, perdone que le abra los ojos, pero así es la triste realidad. Los ricos atentan todo el tiempo contra la vida humana, y nadie se queja porque son ricos, tienen lobby, la derecha siempre tiene plata. ¿No se ha preguntado por qué?
SN: Pero la plata no compra electores, en materia democrática.
OH: A Dios gracias, aunque con Dios o sin él, la derecha en América Latina ha muerto, ya no tiene nada qué buscar. Ningún candidato de derecha stiene perspectiva, lo digo yo, sin equivocarme y sin hacer alarde de ello. Eso es lo que ha comprobado el actual presidente del Perú, mire semejante llama que nomás para despistar a los incautos se metió en política. Yo no creo que de acá a dos, tres años, Diez Canseco tenga posibilidad, ni mucho menos Castañeda o Lourdes Flores. ¿Usted se imaginaría el chongo que sería una mujer gobernando un país de hombres? Es imposible. Una mujer, a mi juicio, debe quedarse en casa, traer hijos al mundo y cuidar de la familia. Es por su bien.
SN: Algo así como la mujer de Alan García.
OH: Algo así, pero ella como madre es un fracaso. Lo que necesitamos es mujeres que paren soldados, sólo futuros soldados.

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Referencia:
[ NAGORE, Serenella (2002). La Patrie ou la Mort: Les néo-gauchismes sudaméricains. Univeristé Paris*. Estudiants Institut des Sciences Sociales du Travail. Paris: PUF. pp.32-36]

* Copyright © Université Paris 1 Panthéon Sorbonne 2002