lunes, abril 10, 2006

Elecciones 2006: Se espera final de película.

Era evidente que, ante unos datos tan apretados, la aproximación tradicional de la encuesta a boca de urna variaría considerablemente. Pero hay que tomar los datos con mucha cautela. El hermetismo de García ha sido sabio y prudencial. No así, empero, el júbilo desaforado de la candidata de la derecha, quien, pese a que la ONPE arrojaba el conteo rápido al apenas 30.43%, se proclamó la nueva presidenta del Perú.
Es evidente que, la ONPE, al tomar los resultados de donde van llegando, sean las provincias más alejadas y remotas del país las que lleguen al final, y las de la urbe al comienzo, por lo que, incluso al 52,6%, estas cifras no son definitorias, considerando que la diferencia entre Lourdes y García ha bajado considerablemente, de 1,2% al 30,43% a 0,6% al 52,6% de los resultados nacionales. Si la tendencia en alza que favorece a García y desfavorece a Ollanta y Lourdes se mantiene en el 47,4% que falta por escrutinar, Alan bien puede pasar a segunda vuelta. Por esto, criticamos severamente el adelanto de triunfo de la candidata de Unidad Nacional. Comprendemos su emoción al tentar a la historia peruana como la primera mujer que puede eventualmente situarse en segunda vuelta, y que, hasta el momento, la emoción del resultado parcial favorable le funcionó como una catarsis para liberar toda la ansiedad que su bajón en las preferencias supuso, pero no podemos dejar de resaltar que su celebración desatinada colinda con lo irresponsable.
Para nadie será difícil el corroborar que en el Perú profundo, la candidata de la derecha no es de la simpatía de las mayorías, algo que se ha manifestado en las encuestas a boca de urna en los diferentes departamentos del país. Esto es importante porque, al faltar todavía el escrutinio de los votos de casi 48% de las actas, la mayoría de sectores interurbanos y rurales, todos ellos alejados y/o bastante alejados del país, nada está dicho. No vaya a ser que Lourdes haya gastado en fuegos artificiales por gusto. Nos daría mucha pena que vuelva a llorar como en 2001 -arrebato de sinceridad-.
Y es que en la puerta del horno se suele quemar el pan.

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