viernes, septiembre 14, 2012

El espejismo chauvinista y patriotero: Mistura, Marca Perú y la Selección

Por estos días, no ir a Mistura, no confiar en la clasificación al mundial 2014 de la Selección Peruana, hablar en contra de la Marca Perú o criticar los números macroeconómicos en azul es ser casi un traidor a la patria, un apestado, o un "caviar" en los términos de Alditus.

Lo cierto es que la organización de Mistura en el Campo de Marte contraviene la Ley 16979, que establece que el Campo de Marte es un terreno intangible, donde 
"...no se puede vender productos comerciales ni industriales, así como de toda construcción que reduzca o afecte su área y la perspectiva de su belleza urbana."
Lo cierto es que sí se ha construído: se ha disminuído la cantidad de metros cuadrados de gras por cemento. Lo cierto es que el concepto de mejora de Apega no es reforestar, sino poner más baños, más bancas, más electrificación. Lo cierto es que la comunidad jesusmariana se manifestó en contra de las obras para este magno evento gastronómico.

Lo cierto es que en Mistura el consumo de cientos de miles de comensales genera muchos residuos orgánicos e inorgánicos, y no solo este año. El Perú es un país donde su gente no respeta el medio ambiente: no tiene conciencia de reciclaje, de limpieza pública, de civilidad. Observe las calles y la gente tirando la basura en la calle. De hecho para este año Relima redoblará su capacidad contenedora. Pero eso no garantiza que la calle no esté limpia, el año pasado quedó mucha basura en la calle luego del evento.

Es risible que el argumento de apoyo a Mistura sea el patriotismo, cuando uno de los principales socios de Gastón Acurio es el grupo chileno Los Robles. Lo cual no está mal, tampoco. Solo muestra mi punto. Uno no es más peruano por ir o no ir a Mistura sino por su comportamiento social y el impacto que este tiene. ¿A qué costo apelamos al patrioterismo de Mistura? ¿Afectando el Campo de Marte solo porque estamos en esta onda de la Marca Perú? 

No es necesario mendigar identidad nacional afectando las pocas áreas verdes que tenemos en comparación con otras ciudades de América Latina (pág. 60). Esta Marca Perú invita a nuestros connacionales a comprar productos peruanos, y eso está muy bien, pero nuevamente nos olvidamos de lo más importante: la educación. Y me refiero a la educación en civilidad: el respeto al medio ambiente, a la ciudad, conciencia en temas de saneamiento. No es más limpia la ciudad que más limpia, sino la que menos ensucia. Si los ciudadanos fueran conscientes de ello no se generarían tantos gastos. Y yo no veo suficientes campañas ni proyectos relacionados a promover una cultura preventiva en estos términos.

Me niego a ir a Mistura, personalmente, porque no me gustan las multitudes desordenadas, y porque cuando me provoca comer rico, sé a donde ir. Personalmente, prefiero evitarle a mi ciudad más residuos inorgánicos. No creo que Perú clasifique al mundial porque contratar a Markarían no borra treinta años de mediocridad, amateurismo dirigencial, nula planificación y escasísima preparación de niños y jóvenes. No creo en la Marca Perú no porque no sea bonita, sino porque no es suficiente. No solo con ideología de mercado se hace país, sino haciendo que toda la comunidad sea conciente de que interésandose por las comunidades rurales nativas, amazónicas y serranas, en sus necesidades y recuperando sus derechos que han sido afectados en los últimos 30 años (ver acápite "Debilitando la propiedad comunal") es como de verdad se hace "país", entendida como desarrollo integral, justicia social para todos.

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