martes, septiembre 27, 2011

Los cuatro pilares de la Lucha contra las Drogas

 Ante la disyuntiva del 05 de junio de elegir entre la derecha cavernaria, reaccionaria y cuasi fascista que nos sumió en la miseria moral de los años noventa; y una izquierda improvisada, carente de experiencia suficiente, y bastante gaseosa (principalmente por sus múltiples discursos y socios políticos de diversos intereses), convine moralmente por darle el beneficio de la duda a esta última, como muchos lo hicimos. Pero decidí ir más allá. Consciente de las prácticas antidemocráticas de extrema derecha, resolví apoyar no solo con mi voto, sino también como personero de Gana Perú para defender el “voto popular” nada menos que en el distrito de San Isidro, de donde provengo; a pesar de que ser este el distrito que registra la menor tasa de votantes de Gana Perú de todo el país.
Decidí darle mi voto de confianza a la “nueva fuerza” de la izquierda peruana, consciente de los riesgos de reveces en materia de lucha contra las drogas, por los aliados cocaleros de Gana Perú; pero también convencido de que moralmente era inadmisible darle una nueva oportunidad a la derecha. Estaba y estoy, todavía, convencido de que esta nueva izquierda podría apelar al diálogo con las poblaciones regionales, que tan mal emprendió el pasado gobierno alanista[1], duplicando los conflictos sociales preexistentes desde el lustro peruposibilista[2]. Sin embargo, cierto es que muchos de los cuadros de esta “nueva” izquierda tienen viejos fantasmas casi tan cavernarios como los derechistas.
La lucha contra el narcotráfico en las zonas cocaleras
Una de las medidas más cuestionables de este nuevo gobierno de Ollanta Humala es la paralización o suspensión de la erradicación de la hoja de coca que se ha establecido las pasadas semanas en el departamento de Huánuco. Cabe decir que el departamento de Huánuco registra el récord de producción ilegal de coca, y junto con Cusco, la mayor extensión de terreno destinado a la producción ilegal de la misma[3], por lo que solo tomando esta cifra ya es suficiente para poner el grito en el cielo. Pero sigamos.
Sabemos que más del 90% de la producción de la coca va al narcotráfico[4], lo que significa que de alguna u otra manera, la mayoría de los agricultores cocaleros están involucrados con la producción ilegal, y por tanto con el narcotráfico. Esto quiere decir también que a duras penas el 10% de la coca, la producida legalmente, se dirige al consumo de infusiones, chacchado y las bebidas gaseosas. No podemos ser tan ingenuos sobre el destino del resto de la producción, sabiendo además que hace mucho tiempo se manejan los conceptos de narcoterroristas y narco-cocaleros, en referencia a las alianzas entre senderistas, narcotraficantes y cocaleros avispados que se cansaron de ser simples productores, y que poco a poco han ido haciéndose duchos en la construcción de pozas de maceración.  Los cocaleros tienen ahora dos caminos: uno es participar en la política a través de alianzas locales y regionales, generalmente con grupos de izquierda, por ejemplo, la Confluencia[5] Gana Perú[6]; el otro es aliarse con Sendero Luminoso y los narcotraficantes, es decir, con el no-estado.
 ¿Son estos colectivos, integrantes de la Confluencia Gana Perú, los que presionan a este nuevo gobierno a tomar estas actitudes? Es lo que parece. El nuevo jefe de DEVIDA, Ricardo Soberón, cuya designación por cierto levantó mucha polémica[7] por haber sido asesor legal de Nancy Obregón[8], ha sido en cambio felicitado por varios dirigentes cocaleros[9]. La suspensión de la erradicación de los cultivos ilegales de coca, en este contexto, no parece ser gratuita y únicamente atribuible al deseo de “ordenar la casa”[10].
La lucha contra las drogas en el Perú no ha sido eficiente. Eso debemos decirlo y reconocerlo todos los implicados. Sin embargo, no por ello es conveniente suspender la erradicación de la coca, y menos aún en el departamento con el récord de producción ilegal y con la mayor extensión de cocales. La erradicación solo debe ser considerada “una de las cuatro patas de la mesa”, una de las tantas estrategias dentro de un Plan Nacional de Lucha contra las drogas que incluya un abordaje integral y sistémico, con un estado que articule y lidere la misma, de forma proactiva y diligentemente.
Un abordaje integral, sistémico del problema de las drogas en el Perú debería incluir un trabajo conjunto que incluya la participación de:
  1. jueces y fiscales que combatan el lavado de activos,
  2. policías que se encarguen de la interdicción y de la erradicación de los cultivos ilegales,
  3. y, sobre todo, de programas sociales del Estado, que repliquen las experiencias exitosas existentes de la sociedad civil, el sector privado y la cooperación internacional, en lugar de competir con ellas como si se tratara de una ONG más, malgastando recursos valiosos y multiplicando costos.
  4. A esto, se suma, por supuesto, la erradicación.
Estos programas sociales, en los que el estado debería involucrarse de manera más eficiente y comprometida, deben estar enmarcados en la cultura de la legalidad, apostando por los emprendimientos y los cultivos alternativos, pero a la vez respetando la cultura y costumbres locales, como ya lo hacen varias organizaciones y ONG que trabajan en las regiones con el apoyo de la cooperación internacional, el sector privado y la comunidad local, que siempre es la más importante.
La erradicación de la coca ilegal, lamentablemente, es financiada en un 100% por la cooperación internacional. El Estado solo recibe el dinero y ejecuta la actividad, por tanto, es el Estado el que no realiza eficazmente esta labor: concretamente, la policía. No es justo ni preciso decir que la ineficacia viene de la cooperación internacional, como algunos políticos peruanos creen y manifiestan en los medios y en las redes sociales[11]. Por el contrario, como esta erradicación depende exclusivamente de la cooperación internacional, si los cooperantes consideran que el gobierno peruano no demuestra el compromiso para ejecutar esta erradicación (y esto puede suceder luego de esta suspensión), podrían tomar la decisión de no financiarla más. Y no afectarían con esta decisión a las ONG, como piensan algunos dirigentes y militantes, sino que afectarían al propio estado, quien tendría que asumir este gasto y reducir así el presupuesto de otras carteras. No se trata, pues, de un tema de intereses personalistas, de gente que está amarrada con gobiernos extranjeros, sino de peruanos que estamos preocupados por las evidentes presiones políticas de los aliados del presidente, del Partido Nacionalista y de la Confluencia Gana Perú, que parecen anteponer, ellos sí, sus agendas personalistas sobre los intereses nacionales.
El narcotráfico genera un círculo vicioso del no-estado. No permite la producción legal de coca ni de otras alternativas[12]. Afecta a la juventud, involucrándola desde edades muy tiernas en el pisado de las pozas de maceración y alejándola de la educación y las oportunidades de desarrollo. Afecta a los recursos naturales y el medio ambiente, contaminando los ríos, erosionando los suelos y matando la fauna y la flora. Se vincula directamente a la inseguridad ciudadana, la misma que ha motivado que el presidente reactive el CONASEC; pero es curioso y hasta sospechoso que no tenga esa misma proactividad frente al narcotráfico.
Los narcotraficantes son tan o más hampones que los delincuentes que disparan a matar a niños hijos de congresistas o los conductores irresponsables que matan a periodistas y demás transeúntes. ¡Son delincuentes! Merecen no solo el repudio de la sociedad, sino el imperio de la ley.
No debemos caer en facilismos principistas, en fundamentalismos ideológicos. frente a una realidad que se apresta ante nuestros ojos. Nuestros principios no pueden estar alineados con el narcotráfico. ¡No abandonemos la lucha contra las drogas! No les facilitemos la vida a los que apuestan por la delincuencia, la inseguridad y la marginalidad, a los partidarios del no-estado, que siempre será nuestro verdadero enemigo. Enemigo de la juventud, de la justicia social y de todos los peruanos. Luchemos juntos contra los delincuentes del narcotráfico, no les demos tregua. Juntos podremos vencerlos. Solos y separados, como hasta ahora hemos estado, no podremos.








[1] De Alan García. Hago énfasis en “alanista” y no “aprista”, porque considero que hay diferencias irreconciliables entre los términos.


[2] De “Perú Posible”, partido político de Alejandro Toledo, que lo llevó a la presidencia peruana del 2001 al 2006.


[3] Monitoreo de Cultivos de Coca 2009. Informe de la UNODC, Junio de 2010.  Tomado de: http://www.unodc.org/documents/crop-monitoring/Peru/Per09_report_sp_small.pdf, el 20 de agosto de 2011.


[4] Estoy tomando el dato de un artículo de Marcos Ibazeta publicado el jueves 18 de agosto de 2011 en Expreso. Tomado de: http://www.expreso.pe/blog/sentido-comun-37. Podría utilizar las cifras de la institución donde trabajo, pero considero que es mejor no hacer “publicidad”.


[5] Uso el mismo término que Carlos León en El reino de la incertidumbre. Elecciones y alianzas en Gana Perú y Fuerza Social, artículo que forma parte de Anti-candidatos. Guía analítica para unas elecciones sin partidos, obra compilada por Carlos Meléndez en 2011.


[6] En el mismo artículo de Carlos León, podemos repasar las diferentes agrupaciones regionales y locales que son abiertamente cocaleras o las respaldan, como AIDESEP y APU. Además de ello, son conocidas al menos dos congresistas con serias acusaciones de vínculos con el narcotráfico, Nancy Obregón y Elsa Malpartida.


[7] Muchos diarios como El Comercio: http://elcomercio.pe/politica/984434/noticia-ricardo-soberon-respaldo-cese-erradicacion-hoja-coca, programas de televisión y medios alternativos como blogs y colectivos en redes sociales han manifestado su preocupación por la designación de Ricardo Soberón. Aquí un artículo como ejemplo, tomado del Portal “Educación en Red”: http://www.educacionenred.com/Noticia/?portada=9221


[8] Ex congresista nacionalista (período 2001-2006), acusada de vinculaciones con el narcotráfico.



[10] Declaraciones de Ricardo Soberón en Diario16, del 17 de agosto de 2011. Tomado de: http://diario16.pe/noticia/8532-presidente-de-devida-ricardo-soberaon-estamos-ordenando-la-casa


[11] Tomo, por ejemplo, el caso del periodista Gustavo Gorriti, quien aseguró en La Hora N que debía eliminarse la erradicación de cocales.


[12] Por ejemplo en Huánuco, curiosamente, la producción platanaria bajó de manera inversamente proporcional al crecimiento de cultivos ilegales de coca. Tomado de:  http://www.inforegion.pe/portada/46222/crecimiento-de-coca-ilegal-hizo-que-produccion-platanera-caiga-156-en-huanuco/


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