sábado, marzo 21, 2009

La irresponsabilidad en la publicidad en medios: Cerveza Cristal y El Pelotero


-Este post lo dejé olvidado hace meses, y si bien estaba pensado para el verano, no se pierde nada con intentar publicarlo en este momento. Este es el mensaje:-.
Más de uno se habrá reído con el estúpido y neandhertálico sketch de la campaña de la Cervecería Backus, "El Pelotero", con su firma Cerveza Cristal -supuesta cerveza de todos los peruanos, supuesta por lo fea en comparación con otras de mejor calidad como Cuzqueña, o sabor, como Pilsen, Pilsen Trujillo y Franca, entre otras-. En un principio sacaron a un aparentemente simpático e inofensivo "Chancha", y a un intrascendente y falto de gracia "Pilas". Estos dos primeros personajes, por lo menos, no tenían nada reprochable, salvo el hecho de fomentar el hábito de consumir licor. Sin embargo no se pasaban tan impunemente de la raya como El Pelotero o el Causita.

Naturalmente, ni estos personajes ni mucho menos sus actores son los responsables de sus contenidos y repercusiones, sino en particular la empresa antes mencionada, y también, por qué no, los medios televisivos que transmiten estos comerciales y la propia Sociedad Peruana de Radiodifusión, a la que aparentemente no le interesa fiscalizar de ninguna manera a los clientes de medios que les paran la olla tan bien. Es el colmo que se suelten contenidos tan lesionadores de manera impune, prolongada y sin ningún tipo de cuidado con el público receptor no objetivo. Se supone que las chelas las toman los adultos, entonces uno no debería promocionar a determinada hora infantil comerciales con mensajes burdos e incitadores al consumo y otras bajezas similares asociadas e incluso peores.

No solo promocionan el consumo abierto e indiscriminado del alcohol, que es una droga, la que tiene mayor prevalencia de consumo, la que más se consume en el mundo, la que tiene mayor cantidad de adictos y una de las que más mata; sino que también filtran mensajes subliminales que invitan a la pendejería, la criollada, la infidelidad, la promiscuidad, el machismo, el sexismo, el relajo, la transgresión de las normas y muchas otras cosas negativas. Siguiendo en los colmos de los colmos, no hay ni siquiera la menor preocupación por el horario en que se transmiten estas porquerías.

Sinceramente, me gustaría que se haga lo mismo que se hizo con la publicidad de tabaquerías, que como bien deben saber ustedes, se prohibió en medios audiovisuales hace casi dos años. Por supuesto es complicadísimo que se haga esto con las bebidas alcohólicas, que son curiosamente las que más invierten en publicidad audiovisual y no solo en el Perú, sino en el mundo, y que peor aún, invierten en sponsorear eventos culturales, deportivos y hasta académicos, carajo. Al menos hay que pedirles un poco de consciencia, no es necesario hacer publicidad incitando al machismo, al sexismo, como los paneles de Cristal de la Panamericana Sur, en la que se puede ver a un varón sosteniendo una botella y tres mujeres, cada una con un vaso, con una evidente connotación de que el tío le da a las tres.

Reclamo un poco de atención al particular. Por favor.

martes, marzo 17, 2009

El pecado de almorzar en la oficina.

El señor ex ministro surcaba las instalaciones de la oficina principal. Saludaba al Director Ejecutivo, a un par de coordinadores, incluso al portero. Como es usual con las visitas, se les muestran todas las oficinas, enfatizando en una o dos ideas la importancia de cada área y proyecto.

Era el primer día en que se me ocurrió llevar almuerzo a la oficina, pensando por primera vez seriamente en alargar un poco mi exiguo sueldo, a ver si puedo ahorrar algo, o comprarme alguna boludez de vez en cuando sin tener que ayudarme de mi viejo o que el compañero de trabajo me preste un poco y de ahí le ande pagando de a poquitos.

Así estaba yo, despreocupado, atracándome con el arroz con pepián de choclo y su pollito en salsa roja. Así entraba el ex ministro en la oficina. Separaba yo un huesito del pollo, la mejor parte, carajo. Y el terror. El enternado ministro hizo su ingreso escoltado por el director. Felizmente el director señaló primero el proyecto que estaba más cercano a la puerta. Felizmente me habían relegado a la ventana, lo que me parece en realidad un premio porque se aprovecha bien la luz, pero ese es otro tema. Felizmente recordé que era antiguo fan de los Caballeros del Zodiaco y logré elevarme al sétimo sentido guardando en un santiamén los adminículos, tapándolos con la mochila de una compañera y minimizando el messenger poniendo en su lugar un trabajo que había ya hecho y que me puse a revisar convenientemente.

No me jodan, que estaba en mi descanso. Qué pecado extraño es almorzar en la oficina.