viernes, mayo 30, 2008

Cuando te pagan por primera vez

Es fin de mes...
pagaron ya...
Te invito un chifita...
y luego alguito más.

Es una sensación extraña cuando te pagan por primera vez. Sientes como si de pronto volvieras a aprender las cosas más elementales mientras vas caminando con tu cheque hasta el banco. Hace frío en las manos, tiemblan los dedos, y las pisadas parecen acolchonadas, aletargadas, inexistentes. Caminas y todo te parece distinto, el camino que tantas veces caminaste antes, cuando sin un solo sol caminabas despreocupadamente. La billetera te pesa, como si fuera un muñón, un miembro recién cercenado, una parte del cuerpo vulnerable. Y la preocupación de que se pierda, de que te roben. Agudizas la mirada y aceleras el paso. Piensas.
Y sin embargo qué lindo, qué bonito es sentirse medianamente independiente, pagarte por fin tu primer chaufa, tu primera gaseosa, tus primeros wantanes. Qué bonito es caminar y pensar qué hacer con la plata que te ha costado obtener, tu chamba. Qué bonito es aprender a administrar, a pensar ochenta cosas a la vez. Qué bonito es querer decirle a todos que te pagaron por primera vez.

jueves, mayo 29, 2008

De por qué jamás en la vida vería películas tipo Indiana Jones

Solo atinaré a reirme de tanta estupidez junta. ¿Pancho Villa enseñando quechua? ¿Las líneas de Nazca en el Cuzco? ¿Mayas hablando quechua en la Amazonía Peruana? Casi no lo hubiese creído de no saber que provenía de los ineptos, estúpidos y animales cineastas hollywoodenses, acostumbrados a rodar películas para públicos todavía más imbéciles que ellos, es decir, los estadounidenses, o como en este caso vale el término, los gringos.
Debo darle gracias a Steven Spielberg, a Harrison Ford, y sobre todo a una amiga que me dio razones excelentes para no ver JAMÁS películas como esas. De hecho nunca las vi hasta ahora porque me parecen una soberana pérdida de tiempo, un culto a la intrascendencia, pero no tenía razones de peso para no hacerlo; en cambio ahora, más que eso, es hasta peligroso: es como un enwebonamiento, como las prácticas fujimontesinistas de amasar al pueblo con los diarios chicas de calatas y sangre, con el chisme y los chistes lisurientos de desdentados impresentables que aparecían en televisión.
Por eso jamás veré ese tipo de películas, y desde este humilde espacio, hago un llamado a la inteligencia y al tino. Lean, lean, por favor. Lean como locos, lean como el Quijote, como Borges, como Luis Alberto Sánchez. Aspiren a más que estúpidas e insignificantes formas de perder el tiempo. Rechacen la basura y aprendan a reconocerla. Basura como Indiana Jones, sin duda una de las cosas más idiotas de las que difícilmente escucharé, y por supuesto, jamás veré.

domingo, mayo 04, 2008

Lindo México

El año pasado, por el cumpleaños de mi hermano, mi mamá quiso viajar a Buenos Aires, y yo no pude ir porque me encontraba en exámenes parciales. En ese entonces, por rabia y por un gusto especial por el tango, me bajé alrededor de 150 canciones de Gardel. Ahora, como solo llevo dos cursos, a pesar de que también tengo muy cerca dichos parciales, viajé con mi familia a México. Fuimos una semana a Cancún, el popular y paradisíaco punto mexicano, y dos días en la Ciudad de México, el famoso DF o Distrito Federal. Aquí un poco del viaje.

Imponente. Chichen Itzá se eleva hacia el cielo con maravillosa precisión.

México es un país muy parecido al Perú en su composición, en su cultura y en su gente. Los mexicanos son cálidos, alegres, llevaderos. Confiables, tienen buen sentido del humor y son atentos, respetuosos y educados.
Es cierto que el DF es la ciudad con más secuestros, asesinatos y robos en toda América, pero también es cierto que hay más de 28 millones de personas que la conforman, y como todos los que dominamos algo de teorías de masas, mientras más gente hay, más belicoso se vuelve el asunto. Aún así, México DF es una ciudad ordenada: los negocios están separados por calles, de manera que aquella es la calle de los artículos de cocina, y la otra es la calle de los artículos de baño. Hasta las putas están ordenadas en una calle de la más barata a la más cara.
Por su parte, Cancún es el paraíso en la tierra. Las arenas blancas son bañadas por aguas cristalinas, esmeraldo-zafirinas. Los hoteles más lujosos del mundo. Ni un ápice de suciedad ni de basura, y mucha modernidad. Y lo más importante, la bandera más grande y orgullosa del mundo, en un soñado mástil que parece un secuoya. Ya quisiera yo que en el Perú exista gente que quiera tanto a su patria.

Cancún: Belleza y modernidad. Se observan los hoteles imitando las antiguas construcciones mayas, circundados por exhuberante tropicalidad.

Las similitudes entre las dos grandes culturas mexicanas, los mayas y los mexicas o aztecas, y los incas son muchas y muy fuertes. Si bien los incas desarrollaron obras maestras de ingeniería hidráulica y el trabajo en metales, los mayas y los aztecas perfeccionaron el trabajo en piedra y desarrollaron la escritura. Y aunque Chichen Itza no puede compararse a Macchu Picchu -puesto que Macchu Picchu no solo es una estructura de concreto, sino la mixtura perfecta entre la hechumbre humana y la naturaleza, verdaderamente una maravilla, por lo que despierta en quien la vea; más de 270° de vista esplendorosa-, es un gigante que llama la atención por la destreza, pulcritud y exactitud matemática de sus inventores. Los mayas fueron realmente una civilización, lo mismo que los aztecas -pese a que se acepta que el gran número de sacrificios humanos de éstos últimos eran, en realidad, motivo de prácticas antropófagas-, crearon su propio deporte, el Pok Ta Pok, un juego de pelota muy parecido al fútbol, con la diferencia de que eran dos equipos de 10, que en lugar de dominar el balón con el pie se hace con los muslos, y que los puntos de gol eran en realidad aros en lo alto de edificaciones especiales para este tipo de juegos.
Alucinante. El fin de fiesta del Xcaret. Alucinante.

Así y todo, México es verdaderamente lindo. Se los recomiendo.