miércoles, noviembre 05, 2008

El Factor O

Una sonrisa radiante, lágrimas cayendo por mejillas sonrojadas y corazones abiertos, despiertos, remecidos por una vorágine de sentimientos encontrados, sentidos y reivindicadores. Ojos inquietos escuchándole absortos. Mentes atentas a sus palabras de ánimo, de aliento, pero también de cambio, de entrega, de valentía y coraje. Mentes, ojos, corazones, mejillas y sonrisas de todos tipos y colores, de todas formas, reunidos a pesar de ellas y de las altas horas de la noche y el frío. Cientos, miles. Cientos de miles y millones a través de las cámaras, allá lejos, en los confines del orbe, expectantes. Un lema que huele a convicción, a propósito. Una frase que en su simplicidad entrama, por sobre todas las cosas, un reto al conformismo y al conservadurismo, una oposición a la inacción, a la hipocresía, al stablishment de las apariencias y la cojudez endémica a que nos tiene acostumbrada la mediocridad Republicana. Un grito que devuelve la esperanza a todo un pueblo. Yes, we can.

Barack Obama sonríe. Está mucho más que satisfecho, ya hizo historia y varias veces en muy poco tiempo. Es el hombre más importante del mundo, y carga con ello una enorme responsabilidad que asume con desapego, en una mezcla de humildad y firmeza. que no solo cae muy bien ante cámaras y multitudes, sino también en el fuero interno de sus contemporáneos, correligionarios y connacionales. Pero sobre todo carga con todo el optimismo de una nueva generación que ve en la política la posibilidad de reinventar, de proponer y construir sus sueños. Una nueva generación más pensante y conciente de los problemas que sus padres y abuelos generaron en el mundo: la pobreza, la exclusión social, la desigualdad, la segregación, la envidia, el odio, el cinismo antropocéntrico, la contaminación ambiental, entre tantas otras taras mentales, sociales, doctrinales.

Una nueva generación más preocupada por el devenir de la humanidad, que queda demostrada con la enorme afluencia de votantes jóvenes, quienes además donaron en masa a la causa Demócrata, marcharon activamente en todas sus presentaciones, y celebraron el triunfo con jubilosas y sensibles lágrimas de orgullo. Yes, we can. Y es que así sí se puede, por lo menos intentarlo. Así sí puede trabajar de manera tesonera y programática, dinámica y sistemática, escuchando a todos y sobre todo a quien piensa distinto, no tomando a mal lo que venga del otro, ni por debajo ni por encima de lo que uno piense, sino estrictamente en un plano horizontal y humano. Qué momento el que tenemos. Hay que disfrutarlo. Pero cuidado, no podemos dormirnos en su regazo sin cuestionamientos. Nunca más. Esperemos que aquellas lágrimas que brotan de los corazones buenos, marcados por la confianza en un futuro mejor para sus hijos a partir del propio esfuerzo y compromiso con las exigencias históricas de la coyuntura, sea suficiente para plantarle cara al reaccionismo de aquellos que prefieren la guerra, el negocio de las armas y las diferencias sociales, es decir, lo fácil, lo cómodo, lo flojo. Esperemos, también, que la humanidad por fin se muestre a la altura de sus necesidades maduracionales, y que estúpidos revanchistas no desestabilicen más a nadie. Ojalá Obama termine su mandato y no sea asesinado cobardemente como Kennedy, o como el gran líder Martin Luther King.

"By the people, with the people, and for the people." Confieso haberme emocionado con esta frase que recuerda al discurso de Haya de la Torre en la Asamblea Constituyente de 1978. Y es que creo que el ser humano puede llegar a ideas bastante similares sin importar sus diferencias, ideas, ideales e ideologías bastante buenas (y malas también, desde luego), con solo proponérselo, pero eso sí, con una lectura estudiosa, seria y comprometida, a través de un análisis profundo y sistemático de la realidad social y su momento socio-histórico. Yes we can, Mr. President.

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