viernes, agosto 17, 2007

Infierno en Fiumicino

La regla de que lo barato sale caro es una máxima urbi et orbi. Que uno haya cruzado el charco no implica que se haya librado, en sus interacciones, de la necedad -entiéndase estupidez, irresponsabilidad, en una palabra: falta de humanidad- tan inherente al género humano. Esto pretende ser, sin tapujos, consideraciones ni otros eufemismos, una venganza. Y ya verán que no es para menos. Si viajan a Europa y por casualidad vean este símbolo, huyan despavoridos, por su seguridad, por su puntualidad y por sus maletas:

Hastalasvueling. Perderte las maletas, tan fácil como 1, 2, 3.


Ya dice el venerado Morelli en la Rayuela entrañable cortazarina que una buena historia no termina nunca ni tiene comienzo definido, sino que puede experimentarse de forma distinta según el autor y lector convengan. Se trata de varias historias en una, separadas y juntas. Y así fue ciertamente mi viaje. Un cúmulo de experiencias, buenas, malas y vueling. La vida misma resumida en un extracto, un condensado de todo lo bueno y lo malo que puedas encontrar. Una experiencia que por supuesto curte mi esencia, aunque en ciertos aspectos también curtió mi corazón -esa pequeña llamita de esperanza, de indulgencia para con el género humano; no más-. Y yo quería contarla bien, en orden, en su orden, pero la verdad es que no me dejaron. Qué iba yo a saber que la incompetencia, la irresponsabilidad y el descaro absoluto tenían nombre y apellido: Vueling S.A.


Inferno. Precisos momentos en que cientos de desafortunados clientes de Vueling se desconciertan ante la irresponsabilidad y la necedad de los encargados de la empresa que no daban razón.

La historia no tiene un comienzo determinado, pues tuvimos que usar la línea Vueling en varias oportunidades dada las facilidades económicas que ofrecía, algo que por supuesto, no justifica el trato impropio para seres humanos y civilizados como nosotros. Viajé a España en Iberia, con escala en Bogotá por intermedio de Lan. A partir de allí, en algunas oportunidades tuve que hacer viajes al interior del territorio Schengen, en la mayoría de las cuales tuve que tomar la tristemente célebre compañía catalana. Creo que tan solo una vez partimos a la hora, pues siempre retrasaban las departures. Claro, mismo Star Perú, solo que con acento peninsular.

Hasta que lo de Fiumicino fue el acabóse. El retraso fue de más de dos horas, pues el vuelo había sido programado para las 8pm. Pero las colas se habían condensado y no avanzaban nunca, y era la única empresa con este problema, pues en Iberia, AirFrance y compañía todo proseguía con normalidad. Y por supuesto uno tenía que ir a preguntarle qué sucedía a los trabajadores de otras compañías, porque los trabajadores de Vueling brillaban por su ausencia. La negligencia fue bárbara, la inoperancia ídem. No había un solo colaborador con el suficiente buen criterio para informar a la gente acerca de lo que acontecía. Ninguno daba razón.

Finalmente llegamos a París después de la 1am, desconcertados, angustiados, fastidiados; pero no era todo. Las maletas de todo el avión jamás llegaron. Parecía una broma de muy mal gusto, era el colmo de los colmos. Y por si fuera poco Vueling jamás se apersonó, ni siquiera para una disculpa. Solo contamos con los efectivos del aeropuerto Charles de Gaulle. Varios días después, luego de haberme cagado el viaje a París -sin equipaje, y por tanto, sin ropa-, ya en Palma, nos devolvieron una de las tres maletas perdidas. Otra de ellas recién ha sido ubicada, mientras que la tercera sigue inubicable. Tantos días después, ni siquiera una llamada, un correo de disculpa. En una de mis maletas, precisamente en la que está inubicable, está una de mis tarjetas de memoria de la cámara, donde están las fotos de Valencia, las que dieron comienzo a esta odisea épica por el viejo mundo. Además de ropa, y otras pertenencias, desde luego.

Por supuesto, está de más decir que ya se cagaron conmigo, porque no me voy a quedar así sin más, sino que voy a iniciar una acción legal por intermedio de mi padre y sus contactos en España, aún así nos devuelvan el equipaje. Y por supuesto, ustedes han de aprender de mi error y jamás en la vida viajar con Vueling, a no ser que sea por un día o un par de días, y solo tengan que llevar equipaje de mano. Pero ni aún así les recomendaría, por la pésima calidad de su servicio, por la ingente incapacidad de sus colaboradores, por tantos otros etcéteras.

Y todavía, las aeromozas, en un imperfectísimo inglés, como solo los españoles pueden hablarlo, dicen antes de viajar "Jaf a gud Vueling". Que les den por culo, coño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oye, estuviste de viaje por Europa, fuiste a París y que se yo que otros lugares tan cheveres. Deja de llorar por una maleta y unas fotos. Los mejores recuerdos los llevas en la memoria...

Anónimo dijo...

Si la verdad que perdemos maletas, retrasamos algunos vuelos que a pesar de lo que ustedes piensen, sí tienen justificación.
Es de las mejores compañías de Europa y me estás diciendo que es peor que las sudamericanas? Aerolineas me perdió dos mochilas y sabes quien las encontró en el mismo aeropuerto dos dias más tarde? Yo misma.
Si tienes el seguro, con Vueling viajas de lo más bien, que son dos horas de retraso? Por el amor de Dios!! Yo sufrí uno de 14 horas! No se queje tanto, hay peores cosas en la vida.