sábado, octubre 28, 2006

La Moral del Rating

¿Máquinas de escribir? Una crítica a los periodistas peruanos.

Menuda semanita la que nos tocó, ¿eh? llena de temblores, no necesariamente registrados por el sismógrafo...

[ Quisiera centrarme tan solo en el hecho más funesto de la semana, como para que no me digan que ya no me preocupo por los temas coyunturales, cof, cof, cof. Sí pues, ya no, ya no tanto... ¿renació mi escepticismo? no manches, wey. No, lo que pasa es que no he tenido la motivación necesaria, he andado algo ido, como ya es costumbre últimamente... En fin. Sigamos. ]

Se ha hablado hasta el cansancio del tema del sexto hijo del Presidente de la República -las mayúsculas no están de mas, por más que se hable de Alan García-. Sabido es que la pareja presidencial no anduvo de buenas en los últimos años, y que, más bien, se llegaron a separar. Que se hayan vuelto a unir para la campaña no es extraño, más allá del maquillaje social para la candidatura de un aspirante a la primera magistratura, dado que para cualquier persona es un reto harto complicado el solo hecho de participar en una elección, sobre todo para un candidato como AGP, quien sostuvo casi 400 mítines en la primera vuelta electoral, y necesitaba todo el apoyo que la abnegada Pilar pudiera darle. Hasta allí, todo bien, señores.
Por supuesto, las cosas no quedan allí, como la prensa se ha encargado de propalar a diestra y siniestra hasta una saciedad casi emética. AGP, quien no es precisamente un santo de devoción de muchos peruanos, tuvo, durante ese lapso de separación con su esposa, un compromiso aparte, que, aunque corto, engendró a un niño que desde el primer momento llevó su apellido.
Las especulaciones, divagaciones y conjeturas diversas de estos improvisados y poco profesionales comunicadores, lejos de ser evidente y manifiesta cada día en cada medio -algo lamentable, por cierto, para todos los peruanos- llegaron al límite.
Primero, el señor César Hildebrandt, quien no es precisamente un ejemplo de pulcritud en el aspecto privado -tema en el que no es necesario profundizar, por respeto, y más precisamente, por sentar nuestras diferencias para con ese estilo lumpenezco y vil de informar, en el que sorpresivamente ha caído el otrora célebre y respetable CH-, en un acto magalymedinezco, difundió los nombres de la madre y del pequeño, en un acto de cobardía y de mera búsqueda de figuración, de protagonismo, y por supuesto, de rating. Y, señor Hildebrandt, ¿dónde quedó el periodista indignado que hidalgamente se pronunciaba en contra de estos pseudo-profesionales embaucadores, oportunistas y falsarios que eran capaces de las más grandes bajezas por el dios rating? ¿Acaso se ha vuelto correligionario desta secta, de la que tanto se descreía?
El resto de periodistas de los diferentes medios, mediocres y autómatas, cual masa a la que se dirigen, balando como borregos sobre el tema, fueron especulando y haciendo comparaciones absurdas, destilando todo su pobre criterio, y poniendo a CH sobre el tapete, por ser quien rescató el mismo -el único objetivo que este tenía, por cierto, no me vengan con que estaba indignado-.
Entre sus disparatas y descriteriadas percepciones, los periodistas, compararon a FGC - acrónimo del menor implicado- con el caso de Alejandro Toledo y Zaraí, algo que no es posible. Sabemos que AT no reconoció nunca a su hija hasta que, cuando salió a la luz el negociado que pretendía hacer con cierto juezucho de mala muerte, no tuvo más remedio que firmarla y comprometerse a regañadientes a ayudar en su manutención, al menos en algo, de lo mucho que no aportó desde el nacimiento de la misma. Ahora bien, la utilización mediática de Zaraí, para la obtención de gollerías y privilegios para su madre Lucrecia y ella misma, por un lado, además del rédito de los interesados de los enemigos de Toledo en ensuciar su imagen, por el otro, es otro tema que tampoco tiene nada que ver con este. Se trata de escenarios dispares, de contextos totalmente distintos.
Se olvidaron, estos pseudoperiodistas de otro caso, ése sí -curiosamente- comparable con el de AGP y FGC, el de la menor hija del difunto ex-presidente Paniagua, menor concebida en las mismas condiciones que FGC, y que sin embargo, como no da rédito en términos de acogida, de popularidad y de rating, no se toca. ¿Por qué no mencionar este tema? ¿Es que se le hace una salvedad a Paniagua solo por el hecho de estar grave, primero, y luego muerto? Si hay un criterio para criticar por todo lo alto el comportamiento del mandatario de turno, ¿por qué nunca se mencionó palabra alguna del caso Paniagua, ya sea durante su mandato o en las propias elecciones, dado que se trata de un caso que es en esencia el mismo? Esa es la moral de la que tanto hablan los periodistas, de la que tanto se jactan no tener, y de la que se indignan. La moral del rating, del rédito. No vengan a hacerse los moralistas, y menos CH, quien no es precisamente un buen ejemplo, valga la insistencia.
Por supuesto, soy de las personas que creo que no se le fueron encima a Paniagua con esto de su hija porque, dado que estamos en un país donde no hay casi personas ejemplares, bajarse a una gran personalidad es impensable... más bien, aquí de lo que se trata es de inflar y engrandecer a personas que sin ser realmente brillantes o excepcionales, pueden ser un buen ejemplo... y además, porque se necesitan héroes, ejemplos a seguir, y si no los hay, pues los creamos. No estoy en desacuerdo estrictamente con ello, para nada. Hay algo de bueno en eso, encaminar a la gente hacia el bien. Pero tampoco hay que quedarnos de brazos cruzados y no advertirlo, o hacerse de la vista gorda al respecto. Si es que les parece inmoral la conducta del presidente García, entonces atrévanse a comparar con el caso compatible, es decir, con el de Paniagua y no con el de Toledo, y encuentren inmoral a Paniagua, entonces.
¿Qué fue? ¿Que en el caso de Paniagua no? Entonces en el de García tampoco, señores. García reconoció a su hijo, García le dio su apellido, ha resuelto inmediatamente el tema y no ha infringido ninguna norma -como sí lo hizo Toledo, por citar un ejemplo-. García, al igual que Paniagua, optó por el hermetismo porque eso es lo que corresponde al tino y a las buenas costumbres, porque hablar de ello sería poner en peligro a la propia familia, y porque no es necesario alardear del cumplimiento del deber. La gente que hace las cosas bien no tiene por qué andar diciendo que las hace, y si lo hace más bien debería ser cuestionada -como Toledo, quien se jactaba de ser un gobernante demócrata. Cholo, eso es lo mínimo, ¿no?-. Así pues, este es el caso. Ante el escándalo -desatado por estos desatinados pseudoprofesionales, con Hildebrandt a la cabeza-, AGP no tuvo más remedio que repetir esa estupidez de que el presidente no tiene vida privada, con lo que demuestra que está cediendo a la presión, mas no, de eso estoy completamente seguro, comparte semejante sinsentido. Los periodistas están ya muy alzados, y nadie se atreve a cuadrarlos. Desde este humilde espacio no pretendemos hacerlo, por supuesto, pero sí advertir que los mismos no son los dueños de la verdad, tampoco, y que si van a hablar de moralidad, lo lógico es que, verdaderamente, actúen de manera imparcial.
¿Sobre si García mintió al país con respecto a su hijo? El país no reclamaba saber sobre la vida privada del candidato García Pérez, ni tampoco este fue un tema trascendental en el debate electoral o en la coyuntura actual. Y si interesa, bueno, debería ser por verdadero moralismo, no moralismo ratingnesco, que es más de la misma miseria moral que nos caracteriza, sobre todo a cierto sector periodístico. "Ahora como presidente", según dijo el propio jefe de estado, "no tengo vida privada", y, consecuentemente, pudo aclarar el tema como ya lo hizo. Pero eso sí, ya quisiera que los periodistas hubieran tenido ese arrebato de moralidad -curiosamente selectiva y temporal- antes, antes de la segunda vuelta, precisamente. Ahora tendríamos a cierto personaje que todos temen en la presidencia, ¿no? Por eso nomás no lo han sacado, ¿verdad? Sincerémonos nosotros, por favor.
García se está volviendo un títere de la prensa, en verdad le falta mano dura con ella, como en el caso de la renuncia de la hija de Mercedes Cabanillas al cargo en el directorio del canal del estado, una muchacha proba y probadamente inteligente, capaz y profesional, quien, sin embargo, tuvo que ceder ante la presión de gente estúpida que simplemente no entiende la definición de nepotismo. Tendría que haber sido más enérgico aquella vez y ratificar a la hija de Meche en su puesto; tendría que haber sido más enérgico esta vez. Y por mano dura no pretendo decir que expropie los canales o limite las libertades, nada de eso. Sino que, simplemente, no se deje llevar por todo lo que esta diga, muchas veces sin fundamento y solo para el dios rating. Pero en fin, por algo se le acusa de populista, todavía. Y es que parece una forma de populismo responder de esta manera tan temerosa a la prensa.

Revisión blogográfica obligada.
Danza Invisible.
http://lasburbujasinvisibles.wordpress.com
Opinión Libre. http://gerardocabrejo.blogia.com
Nación Inka. http://nacioninka.blogspot.com

Declaración de AGP alusiva al tema en http://APRA-global.blogspot.com:
http://apra-global.blogspot.com/2006/10/declaracin-del-presidente-alan-garcia.html

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Chemita:

Cierto, mi crítica fue directamente hacia la moral de nuestro presidente. Pero no lo comparé directamente a él con el ex-presidente: nunca dije que uno era mejor o peor que otro. Ambos son humanos. Pero sí comparé la actitud disímil de la prensa en uno y otro caso. Y nadie incidió en este punto mejor que "La Cebolla".

En cuanto a lo de "vida privada", el mismo Alan se encargó de silenciar a los congresistas ayayeros diciendo que él como Presidente personifica a la Nación y no tiene vida privada.

Yo estoy hablando de moral y ética personal, y tú estás hablando de legalidades y de lo políticamente correcto. Difícil conciliar ambas posturas. Además yo tengo 20 años más que tú y viví todo un gobierno de Alan, así que obviamente hay una brecha generacional que matiza y diferencia inevitablemente nuestras opiniones.

Es claro que no podemos pretender (exagerando la nota) ponerle un candado en la bragueta al presidente ni a nadie. No se trata de eso. Cada uno es dueño de sus actos, buenos o malos. Pero no intenten convencerme de que mentir está bien siempre. De eso se trata mi post, y eso es lo que muchos no quieren entender.

Porque mintió, señores, MINTIÓ al mantener deliberadamente escondido a ese hijo; mintió al presentar por calles y plazas con bombos y platillos a su "familia unida de cuatro-perdón-cinco hijos"; y miente cuando dice que lo "Cuqui" fue breve. Porque muchos saben (y muchos tenemos referencias) de que esa relación tiene por lo menos diez años.

¿Hipocresía? De Alan, mucha. Presenta imagen de familia unida, la utiliza porque sabe que para muchos eso es importante. Pero en su comportamiento privado demuestra que le importa un pito.

Ojo, nunca hablé de sanciones. Jesús perdonó a Magdalena, cierto, pero el relato no acaba allí: acaba en que después de perdonarla le dijo VETE Y NO PEQUES MÁS. No le dijo "firma acá, paga la multa, pide perdón y sigue nomás..." Así no es, pues.

Y ojo, yo jamás he abogado por el Chato. De que es un pendejerete, lo es. Pero eso no hace que Alan lo sea
menos. ¿O sí? Además CH no personifica a nadie más que a sí mismo. Si vamos a entrar en la moral del "pero si todo el mundo lo hace" ¿dónde acabaremos? De vuelta en la selva?

Chema dijo...

Epa, Danza, yo te tomé como referencia porque bueno, siempre te leo y tu postura es válida; no iban hacia ti mis críticas.

Reitero que eso de vida privada es un cliché que García utiliza para quedar bien con la prensa, la misma que saca esto a la luz no por ser moral, sino porque esto vende. Todos sabíamos del niño, pero nadie dijo nada al respecto hasta ahora.

Mi crítica va hacia ese repentino arrebato de moralidad que se les prendió a los periodistas. Si este arrebato de moralidad se les hubiera prendido en la segunda vuelta, Ollanta Humala sería el presidente, pero no se sacó esto en su momento PORQUE NO CONVENÍA (tú misma estás diciendo que muchos sabían de esto antes). Si ahora se habla de mentira, de inmoralidad, ¿acaso esta fue 'menor' en esa época para no ser tocada en ese momento? No nos hagamos tarugos, como decía la Chimoltrufia. La autoridad moral para criticar a otros debe pasar por uno mismo, así de sencillo, así de simple. Los periodistas no son precisamente seres morales probados.

César Hildebrandt también es un personaje público, por tanto su vida privada también debe ser pulcra. No se puede exigir algo que no se contempla solo porque uno es presidente de la república y otro es periodista. La investidura no hace a la persona, tampoco las limitaciones de su posición los vuelve inmunes a la crítica. Carece de moral esa conveniente diferencia, apelar a ella para señalar la paja en el ojo ajeno. Y ya que estás tomando la Biblia, te cito otro fragmento: "Quien esté fuera de pecados, que tire la primera piedra."

Los hijos fuera del matrimonio no son parte de la familia matrimonial, sino del vínculo que se forma en ese otro hogar. No necesitamos tener más años para advertirlo. Es algo que pasa en el Perú como en otras partes del mundo, y no porque sea un mal de muchos consuelo de tontos, sino porque a nadie tiene por qué interesarle la vida privada de los demás, pues cada uno debe actuar en función a sus convicciones morales propias, construidas a través de la experiencia vital. Colgarse de las de los demás no nos compete a nosotros ni a otros, menos aún si es solo para inflar los ratings. Eso es mucho más amoral.

Aquí no ha habido mentira sino hermetismo, y el hermetismo responde al tino, como en el caso de Paniagua. El mismo hermetismo que lleva a los periodistas a no decir que hacen toda esta cortina de humo no por verdadera indignación, sino porque trae réditos con los anunciadores. La única que tendría derecho a reclamar si fuese 'afectada' sería la propia señora en cuestión, a quien llamas "Cuqui". Y no se ha manifestado porque no le ha faltado nada. Solo los periodistas han salido a reclamar, como si ellos mismos tuvieran hijos no reconocidos/no mantenidos con el presidente.

Si se discrepa con el gobierno, debe hacerse una oposición de verdad sesuda y transparente, no una visceral reguera de panfletos y noticiuchas con una marcada intención ratingnera, que dista mucho de la moralidad, precisamente, y que mas bien es hipócrica, como dices, justamente, del Presidente.

Anónimo dijo...

Posiciones aclaradas...

y sí, de hecho casi casi coincidimos (aunque con distintas ópticas) en el punto de darle duro a la prensa.

Y sí, también soy periodista (aunque mi blog es personal), no abogada; y porfa, no me recurras al argumento ad homine...

Cariños.

Chema dijo...

falacia de tipo ad hominem.. ¿en dónde, mi estimada Danza?

Anónimo dijo...

El viejo Santo Tomás explica muy bien lo que es una falacia ad-hominem.