lunes, marzo 06, 2006

Coleccionista de adicciones

  • Questionable Content
  • La adicción que motivó este post, y trajo consigo todas las demás adicciones adquiridas mediante contagio. Gracias Chil, y gracias a todos los que buenamente me pegaron sus productivos vicios.

    Es gracioso. Conozco varios vicios de varias personas, y yo, particularmente, no tengo ninguno; al menos ninguno ordinario. Lo que tengo es una insondable capacidad para contagiarme de los vicios de los demás, solo que, cual efecto humo de cigarro* -ríete, Chil-, estos vicios vienen a mí con una fuerza incluso mayor, aunque también -y más vale que sea así-, así como vienen intempestiva y abruptamente, con las mismas se van, y se mantienen -los productivos o agradables, o mejor dicho, las adicciones superadas, quedan marcadas en mí como sabrosos recuerdos, o updates- registrados en mi agenda mental. No pretendo hacer una lista de los últimos, jejeje, son demasiados -y la verdad que no me acuerdo de todos-, pero podría mencionar unos cuantos. Por supuesto, también se dan aquellos vicios que aparecen de la nada y por situaciones fortuitas, casualidades, que no necesariamente implican copias o contagios de los demás, sino simples descubrires. Entre ellos, por ejemplo, está mi reciente descubrimiento de Starbucks -¿pueden creer que nunca había ido hasta hace dos semanas?-. Nunca antes había ido, y eso que el local del óvalo Gutierrez está a tres cuadras de mi casa. Supongo que nunca lo advertí porque, simplemente, no miro en esa dirección al bajarme del bus hacia mi casa -¡plop!-. Lo cierto es que fui la semana pasada, fui la primera vez el martes y me enamoré del frappuccino caramel, y naturalmente, regresé todas las noches de aquesta semana a pedir lo mismo -y encima venti, que es el vaso más grande, un grasiento placer de s/. 12.50-. La semana pasada no fui -digamos que la adicción se superó, y como otras tantas, pasó a ser un update-, pero regresaré a la brevedad. Como verán, mi vida está marcada de estas repentinas y efímeras adicciones, superadas a la brevedad y anexadas a mi nada planeado plan de vida -agenda mental, porque agenda física, los que me conocen se reirán, nunca tendré-. Finalmente todas estas adicciones superadas se manifiestan en tibios y sobrios destellos de espontaneidad -acompañados de un "me provoca"-. Pasemos ahora a ver aquellos vicios contagiados.

    Para empezar, el vicio blogger, que comenzó en setiembre de manera poco clara e intermitente, y se ha ido consolidando como vicio ya puramente mío en los meses siguientes-y no fue efímero, gracias a la providencia y a una inusitada y sorpresiva fuerza de voluntad-, así como también, en simultáneo, una oportuna apertura a nuevos horizontes musicales -que incluyeron escondidas e impensadas preferencias por el jazz, la trova y el tango, y el regreso a autores que escuchaba de pequeño, como Raphael, Nino Bravo, Isabel Pantoja, José José, José Feliciano, Roberto Carlos, José Luis Perales, etc.-. En enero retomé el Mirc, vicio que había dejado en un casi perpetuo stand-bye desde 2003. Lo retomé por una semana, en realidad, y aunque las implicancias todavía no se me quitan del todo -el dormir cuando sale el sol y hasta las 2pm-, sirvió como un efecto rebote**, en un periodo de misantropía y desatada melancolía. Luego mi hermanito me pegó el vicio por Warcraft, transportándome al mundo World of Warcraft -juego en red de características MMORPG, en el que tengo 4 personajes de distintas razas y diferentes historias-, vicio que, advierto, todavía no se me quita, aunque, con el pronto retorno al mundo académico, seguramente se extinguirá en breve; vicio que es, por lo demás, extraño, ya que nunca me gustaron los juegos en red. Finalmente, tenemos el vicio Questionable Content, que celebro me contagiara mi buena amiga "mujer pequeña" Chil. Vicio que en realidad me pegó recién el sábado, a punta de una insistencia poco pasiva pero nada invasiva -al final, lo hacía por mi bien :) -. Como loco estuve leyendo casi sin parar las tiras, desde la #1 -ahorita voy en la #161-, y no puedo hacer nada más que recomendarla. Es un humor ágil pero a la vez bien elaborado, cargado de ironías, alusiones de contenido cuestionable, sarcasmos y estereotipificaciones. Además, se matan varios pájaros de un tiro, dado que el lenguaje está cargado de neologismos y palabras difíciles, forzándote a recurrir continuamente al diccionario inglés-inglés, pero no se vuelve para nada tedioso. En suma, un placer muy grato.

    Otro dato curioso y gracioso es que estas adicciones se dan en periodos en que decido abrir las puertas a lo nuevo, ya sean horizontes musicales, literarios, cinéfilos, etc. Todo esto coincide, por ejemplo, con una pululante efervescencia por la lectura -continuo descubrir de autores-.

    Ah. También es gracioso que siga escuchando Chema's Life Soundtrack apelando a la opción random del winamp, escuchando Chespirito, Hammerfall, el soundtrack de The Sound of Music, Louis Armstrong, el soundtrack de International Superstar Soccer o Yoshi's Island y al buen Feliciano o Sabina -¿qué cosas, no?-.

    Notas:

    *
    Efecto humo de cigarro. Como siempre, no pretendo acuñar frases, solo aclarar a mi manera ciertos conceptos. Era una clara alegoría al fumador pasivo que, al recibir el humo exhalado de los fumadores, recibe incluso peor daño que los mismos. Esto, por supuesto, aplicado a la idea de las adicciones -o vicios- contagiadas.
    ** Efecto rebote. Aquí hay una referencia a un rebote. Cuando uno está bien adentro del pozo, a veces se tira al fondo simplemente para rebotar con más fuerza hacia arriba. Utilicé, pues, el Mirc como un efecto rebote para salir de ese estado.

    1 comentario:

    Chema dijo...

    Gracias por repetírmelo. Me siento tan avergonzado como cuando mi padre repite en cada cumpleaños de alguien de la familia que a mis 7-8 años recortaba noticias de periódicos y hacía mi propio diario. Gracias.