miércoles, noviembre 30, 2005

Mejor es dormir

No hay corazón en este mundo
que pueda amarte más que el mío...

¿Hasta qué punto podemos desnudar el alma
sin arrancarnos en el proceso nuestra piel?
¿sin empapar con cada lágrima nuestro fatigado corazón?
¿sin quedar tan indefensos ante la inmensidad?

No hay corazón sobre la tierra
más terco que este loco amigo...


¿Hasta qué punto hay que dejarse abrazar por el sinsentido:
tanto que la radio que por objetivo tenía despertarte,
te despierta el corazón con la letra a las cinco de la mañana,
mas que la cabeza para la exposición del día?

¿hasta cuándo despertaremos sin interpretar al despertador?
¿hasta cuándo nos acostaremos aletargados, aprisionados, acongojados?
¿hasta dónde conduce este risco que nos lleva en picada?
¿es que su fondo ya no existe, o se reinventa más abajo todavía?

viernes, noviembre 25, 2005

Midnights

Casi una semana de silencio esconde varias horas de sueño perdido, de sacrificio a última hora -claro, sin justificación, puesto que se pudo evitar con un planeamiento, con consciencia-. Cuando la inconstancia, la irresponsabilidad, la vagancia por un lado, y por otro la intranquilidad producto de otras preocupaciones que se cuelan por ahí -entre acontecimientos inesperados que generan depresiones, tristezas y otras tribulaciones cargadas emocionalmente-, se aglutinan, se aglomeran, se empozan y se empapan los miedos, las incertidumbres, el estrés y los sacrificios pertinentes a las obligaciones de último minuto: el desorden, el caos.

De la universidad a mi habitación, de esta a la universidad. Se hizo ya una rutina, y las amistades se dejaron de lado, y las salidas se olvidaron -en parte mejor, para poder concentrarse algo en lo poco que queda para que termine el año, en lo poco que queda para la recuperación-.

Amigo cafecito. Una constante: la madrugada, la pila de separatas acumuladas por leer, los cuadernos de apuntes, el escritorio y el cafecito.

Les presento, para los que no lo conocen, mi cuarto, aquel en el que sobrevivo estos últimos días, o mejor dicho, madrugadas. Las pestañas se están quemando, los ojos se van cansando, las posturas van cambiando, influenciadas por las molestias de músculos y articulaciones, pero en fin, a seguir, que por nuestra propia culpa -oh mi gran culpa- estamos donde estamos y hacemos lo que hacemos. Quedan ensayos, éxamenes orales, exposiciones, muchas ganas pero también ansiedades, poca fuerza y energía.

Estante y escritorio. Los folders de las separatas de ciclos pasados, las peripecias del pregado, algunos libros. Abajo el escritorio y el presente, con aroma de cafecito madrugador.

Che. El ejercicio -el saco- y el ocio -la televisión y los videojuegos-, la mochila y el maletín, los libros favoritos y el lecho. La sensibilidad de la noche, el azul de la ilusión, de la ternura, de la intimidad y el infinito, y el che de la valentía, el no conformismo, el empuje y la resistencia, el coraje de la juventud.

El Gollum. El estante de junto al camarote, el álbum de fotos, el folder del coloquio de psicología, mi propia ardilla PUCPiana, el gorro futbolero y el gollum. Ése gollum que recuerda la obra maestra de Tolkien, la concentración absoluta del poder en un solo punto -cual agujero negro tolkeniano-, la peor droga, la necesidad del poder. Aquello de lo que renegamos y no nos dejamos seducir.


Sí, pues, me encuentro de licencia por unos días. Ya veremos con qué nuevas páginas aparezco, qué novedades me traigo entre manos.

domingo, noviembre 20, 2005

El Darse Cuenta: Más vale tarde que nunca


Y llegamos hasta un punto, cualquiera que sea este, y paramos el andar, y nos detenemos en el camino. Y miramos atrás y reflexionamos. Y miramos adelante y nos cuestionamos. Y luego nos miramos internamente: tribulaciones, divagaciones, elucubraciones. ¿Qué hay dentro de nosotros? Recuerdos, anécdotas, vivencias, pero también necesidades aún no resueltas, obligaciones por cumplir, estrés, preocupación. El sendero, a lo lejos, a veces se vuelve inalcanzable, y nosotros tenemos flojera al dar el siguiente paso. ¿El tiempo? Se va galopante, mientras volamos, navegamos, cruzamos nuestra mente. Un par de piedras en nuestros bolsillos nos vendrían de maravilla, y no por si aparece un perro rabioso o un asaltante. Pero ni el más avanzado y concentrado suplemento vitamínico nos hará ir a la velocidad anhelada sin un mínimo de decisión.
¿La solución? Quizás si nos levantamos y hacemos algo por buscarla en vez de tanto estar sentados la encontraremos. Confiemos que así sea, y que no sea uno más de esos momentos de iluminación secundados por otras sequías de oscuridad, de inconstancia, de irresponsabilidad.

Puntos Suspensivos III

A lo lejos, el sol de la tarde se esconde en las montañas. El campo, de subida, se vuelve agreste, los músculos no le dan para correr. La tropa se va adelantando, o mejor dicho, Jevaine se va quedando atrás. El sudor escapa por sus ropas, los mosquitos le golpean la cara, mientras el comandante se agacha y pide silencio. Este hace señas y uno de los suboficiales le pide a un soldado municiones para la metralla. Jevaine observa displiscente, siente el crucifijo helado en su pecho cubierto de sudor. Los tanques alemanes se han vuelto la pesadilla constante de los hombres. Son los demonios, los fantasmas, los monstruos de sus mentes. Jevaine siente un escalofrío, acompaña al grupo como flotando, consciente parcialmente de lo que está haciendo. Sus pies, cansados pisan casi sin fuerza el suelo, su velocidad disminuye, siente empujones de sus compañeros. Le están hablando, pero no los entiende, como si estuvieran hablando en otro idioma, como si sus voces se perdieran en la distancia, en ecos irreconocibles, en frecuencias impronunciables. Sabe que se dirigen a él, pero no tiene el interés para prestarles atención. Su mente está atenta a los detalles, sus ojos miran el campo, la vegetación, el terreno, los insectos; su cuerpo siente la humedad, el calor, el cansancio, el desgaste. Siente la calentura de su piel, la podredumbre del terreno, la mugrosidad de su uniforme, el barro en sus rodillas, el agua en sus botas.

Sus ojos lo han visto todo. La sangre, la desesperación, la muerte. Sus oídos están hastiados de tantos vituperios, disparos y llantos. Su alma se ha tomado un merecido descanso, dejando a su triste corporeidad soportar los embates del día. La mirada optimista de la juventud ya no se distingue en sus ojos saturados, acongojados, desperanzados. Incluso las lágrimas brotan sin el más mínimo destello de luz, sin el menor impulso, sin sentimiento, como si solo aparecieran para lubricar sus cansados y enlodados ojos. Siente que su sangre ya no corre con el mismo vigor. Siente que ha perdido la sensibilidad de los dedos de sus manos, de tanto apuntar y presionar los gatillos. El hedor a pólvora es incluso más sofocante que el calor de junio. Ha matado; ha visto morir a propios y ajenos. Ha tenido que hacer cortes, torniquetes e inyecciones. Ha preparado brebajes, alimentos y municiones. La crueldad de las batallas ha terminado por deshumanizar al grupo. Parecen entes que deambulan en la oscuridad de la incertidumbre, ánimas que huyen de la luz, bestias guiadas por un demonio con voz de hombre, tan asustado y aminorado como ellos.

Apenas tiene Jevaine unas pocas horas para descansar, en las que prefiere contar con la compañía de la noche. Mira a la luna y a las estrellas. Suspira. Se recuesta en los troncos y mira el firmamento con tanta atención que sin darse cuenta ya es de día, y tiene que ponerse de pie y enrumbar otra vez con la horda. Su comunión con la noche es única. Silencio. Concentración. Las pocas horas de tranquilidad, de resguardo, de confesión. En estos momentos siente una paz única, como si fuera consciente de cada parte de su cuerpo, su respiración se vuelve lenta pero clara, suave pero firme. No piensa en la guerra, quiere olvidarse de los kilómetros que la tropa ganó en la semana, de las órdenes de los superiores, de los cables que reportan los avances de los alemanes, de la falta de provisiones, de las bajas. Cree haber perdido la razón, pero no le interesa. Lo único que conserva en mente es el calor de su hogar, la alacena llena de frutas, panes y dulces, su madre preparando panecillos en la cocina, y su padre sentado leyendo el diario, con las pantuflas de felpa, fumando su pipa en la entrada. La sala, poco iluminada pero acogedora, con la chimenea llena de leña, la familia reunida entera en navidad, todos juntos hasta el año nuevo, compartiendo vinos, carnes y canciones. El coro de niños del pueblo conducido por el viejo padre Leandre, el panadero Arnaud y sus bien guardados tesoros olorosos, paseando por las esquinas. Un día en bicicleta entre el pozo y la ribera, entre la plaza y el mercado, entre la escuela y la estación del tren del este. Las piedritas del camino, las flores, los árboles y el cielo azul de la primavera. Y llora. De saber que ahora vive un infierno, hubiese querido disfrutar más los momentos de paz de sus años tempranos. Ahora no tiene opción, matar o morir, augurar que algún día, pese a la monstruosidad, al terror, a la desgracia de la que ha sido testigo, regresará a ver los atardeceres campestres, los últimos rayos de sol extinguiéndose entre las colinas, los vinos con Gustave y Hortense, las fragancias del huerto de su madre, los conciertos del coro de la parroquia, los panecillos de Arnaud y las conversaciones de política con su padre Hughes.

El amanecer se erige rápidamente, el sol está saliendo. El azul se convierte en un celeste pálido, y finalmente en un blanco grisáceo. Jevaine pasa sus mangas por sus húmedas mejillas. Se levanta, acomoda el fajo de municiones y lo ajusta a su cinturón. Palpa el crucifijo que Hortense le regalara antes de dejar el pueblo en la nostalgia. El comandante da la orden de partir. La tropa enrumba al noreste, Jevaine empuña el arma con fuerza, la piel de sus dedos parece conducir sangre renovada. Sus ojos, limpios, están despiertos a la esperanza, sujetados a la victoria, al frente, pero también atrás, al pasado, a la alfombra de la sala, a las tardes de ajedrez con el viejo Hughes, al olor de los queques de su madre, a la leche recién sacada del establo, a los chistes de Gustave y a los cabellos de Hortense. A lo lejos, el sol ilumina el camino pedregoso, los tan temidos tanques alemanes avanzan en el horizonte. Jevaine siente de nuevo la fuerza consigo, entonando las canciones del coro, que combinan con los motores de las avionetas aliadas que aparecen de repente. El júbilo se desata en la tropa, y Jevaine comprende que no era el único que padecía. Los muchachos sueltan las armas, se abrazan y lloran los unos con nosotros. Más tranquilo pero igualmente conmocionado, Jevaine se sienta. Contempla los tanques, otrora enemigos inverosímiles: el fuego los deshace en el horizonte, impotentes, como hormigas pisoteadas por niños desnaturalizados. Los aviones aliados han traido la esperanza, como pájaros de fuego de las antiguas leyendas celtas. Jevaine casi puede saborear los ricos pastelillos de su madre, el vino y los labios de Hortense.

viernes, noviembre 18, 2005

Entre risas y lágrimas


La vida suele golpearte muy duro, tanto que no solo caes y te vuelves a parar con dificultad, sino que realmente te desplomas, y a pesar de que te levantas, es como si siguieras al fondo del pozo, o fond de l'Étang -léanme entre líneas, por favor-. Pero así como suele golpearte muy duro, a veces te da momentos sublimes, instantes en los que, sinceramente, sencillamente, te olvidas de todo el sufrimiento, y a pesar de que sabes que regresará, que la dicha es prístina, efímera -y por eso precisamente tan sublime- ríes, respiras profundamente, sueltas algunas lágrimas, muchas lágrimas tal vez, pero la cantidad no importa, porque son de alegría, de emoción positiva.

* Atentos: Clément Matthieu y el alumno que fungía de atril, en el concierto coral de los niños de Fond de l'Étang, en Les Choristes. Foto tomada de: http://www.cinefest.com/filmseries/pics/Les-Choristes.jpg


* Pillo: Salvatore, el entrañable 'Toto', observa con curiosidad y emoción parte de las escenas censuradas por Alfredo, en en una de las escenas -valga la redundancia- más famosas de la historia del cine, en Nuovo Cinema Paradiso. Foto tomada de: http://www.sea.fi/foto/Il_Nuovo_Cinema_Paradiso.jpg

Gracias a mi querida madre he aprendido a tener el gusto por cosas geniales como el cine y la música, y más si ambos son clásicos, y mejor aún si vienen juntos. Hoy he visto con ella Cinema Paradiso y Les Choristes, ambas películas geniales, ambas nos hicieron reír y llorar -¡Cinema Paradiso nos hizo llorar y reír al mismo tiempo! Definitivamente es una de las mejores películas que he visto en mi vida, y Les Choristes también fue genial, de hecho no perdí el tiempo y ya estoy enganchado con su delicioso soundtrack-. No es mi intención hacer las sinopsis de las mismas, solo decirles que si pueden, dénse el gusto de verlas, que, realmente, son de una calidad inobjetable. Verdaderas películas maestras, con verdaderos geniales actores, como suele ocurrir con las películas europeas, sobre todo si son ítalo-francesas o francesas, respectivamente.

Todo comenzó hoy a la hora de almuerzo. Mi madre me compró la película Mar Adentro, que le había encargado conseguírmela para antes del jueves -ayer- para apoyarme en ella para un trabajo sobre la eutanasia. Como es de esperar, compró un dvd pirata, pero lo más gracioso fue que el disco no contenía Mar Adentro de Almodóvar, sino una película de suspenso de origen inconfundiblemente norteamericano, llamada Open Water -Mar Abierto en la traducción, así que presumiblemente el pirata confundió caja y disco-. La película, que no era mala, tampoco era brillante, y el tema francamente no es de nuestro agrado, y peor aún si hay sangre, miedo y muerte. Al habernos ya sentado hora y media frente al dvd viewer, sin hablarnos elucubramos el mismo pensamiento: hay que ver algo que realmente valga la pena. Entonces mi madre se levantó y, sin dudarlo, colocó Cinema Paradiso.

Como padre e hijo: Alfredo le cuenta una historia de amor a Toto -quien le acaba de pedir consejo con respecto a ese tema, dado que está enamorado-, la historia de un joven plebeyo enamorado de una princesa, la cual le concede, luego de que este la aborda y le confiesa su amor, su mano a cambio de un gran sacrificio, que espere frente a su ventana por 100 días. En la noche del día 99, el plebeyo regresa a su casa. Foto tomada de: http://img106.exs.cx/img106/115/totoyalfredo4cq.jpg

Con un ligero aire otoñal, pero sumamente conmovedora, pasional y divertida, el clásico me atrapó desde el comienzo. Es indescriptible tratar de comentar lo que sentí en el transcurso de la película: perdí verdadera noción del tiempo, todo fue un ir y venir de emociones y sensaciones constantes, tanto que lloraba y reía casi intercaladamente. Fue sinceramente grandioso, uno de los momentos más sublimes, entrañables, que haya tenido. Philippe Noiret, el tan querido Alfredo, me hizo recordar a mi fenecido tío de cariño Lucho -quien fuera para mí algo así como mi abuelo que nunca tuve-, y a las tantas ocurrencias propias de los años mozos -¡qué tiempos aquellos!-.

Y no fue todo. Seguidamente, mi madre colocó Les Choristes en la lectora. No podía ser de otra manera, vaya que no se equivocó. No es mi intención comparar ambas películas -aunque hay varias cosas que tienen en común, sobre todo que me hicieron llorar y reír como un pequeñito-, puesto que ambas tienen sus cosas geniales. La primera es una obra maestra del cine mundial, y la segunda una de las mejores películas de origen europeo de los últimos años. Sus épocas son distintas, aunque retrospectivas, con un pasado rico, tierno, digno de ser recordado.

La llegada de Matthieu a un colegio de pequeños diablillos marcaría para siempre sus vidas. Ambas películas están dotadas de momentos de increíble expresividad. Recordé tantas cosas, me identifiqué a mí y a los míos, a los que fueron míos, recordé sentimientos, vivencias -sobre todo mi época de partituras, ensayos, atriles y túnicas: sí, estuve en el coro de mi colegio-. Me sentí más vivo que de costumbre, y sobre todo ahora, que ando arrastrando los pies y con una nube gris en la cabeza, con el santo de espaldas -no sé cuál, dado que no soy feligrés-, con el cielo panza de burro más gris y frío que nunca -sino explíquenme por qué me empecé a abrigar de repente-... Las lágrimas caían una tras otra, sutilmente acompañadas por sonrisas, un calorcito que se sentía muy bien en el pecho -si tienen una sensibilidad aguda me entenderán con facilidad-.

Les Choristes: Morhange al centro de la foto, cantando con sus compañeros del coro de la escuela de Fond de l'Étang, bajo la conducción de Clément Matthieu. Foto tomada de: http://www.pc-otaku.com/archives/co.jpg

No dejen de verlas: es más que una recomendación, una invitación.

miércoles, noviembre 16, 2005

Por la ventana también vale


Algarabía desatada: Aloisi ya marcó el penal decisivo que le dio a 83000 aficionados la alegría de la clasificación a Alemania 2006.
* Foto tomada de "http://fifa.com/images/cms/afp/Snap_Aussies_bg.jpg"

Los socceroos dejaron hace tiempo de ser los palitroques descoordinados que tantas veces viajaron a jugarse la repesca con países sudamericanos, europeos y asiáticos, en condición de inferiores, jugando más que con ideas, con el sueño de llegar al mundial. Ahora, con Guus Hiddink, un astuto estratega que nunca arriesga más de la cuenta, un obsesionado con el orden, el marcaje y la salida en bloque, y con prácticamente todo el equipo jugando en europa, los aussies demostraron también tener garra, fuerza, stamina. En el partido de ida en Montevideo, ya no perdieron 3-0 como en la eliminatoria anterior, sino tan solo por la mínima diferencia, y eso que, siendo realistas y dejando los chauvinismos, jugaron un primer tiempo que le metió miedo a Fossatti, Diogo y al mismísimo Montero. El gol llegó prácticamente por su propio peso, y Uruguay aguantó, fiel a su juego, fuerte, decidido y peleador. Sin embargo, los australianos ya no eran los mismos. Un casi imperceptible friecito en el pecho de los sudamericanos les aumentaba la tensión, sembraba un poco la duda. Reafirmaba el coraje, pero aumentaba la incertidumbre. La posibilidad de ser eliminados era concreta.

Kewell, que entró a los 30 minutos, se convirtió en uno de los conductores del medio campo. Él y el anotador, Bresciano -de alguna manera este sujeto es latino- fueron dos de las figuras del campo. Los socceros pelearon 120 minutos en el partido de vuelta, lograron el 1-0 que forzaría la tanda de penales que acabaría dándoles la clasificación sobre los charrúas por 4-2, en los pies de Aloisi, y conseguieron la ansiada vuelta al mundial, luego de 32 años de espera. Oh, casualidad, vuelven a Alemania -la única vez que jugaron una fase final de Copa del Mundo, lo hicieron en Alemania, en 1974-.

Australia is back: El héroe en la definición de penales, el correcto arquero Mark Schwarzer, sostiene la bandera australiana luego de atajar dos de los penales de la tanda de definición -uno espectacularmente, a mano cambiada, a Marcelo Zalayeta-.
* Foto tomada de: "http://us.news1.yimg.com/us.yimg.com/i/fifa/gen/fifa/20051116/1484682748.jpg"


Quedan muchas cosas que decir sobre este resultado. Que la historia ya no pesa tanto, que el primer mundo está calando en los resultados -recordemos que el seleccionado australiano viajó en charter hasta Sudamérica, lujo que Uruguay no pudo solventar, y muy por el contrario, sufrieron 16 horas de viaje en avión comercial hasta Sydney-, que Australia ha crecido mucho. Lo cierto es que una nueva camiseta sudará los campos en Alemania 2006, y una selección que, apelando a la garra, la fuerza y el pundonor característicos de su raza, acostumbrados casi por derecho a jugar la fase final de Copa del Mundo, sufrió el asedio constante de un equipo joven pero disciplinado, poco fogueado pero valiente, que finalmente se consagró tras 4 intentos fallidos: contra Escocia en 1985 -Mundial de México 1986-, contra Argentina en 1993-Mundial de EEUU-, contra Irán en 1997 -Mundial de Francia 1998- y contra el mismísimo Uruguay en el 2001, Mundial de Corea y Japón 2002.

Uruguay se marcha derrotado de Sydney, pero siempre con el pecho caliente, pisando fuerte, sin temor a la vergüenza, porque dio todo. Australia celebra la justa y merecida victoria. Esta vez fue muy superior, incluso mereció el 2-0. Viduka, capitán, ídolo y centro-delantero, dilató la incertidumbre hasta el mismísimo final del juego, al fallar el cuarto penal de la tanda. Sin embargo, habiendo desperdiciado Darío Rodríguez y Marcelo Zalayeta -¡por qué tenía que patear él!- sus respectivos disparos, un injustamente condenado a la suplencia Aloisi, se encargó de callarle la boca al mundo, con mucha categoría, y afirmar, por fin, que Australia consiguió el boleto a la fase final de la Copa del Mundo.

Para ti: Aloisi, el que convirtió el penal decisivo, corre presuroso a celebrar, no su gol, sino la clasificación al mundial, joya que les fue esquiva a los australianos desde hace 32 años. Viajarán nuevamente a Alemania.
*Foto tomada de: "http://us.news1.yimg.com/us.yimg.com/i/fifa/gen/fifa/20051116/i/1495189304.jpg"

Por cuestiones de tino evito mostrar fotos de los desolados uruguayos. Aceptémoslo, nos duele a todos los sudamericanos la eliminación de un país de los nuestros, sobre todo si trata de uno con un pasado tan glorioso en el deporte rey. Sin embargo, los que también somos hinchas del fútbol, nos alegramos con el renacimiento -o digamos nacimiento, porque 32 años es toda una vida-, el alumbramiento de un nuevo equipo que promete hacer la pelea en el próximo mundial.

Este mundial de Alemania se erige como el primero que muestra tantas caras nuevas, el mundial de los benjamines del fútbol: Ucrania llega por vez primera al mundial, República Checa, si es capaz de manejar ese excelente 1-0 que obtuvo en Oslo frente a Noruega, a domicilio, participará por primera vez bajo esa denominación -en todo caso, 16 años después, como Checoslovaquia o Chequia-, Serbia y Montenegro participará por primera vez con ese nombre, luego su última estancia como Yugoslavia en 1998, Trinidad y Tobago o Bahrein, cualquiera de los dos, debutarán también-me inclino por el asiático, por su buen fútbol y porque jugará de local-, los cuatro nuevos tigres del África: Togo, Angola, Ghana y Costa de Marfil, que despojaron a los conocidos monarcas Marruecos, Nigeria, Camerún y Sudáfrica -Solo Túnez se salvó y consiguió el boleto-, también sabrán lo que es jugar ante miles de millones de espectadores en todo el orbe, en su primera justa mundialista. Estos nuevos seleccionados, con los reincorporados Holanda y Australia, y posiblemente Suiza, si es que es capaz de soportar el infierno de Estambul con el 2-0 que le favorece sobre Turquía -volvería al mundial desde EEUU 1994-, le darán una cara muy distinta al mundial jugado en extremo oriente el pasado 2002.


¿Los viejos conocidos?

Bueno, en América no cambió la historia, clasificaron los mismos a excepción de Uruguay, es decir: EEUU, México y Costa Rica por la CONCACAF, y Argentina, Brasil, Ecuador y Paraguay por la CONMEBOL.

En Europa, pese a los cambios ya mencionados, se encontrarán los sabuesos Francia, Italia, Inglaterra, Portugal, Suecia, escoltados por el dueño de casa, Alemania, y acompañados también por Polonia y Croacia; los otros 3 clasificados que se darán a conocer hoy día, de los que España parte como favorito, a mercerd de su victoria de 5-1 sobre Eslovaquia en la ida, así como también República Checa (victoria de visita ante Noruega por 0-1) y Suiza (victoria como local 2-0 ante Turquía). Se va a extrañar a la campeona de la Eurocopa Grecia, a la siempre complicada Irlanda, a la fuerte Rusia y a la Dinamarca tan acostumbrada a las fases finales.

En Asia tampoco cambió mucho el panorama, Japón, Arabia Saudí, Corea del Sur e Irán lograron el derecho a jugar en germania. Se extraña a Corea del Norte, quien perdió el paso cerca del final de la competición asiática. La sorpresa, Kuwait, que eliminó a China, perdió el paso ante Uzbekistán, que a su vez cedió paso a Bahrein, quien ahora disputa la repesca ante Trinidad y Tobago, y parte como favorita.

Ciertamente el cataclismo sucedió en el África, donde el único sobreviviente de los antiguos conocidos fue Túnez, quien se proclamó campeón africano el año pasado frente a Marruecos. Este Marruecos y los conocidos Camerún, Nigeria, Sudáfrica, cayeron en sus respectivos grupos. También cayó Senegal, la sorpresa del mundial asiático. ¿Darán pelea estos nuevos inquilinos? Seguramente darán que hablar.

[ Australia tiene lo suyo. No puede ir a especular, no con un técnico que se las trae, como Hiddink, un ganador, quien llevó a Holanda en 1998 a un inmerecido cuarto puesto -mereció más-, y a un histórico también cuarto lugar a Corea del Sur en su mundial -este no tan merecido, si recordamos los escándalos arbitrales ante España, Italia y Portugal-. Un equipo con una cabeza como Guus, tiene el soporte necesario para pelear seriamente, además de tener un seleccionado valiente, corajudo, que pelea todas las pelotas y que goza de un envidiable estado físico. ]

Los aussies llegaron al mundial.

martes, noviembre 15, 2005

Puntos Suspensivos II

Björnklünd golpea la cimitarra en el madero. A lo lejos, la luna le da a la marea un aire sepulcral. La humedad ha vuelto el piso resbaladizo. Pasa sus manos por la borda, sientiendo la embarcación parte de sí. La rugosidad de la madera le produce un extraño placer, más aun con el olor de la humedad. El viento helado llega hasta sus orejas, siente entonces un escalofrío. Sus cabellos, al viento, bailan sueltos, descansando del pesado yelmo que los cubrió en la última campaña. Respira profundo, se alivia de no haber contraido el temido escorbuto. Sus compañeros duermen, todos menos Sikjäer, quien devora un pequeño cesto de provisiones sentado en las escaleras que conducen abajo.

Björnklünd no se inmuta. El ronquido de sus compañeros, al interior, no le perturba. Sigue en la cubierta pese al frío, observando la mar iluminada por los ténues destellos de la luna. Se desajusta la pechera de cuero, su piel recibe el frío agradable de las mallas que la cubren. Vuelve a pasar la palma de sus manos por la borda, tarareando una melodía que solía escuchar a sus abuelos, de niño. Los recuerdos de los pastos verdes de su aldea lo persiguen: su ceño se frunce, aprieta el madero con tal fuerza que este cruje, envaina la cimitarra. Sus ojos se humedecen. Su hija corre, despreocupada, llevando consigo dos vasijas de agua. Su hijo practica la herrumbre con el tío Hafbaörd, mientras su mujer cocina el venado con la abuela Irkhüd. Trata de recordar la pasividad, la tranquilidad y el calor de la aldea. Su corazón palpita fuerte, tanto que las mallas rozan sus hombreras de metal. Suspira. Reflexiona. ¿Cuándo regresará a casa? ¿ Hasta cuándo habrá que navegar con la tripulación? ¿Acaso los muchachos no tienen familia? ¿no tienen hijos que jueguen por el jardín de sus moradas, que se les imposten en las noches, cual evocaciones sublimes, y les resten horas de sueño, con tanto sentimiento que a pesar de ello se reconforten incluso más que su hubieran dormido toda la noche plácidamente? Dándose cuenta de que era observado, Björnklünd volteó lenta y pesadamente, como quien no desea ser interpelado.

- Ea tú, bribón. ¿Qué pretendes? Vete a dormir de una vez. Debes descansar. - masculló Sikjäer, y sorbió un poco de agua de su cantimplora.
- Dejadme en paz. Dormid vos, que sois joven. - respondió impávido, y volteóse. Sikjaër sonrió, se acercó raudamente y le tocó el hombro.
- Todos queremos regresar a casa. Solo ten fe, piensa en los tuyos. -dijo, mirándolo a los ojos, con ternura, las pupilas de ambos tenían un extraño resplandor, sus ojos grises eran grandes.
- Eso hago, y juro que no descansaré hasta volver a frotar los rubios cabellos de Sunniva, mi pequeño rayito de sol. - suspiró Björnklünd, y miró a las aguas, nuevamente.
- Yo también quiero ver a mi Thörauld, ahora ya debe empuñar la espada sin muñequeos. -sonrió e hizo una reverencia, despidióse, y bajó.

Björnklünd, palpando la madera, soltó algunas lágrimas. Dejó a su pequeña Sunniva de apenas 4 años, y a su hijo Golthard de 11, todos al cuidado del tío Hafbaörd. Desde su partida no pudo dormir con tranquilidad una sola noche, su sueño se volvió intermitente y muy débil. Se despertaba con facilidad ante el mínimo sonido, y por ende, su ánimo no solía ser el mejor. Con frecuencia, pasaba una que otra noche meditando, recordando, abrumado por las cosas que le hubiera gustado llevar a cabo en casa, junto a su mujer y sus pequeños. Las reminiscencias de tiempos mejores eran constantes, tanto que ese aire melancólico, grisáceo, cabizbajo, era una característica que no pasaba desapercibida por sus compañeros. No había entablado relación con ninguno de ellos, y su aspecto sombrío, apenas era suficiente para ganarse un respeto parcial de los mismos.

Eran casi las 4 de la mañana, Björnklünd lo sabía, pues podía calcular el tiempo mirando el firmamento. Fogueado en la mar desde pequeño, se desenvolvía con maestría en las aguas. Sus destrezas tranquilamente lo hubieran convertido en líder, mas era su propia personalidad humilde, esquiva, flotante, la que no lo consolidaba como tal. No tenía interés por el poder, de hecho, le mortificaba interactuar con grandes grupos de gente. Prefería la tertulia con dos o tres buenos amigos, con vinos y pipas, que las fiestas ruidosas de la aldea colmadas de carnes, músicos y bailarinas. Eran casi las cuatro de la mañana y Björnklünd bostezó. Imaginóse pescando con Golthard en el riachuelo de las estepas del noreste, cantando las canciones favoritas de Sunniva para hacerla dormir. Imaginóse descansando en la hamaca que da a su jardín, fumando la pipa roja que su padre Lothard le regaló, regalo que a su vez provenía de su abuelo Börghuld.

Björnklünd se acurrucó entre las pieles de oso. Trató de olvidarse del rugir de la marea, de los ronquidos de sus compañeros, de sus propios recuerdos. Trató de depositar en el fondo de su mente a su esposa, a sus hijos y a su aldea, y consiguió por fin dormir.

El capitán ordenó a todos despertarse a las 7 de la mañana. Era un hombre alto, corpulento, de barba larga y ojos penetrantes. Vio a Björnklünd descansando plácidamente, y se encaminó a despertarlo como se merecen los holgazanes, empapados en agua de mar. Sikjäer lo interceptó, diciendo:

-Vamos, capitán. Déle a este pobre hombre un respiro. Björnklünd es un hombre correcto, nunca he visto a ningún bastardo con tanta destreza en el mar. - Sonrió con tanta naturalidad que el rostro estoico del capitán se contagió de su espontaneidad.
-Ea... está bien. ¿Qué miráis ustedes, bobalicones? Andando. -dijo el capitán de mala gana a los demás, quienes tomaron los remos y empezaron la rutina. -¿Qué? ¿Queréis que los premie por remar tan negligentemente? Llevamos varios días de retraso, ¡continuad!.

Sikjäer dejó un pequeño bolso de frutas secas cerca al lecho de Björnklünd. Ese día hubo una tempestad que por poco hundió el barco, pero Björnklünd, ininmutable, siguió recuperando el sueño perdido. Sikjäer sonrió, pensando: "Ni con tres vasijas de agua en plena cara se despierta este bribón."

Al despertar, nuevamente era de noche. Estaban en invierno, los días eran cortos, pero aún así se sintió avergonzado de dormir tanto. Comió todo el contenido del bolso y bebió un par de sorbos de su cantimplora. Subió nuevamente a cubierta, se posó nuevamente en el mismo lugar, ubicó por el tacto la pequeña rajadura que hizo el día anterior. Frotó sus manos en la madera húmeda, y sus recuerdos se empozaron nuevamente. La noche pasaba tranquila, y algunas lágrimas caían por su rostro, salpicando el borde. La luna iluminaba las aguas, y él las veía como pequeñas ánimas en la inmesidad. Se dejó llevar, y durmióse en plena cubierta. A la mañana siguiente, el capitán lo encontró descansando , y le hechó 5 vasijas de agua encima.

- Ya está bueno, hombre. A trabajar.

domingo, noviembre 13, 2005

Nada de esto fue un error

Un pequeño baúl rústico. Un baulito.

¿Qué se puede guardar en él?

Recuerdos, símbolos, signos de un pasado que todavía tiene su huella. Recuerdos que se mezclan con sentimientos que no se han extinguido, suspiros y lágrimas, sonrisas y caricias. Un pequeño universo, un pequeño mundo de fantasía y realidad. Sellado con llave, el baulito no esconde: protege, cuida y alberga sueños, deseos y mucho más.

¿Quién diría que en algo tan pequeño se pueda guardar tanto?

Ya viene Coti, y esta canción es muy buena.

Sobre el XII Coloquio de Estudiantes de Psicología PUCP

A pesar de nombrar las siguientes observaciones con respecto al coloquio anterior:
- El requisito para solicitar el certificado de asistencia bajó de 12 a 10 sellos, lo cual no necesariamente implica un bajón en las ponencias ni en la calidad de las mismas, pero sí un número reducido de las mismas con respecto a la pasada temporada.
- El tema central, si bien es cierto es importante, no fue tan llamativo con respecto al 2004.
- Si bien es cierto el año pasado el Coloquio fue realmente notable y gozó de una asistencia total, este no se quedó atrás: no fue tan brillante como el año pasado, pero no desentonó.

creo que ha sido un gran coloquio el que nos brindaron nuestros compañeros de ciclos avanzados. Agradezco, por tanto, a los organizadores por llevar a cabo el mismo. Cabe resaltar que esta es una interpretación muy subjetiva, además de que, por motivos académicos, no pude asistir a la totalidad del coloquio, así que mi opinión seguramente será parcialmente válida.

Lo más importante a resaltar aquí creo, es esa invitación a especialistas de distintas disciplinas a participar del coloquio, entre los que contamos literatos, antropólogos, sociólogos, psicoanalistas, economistas y comunicadores, entre otros. Y no solo eso, sino también esa apertura a debatir, consensuar y desarrollar temas de interés nacional, de preocupación patriótica y actualidad. Ya pasaron esos tiempos en los que cada especialista trabajaba por su lado, se cerraba en lo suyo y no tomaba en cuenta las opiniones, sugerencias, métodos, posturas, ópticas perspectivas distintas. Los psicólogos, pues, somos conscientes de la realidad nacional, y planteamos desde nuestro rubro, alternativas, hipótesis y propuestas para consolidar una nación cohesionada, unificada, con identidad, problema central en nuestra época. Para esto, contamos con el apoyo -ya lo sugerimos- de distintos especialistas. Hay que rescatar este trabajo conjunto, un reto que nos exige la modernidad y el desarrollo: todos juntos por el Perú.

Resaltaron, creo yo, justamente, aquellos trabajos expuestos por alumnos de otras especialidades, quienes, conjuntamente con nosotros, desarrollaron temas psicológicos -ya expuse dos ejemplos, los dos post anteriores, uno hecho por una alumna de antropología, el otro por uno de literatura-. Esto sin desmerecer las ponencias de nuestros colegas, las cuales fueron notables, también: entre ellas Creencias, afrontamiento y vivencia subjetiva de la menopausia en mujeres postmenopáusicas de NSE B de Lima; el Proyecto Minka Ayacucho. Intervención clínico-comunitaria en provincias -que contaba con la participación de dos jóvenes estudiantes de Cayetano Heredia y la Universidad del Pacífico, además de un estudiante de psicología de la PUCP-, entre otros.

En la clausura, un emotivo Krzystof Makowski, quien además es arqueólogo, resaltó lo antes ya mencionado.

El Asesinato: una especie -fatal- de comunicación*

* Este es un post a propósito de la muy buena ponencia de Jaris Mujica -Especialidad de Antropología, PUCP-, titulada: "Instrumentos asesinos: Ideas preliminares para pensar el Homicidio", en el XII Coloquio de Estudiantes de Psicología de la PUCP, el martes 8 de noviembre del 2005. Se trata de un resumen de la misma.




Asesino es un término que viene del Asia Menor, para ser más claro, de los pueblos árabes. En la época de Saladino - o Salah al-Din-, una vez que este se hizo con la mitad del dominio de su ex jefe Nur al-Din -ya muerto, y en circunstancias sospechosas, es decir, presumiblemente mandado a matar por el propio Saladino- el hijo de este, en venganza, contrató a una horda de mercenarios que estuvieron a punto de matar al gran jefe mahometano en una de sus tiendas de campaña, pero fueron reducidos. Estos eran los hashshashin, miembros de una pequeña secta religiosa que se hizo famosa por su actividad terrorista, y nombre que originó el término asesino.

Ver el asesinato como una forma de comunicación -extrema y fatal, claro está- puede sonar algo descabellado, sin embargo, lo es. Se ha tenido en mente en nuestra sociedad al asesinato como la muerte de la comunicación, puesto que al acabar con el interlocutor, el victimario finiquitó la comunicación. El asesinato es visto como el acabóse, la consecuencia fatal de una disputa, de una venganza, de una traición, etc. No obstante, esta postura es facilista y muy poco sesuda.

Como toda acción positiva -el asesinato se cuenta como tal-, el asesinato es un performance, una actuación, una interacción que requiere de una víctima y un victimario. Como en toda performance, se vuelve necesario analizar una multiplicidad de factores, como el móvil -en sencillo, el porqué-, el contexto ambiental -básicamente, la relación que existe entre víctima y victimario- y los instrumentos asesinos, objetos con los cuales el asesino llevó a cabo el crimen. La suma de estos factores nos esbozan un correlato descriptivo que acompaña la acción homicida. En base a este correlato es que, muchos detectives, peritos y psicólogos forenses formulan hipótesis y trabajan sobre casos de homicidios difíciles.

No pretendemos hacer una parodia de Silk Stalkings o Law and Order: Criminal Intent, de hecho, hoy en día, el tener esta perspectiva con respecto a la criminología nos permite adentrarnos en la mente criminal, y de ese modo, de alguna manera, tener mayor facilidad para resolver este tipo de casos.

Aquí entramos en un debate psicodinámico: Freud .vs. Lacan. Tenemos, pues, que el segundo tenía ciertamente la razón, dado que el asesinato no solo responde a pulsiones internas, sino también a estrategias colmadas de significantes, significantes que componen el correlato criminológico ya descrito.

En ese sentido, podemos identificar 4 distintos tipos de homicidios-los hay más, sin duda, pero estos son los más frecuentes en la sociedad peruana-, divididos en dos grupos: el primero en el que la relación homicida-víctima es filial; y el segundo en el que no.

De relación directa entre el asesino y la víctima.

1. Filicidios. Por etimología, identificamos este tipo de asesinatos como el acto de eliminación de los hijos por los propios progenitores. Aquí, el factor pobreza-desesperación influye de manera determinante. Se encuentra una aparente correlación entre la pobreza; el abandono, la violencia física y sexual, la inoperancia laboral y la infidelidad del marido; y el incremento de este tipo de crimen. El instrumento asesino aquí, con frecuencia, es el veneno, veneno que se disuelve en el alimento que, proporcionado por la madre, no es más que una reminiscencia al vínculo primario madre-hijo. Entonces, se entiende que el veneno o instrumento asesino, se mezcla con la "leche", el símbolo del vínculo afectivo, el calor materno.

2. Asesinatos de Pareja. El móvil principal aquí, evidentemente, es la infidelidad. Los celos son el motivo primario por el que el o la cónyuge toma esta fatal decisión. El instrumento más comunmente utilizado en estos casos es el cuchillo. Las víctimas mueren tras una numerosa serie de cuchillazos, y el lugar del cuerpo estadísticamente más frecuente en donde recaen estos cuchillazos es en el pecho, el tórax y el bajo vientre. Como el motivo del asesinato son los celos, el instrumento, el cuchillo, representa al falo que penetra a la víctima -cuchillazos-, en una especie de sadismo fogoso -de aquí la idea de la sorprendente cantidad de tajos: es evidente que si se tiene una intención homicida, basta con un cuchillazo para matar, no se explica de otra manera esta gran cantidad de cuchillazos en la mayoría de asesinatos de este tipo-.

De relación indirecta entre el homicida y la víctima -aquí se encuentran dos tipos de asesinatos que fueron muy frecuentes en la historia reciente del Perú, en la guerra interna contra el terrorismo-.

3. A las autoridades. Como este tipo de crímenes se perpetraban por los terroristas, su objetivo era sembrar el terror entre los pobladores. Asesinar a la autoridad, por un lado, desestabiliza a la población, que se queda sin su representante y líder, y por otro manifiesta el carácter anárquico de la subversión senderista. Asesinar a la autoridad, era sencillamente, cortar la cabeza, y esto se hizo literalmente. El instrumento asesino fueron las horcas y los balazos en la cabeza.

4. A los campesinos. Nuevamente, como este tipo de crímenes fue perpretado por los terroristas, su objetivo era el terror de la población. El asesinato al campesinado se daba para aterrorizar a los ronderos y a los contrarrevolucionarios, y de esta manera, los senderistas tenían acorralados a los campesinos, obligándolos a integrar sus filas para salvar sus vidas. La manera en que los detractores eran asesinados era el degollamiento -todos sabemos que así se mata al ganado-, como si se tratara de animales. De esta manera, subliminalmente, les manifestaban su superioridad, dándoles un juicio valorativo, animalizándolos.

Entre los dos grupos de homicidios antes mencionados, es menester aclarar que hay diferencias sustanciales. En el primer grupo, el homicida se relacionó en vida con su víctima, por lo que el crimen es una especie de sacrificio que este, en su desesperación, resigna. En el segundo, por el contrario, al no haber una relación directa entre el homicida y su víctima, de lo que se trata más bien es de un pensamiento criminal, el otro es visto como aniquilable.**

** Imagen tomada de: http://al-islam.org/gallery/kids/Clipart/drawings/Assasin.gif

Autismo: Lenguaje no verbal y paralenguaje


Los niños autistas se comunican más allá del lenguaje ordinario, manifiestan un lenguaje no verbal. ¿En qué consiste este lenguaje no verbal? Pues en una serie de expresiones faciales, corporales que acompañan el juego y la interacción de estos pequeños con su medio. Las palabras en los autistas carecen de una importancia superlativa, de hecho son insignificantes para ellos. En nuestra sociedad, empero, hay una tendencia a descorporeizar la comunicación -básicamente por la inclusión de programas, instrumentos y tecnologías que, avocadas a facilitar la vida de las personas, simplifican también la comunicación, y en ese sentido, la hermenéutica, la deducción, la interpretación subjetiva entre líneas, etc.- y, por ende, los autistas se vuelven doblemente incomprendidos, ya que ellos utilizan sus propios cuerpos para comunicarse.

El lenguaje no verbal en los autistas es un compendio, en efecto, de puestas en escena. Esa "presencia ausente" es en realidad una pose, y de hecho tiene un carácter comunicativo, ciertamente limitado -no vamos a negar que los autistas tienen severas dificultades-, pero indefectiblemente incomprendido. Este lenguaje no verbal está acompañado de una serie de condiciones bajo las cuales se da la interacción, en las que las peculiaridades del contexto -llámese el ambiente, el espacio, los objetos, las personas, etc.- son tremendamente importantes. El paralenguaje debe también ser tomado en cuenta -una serie de elementos extralingüísticos, entre los que destacan la pragmática, aunque para efectos de este tema no es tan importante, el paralenguaje es algo así como el correlato descriptivo de la comunicación, información parcialmente oculta, implícita-.

Desde el lenguaje no verbal hay que entender que los niños autistas sí se comunican. Hay una sintonía de los cuerpos, un sistema de comunicación arcaico o alternativo -en cierta manera, los autistas inventan su propio sistema de comunicación-. Hay que, pues, centrarnos en las señales que estos niños autistas manifiestan, interpretar sus sutilezas. Es cierto que los códigos que emplean para comunicarse son difícilmente compartidos, ambiguos. El autista, al no ser comprendido, es estigmatizado, rechazado, discriminado.

El autismo es considerado una enfermedad, pese a que no presenta síntomas reales. Se retoma aquí la idea de la estigmatización: se les menosprecia, se les animaliza. Sucede que al haberle dado una importancia superlativa a la palabra en la sociedad, los autistas han sido relegados, disminuidos, y sus sistemas de comunicación - o de precumunicación, en todo caso, esto se tiene que investigar profundamente- ídem.**


* Foto tomada de "http://www.yosoytucuman.com/zona_chicos/escuela/autismo/problemas.jpg"
** Estas ideas fueron tomadas de la ponencia de Ivana Silva-Santisteban, "Lenguaje y comunicación en niños autistas", en el XII Coloquio de Estudiantes de Psicología de la PUCP, el jueves 10 de noviembre .

sábado, noviembre 12, 2005

En busca de la esencia perdida

A veces se cierran vínculos de la manera más fuerte, intempestiva, abrupta, y se quedan miles de cosas en el aire, inconexas -o conexas, pero no reveladas, flotantes, en la mente-. A veces se tiene todo el deseo del mundo de hablar, de aclarar, de apaciguar las aguas, de decir las cosas, pero el orgullo, la frialdad -de una y de otra parte-, y en cierta manera, el rencor, pese al sentimiento que aún se profese hasta el último confín del cuerpo, detienen al final toda manifestación apasionada, la cuestionan, la imposibilitan -¿miedo? ¿racionalismo absoluto?- y la extinguen.

Con toda sinceridad: ¿No les ha pasado?

¿No les ha pasado que sienten que se han quedado con mil cosas qué decir, no les ha sucedido que hay muchas otras maneras de solucionarlo todo? ¿no es acaso tan común, pero a la vez, tan doloroso? Sí, y esa impotencia... dura un buen tiempo, se imposta en el alma, se encrista en el pecho y se solidifica, revelándose ante nosotros en un espasmo copioso al respirar, en un suspirar casi permanente, en una apatía casi indisoluble...

Alguna vez alguien especial me dijo que con el término de una relación, muchas veces, se deconstruía la propia identidad, se caía en un vacío: no te queda nada. Yo no creí en eso, y refutóselo aduciendo que el vínculo seguramente se malformó, se cimentó desde el comienzo errado. En ese momento no tenía idea de lo especial que era esa persona. Ahora ya no puedo ni decirle que tenía la razón, y estoy seguro de que fue y será especial, aunque solo me quede recordarla como una buena experiencia.

Al escribir esto soy consciente de varias cosas: primero, que puede como no puede leer esto -lo más probable es que no lo haga-; segundo, que la impotencia y la frustración de haberme quedado con veinte mil cosas en el pecho qué decirle, no tienen sentido si ella no las quiere escuchar; tercero, que realmente no tiene sentido que escriba esto, puesto que lejos de sublimar esta congoja parece más bien que la aletarga; y cuarto, que sigo en una tremenda depresión.

Algunos me han visto distinto, abrigado -no solía abrigarme ni en el más húmedo de los inviernos limeños-, cabizbajo, melancólico... otros ya ni me han visto. Y ni me han dicho, para colmo, que ya no me ven. Creo que todo se reduce a esperar, no por las cosas que quedaron inconclusas, que, qué mas da, ya quedaron, presumiblemente, sin resolver, indefinidamente, sino a observar, reflexionar, meditar -ohummmmm- y asumir el karma.

Es muss sein.

Untitled 3

Deseos de escribir...
se te manifiestan siempre, en todo momento, en todo lugar,
a veces te atormentan, a veces te provocan suspiros,
unas tantas, repentinamente encuentras un papel y un lápiz y escribes,
otras -¡cuántas!- no, y a pesar de que ese impulso lo mantienes y lo vas cocinando en la cabeza hasta que puedes plasmarlo, ya no es igual cuando llega al papel.

¿por qué me es más fácil escribir poemas, entonces?
justamente por esa premura, no por contar una historia, un relato, sino por relatar un sentimiento, un instante, un segundo, tal vez, que se va alimentando de otros sentimientos, imágenes, colores...
Ese transmitir, describir esa pasión que recorre tus venas, ese calor que altera tus pulsiones, esa satisfacción al sublimar esa energía extra en los escritos.

No tengan miedo de escribir cuando experimenten esos locos y desaforados deseos de hacerlo. Tampoco se lamenten el no poder hacerlo en el momento. Si bien es cierto que las ideas que a uno se le ocurren pueden ser plasmadas en versos más fácilmente a medida que más rápido lleguemos al papel -y al desfogue-, de seguro no será la última vez, y si esa oportunidad se pierde, seguramente volverá, distinta claro está, pero volverá, sin duda. Por eso, no tengan miedo de escribir. Háganlo.

Naufragio


¿qué hacer cuando se te hundió la barca?
¿qué hacer cuando se te perdió la brújula?
¿qué hacer cuando, solo, entre las aguas,
ya no hay más fuerzas para seguir nadando?


¿hundirte? ¿dejarte llevar?
¿mirar al cielo en búsqueda de una respuesta?

¿para qué remar sin el más mínimo atisbo de esperanza?

si no hay nadie que viene a rescatarte,
si tan solo se escucha el mar a kilómetros a la redonda,
si solo ves el formidable azul, inacabable, bajo el sol sofocante
¿qué harías?

¿qué harías si se desvaneció el motivo?
motivo aquél por el que te mantenías a flote,
enfrentando tormentas y fuertes oleajes...
¿dejarte a la deriva? ¿entregarte al infinito?

Me gustaría decir:
"pues dejar de tragar agua salada
concentrarte en las brazadas, patalear con firmeza
nadar con entereza, pelear con dignidad".

Pero hay dudas.

domingo, noviembre 06, 2005

Alberto Fujimori: El más alienado malnacido de la historia

A ver, a ver... ¿quién tiene la batuta? ¿el pueblo organizado o este chino hijo de puta?*


Extradición. Esta y otras pancartas son de común difusión en Lima. Todas con una consigna: justicia, extradición al dictador sátrapa, crápula, calígula.

En San Isidro, apenas a las 9pm, ni una hora después del trascendido de que el mayor malnacido de la historia -por lo menos que vio "nacer", ojo, entre comillas, el Perú-, Alberto Kenya Fujimori Fujimori, llegó en la tarde al vecino país del sur en vuelo privado charter, el Perú ya no aguantó más tanta vergüenza, tanta porquería, tanta infamia y salió a protestar.

Gino Costa, Susana Villarán, un grupo de jóvenes universitarios, artistas, y deudos de las víctimas de los crímenes de lesa humanidad por los que se le acusa a esta enajenación de la naturaleza humana, protestaron en contra de la actitud del gobierno chileno, de hacerse el desentendido frente a las 22 denuncias vigentes en la INTERPOL, y cobijar en un hotel lujoso como el Marriot a una rata de alcantarilla que no merece ni el más oscuro y podrido recuveco de un calabozo. Desde este espacio, nos solidarizamos con esta legítima manifestación, así como felicitamos a todos los que, valiente y decididamente, participaron físicamente de la misma -todo el Perú participó, virtualmente-.

Alberto Kenya Fujimori Fujimori, el peor japonés de la historia -y el peor peruano, claro está- no tiene sangre en la cara. A pesar de que en su koseki** dice que en 1936 su padre lo inscribió como súbdito del imperio japonés y de que su hermano trabajó en el consulado del país del sol naciente hasta 1990, además de refugiarse el 13 de abril de 1993 en la embajada de Japón tras el intento de golpe que se le hiciera, dice ahora que no sabía que tenía la nacionalidad nipona. Fujimori vivió, señores, 5 años amparado en su nacionalidad japonesa, para escapar de la justicia peruana, que se tomó el trabajo de iniciar los trámites de extradición para someterlo a justo proceso, lejos de apelar a instituciones internacionales a fin de que se reconozca a nivel mundial su condición de prófugo. Dijo, también, que no supo nada de Vladimiro Montesinos y la mafia, cuando inmediatamente después de la huida del 'doc', viajó intempestivamente al sultanato de Brunei, sin previa aceptación por el Congreso, con 42 maletas. Cecilia Valenzuela ya publicó el audio que prueba que Montesinos y Huamán se conocían, el mismísimo audio en el que 'el chino' ampara su seguridad personal en el doc, constatándose su vínculo inobjetable. Esto ya se ha visto en los 'vladivídeos', en fin, tantas pruebas que tenemos de su corrupción total. Luego de 6 años sin trabajo -esto se puede constatar dado que Fujimori no trabajó durante su estancia en Japón-, ¿cómo se explica que Fujimori pueda viajar en charter hasta Chile, sabiendo que un viaje en avión normal no baja de 10000 dólares, y el de charter es casi 20 veces más caro? ¿cómo se explica que Fujimori pueda ir a hospedarse en un lujoso hotel en el vecino país del sur, y a la vez haber vivido como rey en una zona para personas más que muy pudientes? ¿Cómo se puede explicar el pago de 4 universidades de primer mundo con un sueldo que a todas luces no alcanza -aquí nos referimos, evidentemente, a los 4 hijos de Fujimori-?

En pleno conflicto con Chile por la delimitación marítima -tema que trataremos más detenidamente en otra oportunidad-, Fujimori no hace más que aprovecharse, nuevamente, de lo más conveniente, negociar por lo bajo, cogiéndose -y permítanme el abuso- de los testículos del Perú, a fin de que nuestro país ceda su dominio marítimo en favor de Chile en intercambio por su cabeza. No somos cojudos. Esta es una conjetura perfectamente válida. ¿No les parece un egoísmo atroz? ¿No les queda ya suficientemente clara la alienación moral que padece ese decrépito especímen de dudoso origen? Japón debería sentir vergüenza de haber engendrado tanta porquería en un solo ser, Perú también. Chile debería tener el cuajo suficiente para no proteger a semejante basura. Ya hay un precedente de extradición, un sujeto germano-chileno fue extraditado de Argentina al país mapuche por corrupción. Se le exige, pues, a un país democrático, que, en una demostración de coherencia moral, responda el gesto. Sobre todo Chile, quién recuerda a flor de piel que sufrió 17 años de una dictadura como la de Pinochet. Se le exige, pues, a Ricardo Lagos, que tenga la suficiente entereza para poner a disposición de la justicia peruana, previa procedimentación legal chilena correspondiente, a este nefasto criminal.

Fujimori le mintió al país desde el comienzo, señores. Al ser candidato a la presidencia en el ya lejano 1990, debió renunciar a su nacionalidad japonesa. No lo hizo y se valió -con toda la concha del mundo- de ella para evadir la justicia entre el 2000 y el 2005. Traicionó y maltrató a muchas personas, entre ellas su propia ex esposa, Susana Higuchi, siendo el autor intelectual de otras tantas bajezas - y aquí nos referimos a los asesinatos comandados por el grupo Colina: el penal Castro Castro, La Cantuta, etc-. Fue el coautor del gobierno más corrupto y más ladrón de la historia de la república peruana, y pretende volver a serlo, amparado en la imbecilidad de muchos peruanos que fueron embrutecidos por los sistemas subliminales de estupidización que se crearon a punta de fajos de billetes y rompimientos de manos*** en las salas del SIN entre él, Montesinos, Luza, y diversos empresarios, broadcasters, periodistas y funcionarios profundamente corruptos. ¿Hasta dónde puede corromper el poder a las personas? Ya lo graficó Peter Jackson en su tan genial interpretación del gollum tolkeniano. Fujimori no es más que un Gollum político. Miente ya por inercia, sin temor a la vergüenza internacional, sin temor a la indignación pública. Acordémonos, pues, quién ha sido este ni siquiera remedo de hombre, esta, como ya dijimos, enajenación, alienación, y qué tanto nos ha afectado en nuestro devenir político, económico, social y moral en los últimos años de nuestra historia.

Ya basta. No podemos seguir teniendo esa actitud tan indiferente, tan dejada. Ahora no podemos claudicar, no podemos dejar de manifestar nuestra indignación. No podemos dejar que Chile sea el nuevo refugio de Fujimori, como lo fue el Japón. Creemos que tanto Perú, Chile y el Japón son países democráticos, cuyos valores y morales, diferentes, por cierto, pero tajantes y reaccionarias contra criminales de lesa humanidad, no pueden seguir permitiendo abusos de este tipo. Chile tiene la increíble oportunidad de demostrar, de una vez y para siempre, que lejos de los conflictos que hemos tenido en los años de nuestra historia, hay cosas en las que no podemos pensar en intereses propios, deliberaciones en las que se fundan y se basan el respeto a los derechos humanos internacionalmente reconocidos. Que esto pese más que los oportunismos políticos de los que se quieren colgar ratas inmundas como Fujimori.

Notas:
* esta frase fue tomada de la manifestación que se está dando, en estos momentos, en el domicilio del embajador chileno en Lima.
** Koseki es el documento que adjudica la nacionalidad japonesa de los súbditos nikkeis nacidos fuera del imperio.
*** Para los desentendidos en peruanismos, soborno a gran escala.

viernes, noviembre 04, 2005

Wild Revenge

Oso. Los animales, al ver reducido su hábitat natural, empiezan a adaptarse a vivir en las urbes, como lo demuestra este pícaro oso paseándose en una residencia privada en Canadá.

En la era de las macro ciudades, varios cientos de privilegiadas especies animales han desarrollado nuevas técnicas de adaptación para sacar así el mejor provecho de nosotros, a tal punto, que no podrían vivir sin los seres humanos. Y no me estoy refiriendo a los animales domésticos tan fácilmente identificables como las mascotas -perros y gatos en su mayoría- o los urgadores de comida como las ratas y los insectos. No. Me refiero a los animales salvajes, muchos de los cuales han alterado sus conductas de supervivencia de modo que en los últimos 100 años han podido irse adaptando a la vida en la ciudad. Urgando en la basura, cazando nuestras mascotas, de alguna u otra manera -unas mucho más originales que otras-, los animales están recordándonos que ellos también habitan nuestro mundo, y que, sencillamente, tenemos que convivir.
Urbanos. En la India, los monos beduinos andan libremente por las calles. Se dan incluso el lujo de robar granos, carnes y legumbres y no son reprendidos, dado que son considerados, como la gran mayoría de animales, sagrados.

¿Algunos ejemplos? Tenemos el caso de los monos beduinos en la India, que organizan hasta pandillas, y se dedican al hurto de vegetales y frutas. Tenemos el particular caso de los cuervos japoneses, que muy inteligentemente, utilizan las reglas de tránsito para poder alimentarse de bellotas y almendras -usan los carros para abrirlas, y los semáforos para cruzar y alimentarse tranquilamente-. Los tan popularmente conocidos mapaches son los ladrones más efectivos y reincidentes de EEUU. En Australia, ante el desarrollo de las ciudades hacia el centro de la gigante isla, los casuarios han tenido que verse obligados a buscar su alimento en los jardines de las casas.

Casuario. Australia tampoco se salva de estos nuevos inmigrantes salvajes. En ella, los casuarios, sobre todo en las zonas interurbanas, proliferan y deambulan a placer, como este par de despreocupados pasantes.


Algo más extremo se vive en Alaska, particularmente en Anchorage, ciudad que recibe constantemente visitas indeseadas, entre las que contamos zorros, mapaches, alces -que llegan hasta los 2 metros de altura- y osos. Sin embargo, allá la gente está ya acostumbrada a interactuar con los animales. Los respetan, los entienden y los cuidan, hay leyes que avalan su protección, hay una cultura que salvaguarda sus intereses.


Transeuntes. En Canadá no son extraños los signos de tránsito con alusiones salvajes. Los alces son de los más frecuentes en estas señales.

Eso nos falta, y mucho. Estamos en un tiempo en que las ciudades crecen a una velocidad alarmante. Cada año se extinguen cientos y cientos de especies animales y vegetales. Sin embargo, pese a esa vorágine antinaturalista expansiva de la sociedad de consumo, profundamente egoísta, no nos damos cuenta que estamos creando otros ambientes que los animales están sabiendo aprovechar, cada vez más. Las estadísticas indican que cada vez más, distintas especies y el número de las especies-ya-urbanizadas, están creciendo. Estas visitas indeseadas están aumentando. Los animales salvajes ya se adaptan a nosotros, demostremos, pues, nuestra evolución, nuestra madurez evolutiva -que ostentamos con una ciega necedad- y adaptémonos a ellos. Convivamos, respetemos y toleremos a los animales, nuestros hermanos menores, que tienen tantos derechos como nosotros.

Tips para los desmotivados

El martes una amiga, Diana, me hizo una simpática lista que tituló: "Tips para José Manuel, Atte, Dra Diana"... aquí el vaciado -mas vale tarde que nunca-, esta es una lista de tips para los desmotivados:

- Despertar con una sonrisa.
- Bañarse muy bien -cochinos!- y echarse colonia en abundancia.
- ver la calle como si se tratase de una película, una pintura...
- ver The Simpsons (Fox, Canal 17, lun-vie 8pm.)
- comer un postre por lo menos una vez a la semana.
- dar abrazos más seguido -y sinceramente, claro está-.
- hacer, por lo menos una vez al día, algo nuevo, diferente, algo a lo que no se está acostumbrado hacer.
- dejar la computadora -ow sh...t-.

Gracias, doctora Diana. :D
Que le aprovechen a esta simpática lista.

Déjenme agregar algo pequeño:
- Caminar con decisión, con temperanza, con pasos firmes. No necesariamente apurados, rápidos, pero fuertes, y con la mirada en alto, el cuello en alto, relajado pero firme.
- Emplear bien el tiempo, ocuparse en distintas actividades -tocar un instrumento, ir al cine o al teatro, ver televisión, hacer deporte, pasar más y mejor el tiempo con los amigos, etc-.

Hay tantas cosas por hacer. Arriba ese ánimo. -¡qué le pasó a éste!-.

Adultez

¿Por qué será que resulta a veces tan gratificante conversar con gente adulta, y mejor aún si la conversación, amena, dinámica, rica, diversa, por cierto, es tan bien acompañada con rones, whisky, vino y piqueitos?

Ayer, en el cumpleaños de mi madre, y en realidad hasta hace pocos minutos, tal vez en un ataque de soberbia, me atreveré a decir que me convertí en el alma de la fiesta, jejeje. Se formó un precoz sesgo, un umbral que separaba a los adultos tempranos y medios de los mayores -a las amigas de mi mamá y a los amigos de mi papá, para ser más preciso-, claro está, sin embargo yo, a pesar de hacer bromas referentes al mismo umbral, me mantenía en uno y otro ambiente. Lo divertido e interesante fue que pude entablar una conversación amena y productiva con un grupo de adultos relativamente amplio, con el que pude foguearme en criterios puramente psicológicos, claro que cimentados en situaciones contextuales de la vida diaria, pero no por ello menos interesantes -todo lo contrario-. Tan es así que temas como la crisis adolescencial, las conductas de riesgo y las actitudes psicopáticas fueron recurrentes. Encontré el impulso y la motivación para poder explayarme a placer, ante la atenta mirada de mis interlocutores.

En un principio, los adultos varones, que tienen una marcada predilección por temas de conversación clásicos -en conversaciones puramente populachentas, claro- , banales, poco sesudos y aburridísimos -sí, política, fútbol, etc- se excluyeron a sí mismos, mientras yo pude ilustrar los conceptos aprendidos hasta ahora en cursos como Desarrollo Humano 2, Personalidad, Procesos Cognitivos y Motivación con las amigas de mi madre.

Indefectiblemente, la conversación caló en el tema político, una vez que los adultos mayores, derrotados, ingresaron al grupo de conversación más dinámico, que lideraba yo, y siguiendo con este ataque de soberbia, no desentoné, pese a que hubieron dos personajes de un renombre político considerable, que mantendré en secreto por razones obvias. Temas como la regionalización, la "patologización del hombre político", el análisis psicológico de García y Toledo, no solo fueron debatidos, rebatidos, sino ampliamente desarrollados y compartidos por los diferentes interlocutores. Un ambiente muy ameno, para qué, no me puedo quejar. Solo que a veces, es rara esa sensación de poder congeniar con grupos adultos para nada coetáneos es ambigua, interesante, extraña, rara, valga la redundancia.

Me despido a ritmo de María Martha Serra Lima, en una especie de emulación a esa sensación extraña que experimenté. Aquí les va la letra:

El Viaje

Viaje de partida,
que me dio la vida,
con mis quince años
con mis ilusiones,
con mis ambiciones,
de vivir soñando.

Viaje de llegada,
fue la madrugada,
de mis veinte años.
Que una nueva vida
trajo la alegría,
para mi rebaño.

Viaje de aventuras,
viaje de locuras,
de mis treinta años.
Donde me abandonas,
donde me traicionas,
por otros extraños.

Viaje de riquezas,
de alcanzar las metas,
mis cuarenta años.
Después de lograrlas,
después de alcanzarlas,
peldaño a peldaño.

Viaje de regreso,
sin calor, sin beso,
mis cincuenta años.
Viaje de recuerdos,
de arrepentimientos,
y de desengaños.

Y llegando al puerto,
recuerdo en silencio,
mi viaje de antaño,
y un soplo del viento,
se llevó mi aliento,
y se llevó mis años.
se llevó mis años...
se llevó mis años...

- sí, hormigueo en la cabeza, la misma sensación que produce el magistral comercial de Profuturo, el de la línea de vida en el que se ve los ojos, a través de 30 años, de un asegurado, el mismo temor que produce el relato fantástico del arrebato de la vida de Edgar Allan Poe, en sus Narraciones Extraordinarias.-

miércoles, noviembre 02, 2005

Supr



Curioso. Simple. Dramáticamente fugaz.

Con un sólo botón se puede cambiar el curso de la historia, como lo demostró el Enola Gay en su fatídica misión Hiroshima-Nagasaki del 6 de Agosto de 1945. Con un botón se puede ganar una guerra, erradicar pueblos, miles de personas.

También eliminar recuerdos. También comenzar de nuevo, de cero. En blanco.

martes, noviembre 01, 2005

Inteligencia Emocional

Me encuentro revisando un texto de Daniel Goleman, La Inteligencia Emocional, que mi padre me había ya conseguido hace un tiempo, para el curso de Procesos Cognitivos. Considero curioso e importante un pequeño relato japonés que Goleman nos ilustra en la introducción a su capítulo 4, que de alguna u otra manera, resume de una manera sencilla la idea de todo el texto- al menos en gran parte-:

... un belicoso samurai desafió en una oportunidad a un maestro zen a que explicara el concepto de cielo e infierno. Pero el monje respondió con desdén:
- No eres más que un patán. ¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!
Herido en lo más profundo de su ser, el samurai se dejó llevar por la ira, desenvainó su espada y gritó:
- Podría matarte por tu impertinencia.
- Eso -repuso el monje, con calma- es el infierno.
Desconcertado al percibir la verdad en lo que el maestro señalaba con respecto a la furia que lo dominaba, el samurai se serenó, envainó la espada y se inclinó, agradeciendo al monje la lección.
- Y eso -añadió el monje, es el cielo-.


A modo de un somero resumen, podríamos decir que Goleman apuesta por un concepto integral de la inteligencia, no aquella que se limita simplemente al cálculo del CI, sino una mucho más vasta, que incluye diversas inteligencias, de carácter intrapersonal, interpersonal o sociales, pero fundamentalmente adaptativas, es decir, predictoras del éxito.
Parte de la premisa válida de que un gran coeficiente intelectual no necesariamente conlleva a expectar un éxito en la vida profesional, en el campo laboral como en el plano personal, afectivo, social- el CI, en efecto, solo aumenta en un 20% las probabilidades de éxito futuro, según los referentes de Goleman en su libro-.
De este modo, se tocan diversos acápites, como la autoconciencia - es decir, qué tanto nos conocemos y sabemos identificar nuestros sentimientos, nuestros gustos y preferencias, etc.-, el manejo de emociones -el individuo consciente de sí mismo es capaz de ejercer un control sobre la irritabilidad, la ansiedad y la melancolía, etc.-, la automotivación, o la capacidad para dominar las propias emociones en pos de la consecución de un objetivo, que se desprende en un estado de fluidez que posterga la gratificación y contiene la impulsividad, por ejemplo; el reconocimiento de las emociones en los demás y el manejo de las relaciones interpersonales.
Goleman, pues, plantea que existen dos inteligencias, dos mentes: la inteligencia racional y la inteligencia emocional, la primera que se hace evidente en la destreza en lo académico, la segunda que se hace evidente en el plano netamente personal. Ojo, ambas tienen asidero en lo fisiológico: en el lóbulo prefrontal, la primera, y en la amígdala del sistema límbico, la segunda, respectivamente.
Si bien es cierto Goleman indica que la importancia de la inteligencia emocional es mayor que la de la inteligencia racional, académica, o el CI, a secas, la convivencia y relación de estas dos inteligencias es la que indica el mejor nivel de adaptabilidad en la vida. Así mismo, es muy raro que una persona demuestre en extremo una inclinación hacia una de las dos, normalmente tenemos parte de las dos.
Recomendamos, pues, la lectura de este interesante texto, que se vuelve ágil y fácil por la cantidad de ejemplos e ilustraciones - no gráficas, sino ideales, claro está, aunque hay una que otra gráfica- que nos plantea.

Goleman, Daniel. (2000) La Inteligencia Emocional. Buenos Aires: Javier Vergara.