miércoles, diciembre 21, 2005

Astrología y Religión: La Arbitrariedad del 25 de diciembre

Navidad. En este breve ensayo no queremos ir en contra de la religión, ojo, sino, simplemente, demostrar por qué las fechas no son tan importantes. Haremos una breve explicación sobre cómo así se erigió el 25 de diciembre el día en que se conmemora el onomástico de Jesús Cristo. Foto tomada de: http://www.churchforum.org/images/ARC_Navidad2_chica.jpg

La astrología y la religión están íntimamente ligadas, aún ahora.

En los albores de nuestro despertar sapiens, el hombre pudo señalar al cielo y especular. Se cree que Stonehenge fue un observatorio. Muchos otros edificios, colosos y bastiones arcaicos fueron pensados para la astrología y la interpretación. Los egipcios idearon un sistema que les permitía predecir el desborde del Nilo; los babilonios fueron más allá, ideando las primeras constelaciones -agrupaciones forzosas y arbitrarias de estrellas-. En esos tiempos -entre 6,000 y 5,000 años antes de Cristo- determinaron el zodiaco*, las estaciones por donde pasaba el sol en su órbita a la Tierra -sí, apostaban porque la Tierra era el centro del universo-. Estos desfasados y vetustos estudios han sido tomados por los astrólogos modernos, quienes juran que el zodiaco es "real".
* El zodiaco es una especie de franja en el pizarrón celeste por donde "pasa" el sol a través del año. En realidad, la que pasa es la tierra.

Para empezar, no existe evidencia empírica que permita asociar la clarividencia, la premonición, con los astros y el calendario astral -por eso la astrología ni siquiera es considerada pseudociencia con respecto a la astronomía; es decir, como la alquimia frente a la química-. Este calendario astral está desfasado, además, más de 6,000 años, porque los apuntes babilónicos datan de esas fechas, y sabemos que, por la precesión del eje de la Tierra, cada 20,000 años, se repiten, con variaciones pequeñas durante ese lapso. Con esto, cada signo zodiacal -suponiendo que esto fuera real- está corrido aproximadamente 15 días -habiendo pasado, como dijimos, aproximadamente 6,000 años desde los apuntes babilónicos-, y, siguiendo los postulados de los que se basan estos arcanos modernos, se han olvidado de Ofiuco, el décimo tercer signo, que en realidad está ubicado entre Escorpio y Sagitario. Además de eso, los babilonios fueron capaces de descubrir los solsticios y equinoccios del Hemisferio Norte* -lugar donde ellos habitaban-, identificando el 25 de junio como el solsticio de verano y el 25 de diciembre como solsticio de invierno.
* Por hemisferios, los solsticios y equinoccios son exactamente opuestos. Si para el Hemisferio Norte (HN), el solsticio de invierno es el 25 de diciembre, para el Hemisferio Sur (HS) es el solsticio de verano -y viceversa-. Asímismo, si para el HN el equinoccio de primavera es el 25 de marzo, para el HS será el 25 de setiembre.

Hay que recordar, nuevamente, que los babilonios hicieron estos estudios hace más de 6,000 años, y que, por tanto, por la precesión del eje de la tierra -que no se detiene-, estas fechas han cambiado. Por ello, tenemos en el HN, el solsticio de invierno el 21 de diciembre, y el solsticio de verano el 21 de junio, así como el equinoccio de primavera el 21 de marzo y el equinoccio de otoño el 21 de setiembre. Y en el HS, el que nos interesa, porque es donde radicamos, el solsticio de invierno es el 21 de junio -oh, curioso, Inti Raymi*-, y el de verano el 21 de diciembre, mientras que el equinoccio de otoño es el 21 de marzo y el de primavera el 21 de setiembre.
* La astrología está presente en todas las culturas. Los Incas también fueron grandes astrólogos, identificando el día de más calor del año en sus costas, el 21 de junio, conmemorándolo como el día del Dios Sol, el Inti Raymi. Mantengamos esta idea para lo que sigue.

La iglesia católica, necesitada de conmemorar el nacimiento de Jesús con una fecha significativa, no tuvo más brillante idea que atribuir el 25 de diciembre -el solsticio de verano del HN babilónico- a tal fin, no solo confirmando su vinculación animista, pseudocientífica, sino totalmente errada. Por todo lo dicho, si nos basamos en el precepto que ellos utilizaron para elegir la mejor fecha para conmemorar a Jesús, tendríamos que replantearla, por su desface en el tiempo. Tendríamos también, que tener en cuenta que, dado el criterio utilizado, tendrían que haber dos navidades, una para cada hemisferio. Consecuentemente, tendríamos que celebrar navidad el 21 de diciembre en el HN, y el 21 de junio en el Sur, el mismo día del Inti Raymi en nuestro país. Esto demuestra que aún hoy en día, las religiones siguen vinculadas a la astrología. Particularmente en el cristianismo, dado que el nacimiento de la persona más importante de esta doctrina ha sido determinado en base a preceptos arcanos arcaicos.

¿A que voy con todo esto? A la misma idea del post anterior. Lo importante no es la fecha, muchachos, sino el trasfondo. La fecha asignada al nacimiento de Jesús es tan arbitraria como la secuencia sonora ['ga·to] en el español y el animal doméstico felino de nombre científico felis catus. Lo que debe prevalecer es el mensaje: la necesidad de un tiempo en familia, para replantear ciertas cosas, perdonar, compartir, actualizarse mutuamente. Muchas veces el estrés, el trabajo, el árduo trajín van minando las relaciones interpersonales con nuestros allegados más significativos y consanguíneos. Tenemos una fecha cultural importante para aprovecharla en familia y reafianzar estos lazos.

Saludos a todos los chemalectores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El artículo merece mayor investigación.
La cuestión del calendario si que es arbitraria y desfasada. No coincide con los ciclos naturales a los que irremediablemente estamos unidos para poder vivir (siembra y cosecha, mareas, etc.).

Espero pronto nos adaptemos a un sincronario como le llaman, en vez de al calendario, que no coincide con las costumbres y tradiciones del sur.
Así, se podría aprovechar al máximo cada evento ^^

Anónimo dijo...

La Navidad es arbitraria porque la fecha real del nacimiento de Jesucristo se desconoce, pero prefiero celebrarlo en un día que tenga algo de sentido simbólico que dejar la elección de una fecha tan importante para los cristianos al azar.

Inés Martínez-Val